Autor: Daniela Vergara Sandoval Académica de Nutrición y Dietética Universidad San Sebastián
Las frutas se deben consumir con moderación
El verano es un tiempo para disfrutar de una amplia variedad de frutas. Hay algunas con mayor densidad calórica, o sea, con más aporte calórico por gramo. Por ejemplo, las chirimoyas y piñas tienen un mayor aporte calórico comparado con el de las frutillas o manzanas. No debemos restringir aquellas frutas con mayor aporte calórico, sólo controlar la cantidad que se va a consumir en cada ocasión. Las cerezas y uvas, por ejemplo, son conocidas por su capacidad para “hacer engordar”, pero en realidad el problema no es la fruta, sino su consumo exagerado. Por lo tanto, es importante controlar la cantidad.
Actualmente la recomendación es de dos a tres porciones al día, considerando que una porción corresponde a 100 gramos de fruta (parte comestible). Tengamos en cuenta que una porción equivale a una fruta mediana, dos frutas pequeñas (damascos, kiwis, ciruelas) o una taza para los berries. Otra forma práctica de medirlo es considerar que la cantidad de fruta que cabe en la parte cóncava de la palma de la mano es una porción.
En el caso de los niños, las frutas deben incorporarse en la dieta desde el inicio de la alimentación complementaria, es decir, desde los seis meses de edad, de preferencia crudas para mantener intactas las vitaminas que contienen.
No se recomienda ofrecer jugos de frutas, aunque sean naturales, pues el jugo excluye la fibra y otros componentes bioactivos de la fruta que son muy necesarios para la absorción correcta de los nutrientes y son beneficiosos para la salud, además de tener una densidad calórica muy alta.