Autor: Por Martín Romero E.
"Algunos en la derecha creen que van a ganar votos atacando al Gobierno"
Ise le pregunta al historiador Joaquín Fermandois por sus sensaciones sobre los próximos meses, lo suyo no es precisamente el optimismo.
Dice vivir el actual escenario “con algo de angustia por el futuro del país (... ) cuando uno ya es abuelo, piensa en los nietos”. Y es que en medio del ambiente de crisis que ha vivido el Gobierno en las últimas horas, tras su decisión de recurrir al TC para evitar un tercer retiro del 10% de los fondos previsionales, las respuestas del presidente de la Academia Chilena de la Historia y académico de la U.
San Sebastián y de la UC, apuntan a construir la imagen de un Ejecutivo acorralado y con poca habilidad política para salir del enVAUS YWSIO El académico apunta que La tras la crisis surgida por el requerimiento ante el TC por el 10%, debería abocarse en asegurar el proceso institucional hasta marzo de 2022 y reanimar la economía tras la pandemia. Joaquín Fermandois, tuerto. La obsesión de Fermandois es la supervivencia del sistema político acechado (lo deja claro a lo largo de la entrevista) por el despilfarro, la violencia y la inmadurez revolucionaria.
No por nada, en su último libro —«La Democracia en Chile: trayectoria de Sísifo», (UC/ CEP) aparecido en diciembre pasado—, ocupó una frase de Ortega y Gasset: “Chile (... ) parece condenado a que se venga abajo cien veces, lo que con su esfuerzo cien veces elevÓ”. “Hay como un desgranamiento de todas las instituciones y de los comportamientos ciudadanos mínimos, necesarios para establecer esos acuerdos tácitos sin los cuales la civilización no es posible”, dice al final de esta conversación. —¿ El Gobierno acertó en acudir al tC? Uno podría pensar que aquello, más que resolver una dificultad, crea más problemas. —¿ Debiera el Gobierno entregar la oreja y aceptar un parlamentarismo de facto? La retirada de los fondos de pensión, por más que en su origen haya habido un pecado de las AFP, es el peor error que se haya cometido en política social en muchas décadas. Tras estas ofensivas parlamentarias está la idea de desfondar al Estado y livianamente, por temor o por entusiasmo revolucionario, dejar todo en fojas cero, sin recursos adicionales, como tanto país latinoamericano.
Como lo han dicho organismos internacionales, Chile ha sido el país de la región que más recursos ha puesto en gasto social debido a la pandemia. —El historiador (UC) Alfredo Riquelme, dijo que el Gobierno “parece haber A lo que ofrezca el Gobierno, sus adversarios, que son legión, le duplicarán o triplicarán la exigencia amenazando con las penas del infierno”. Salvo la de Arturo Alessandri, es poco común que las segundas presidencias aporten mucho.
Una reelección inmediata en un futuro constitucional sería algo para considerar”. hecho suya la suicida política de “agudizar las ¿ Piensa que La Moneda tiene la fuerza para contener la tormenta que desató su decisión de ir al TC? —Recurrir al TC es un camino legítimo, complicado políticamente por la erosión que ha tenido esa instancia. Gastar los fondos previsionales es en términos económicos y sociales la peor decisión de estas últimas décadas, lo que justifica este recurso.
Ojalá que haya otra carta bajo la manga, entendiendo que las reservas financieras, me parece ver, se agotan; pero cualquiera otra medida sería mejor a la crisis previsional que se nos viene encima. —Hoy el Gobierno enfrenta unas relaciones casi rotas con buena parte de la oposición; el distanciamiento de su coalición y una popularidad por el piso. En ese contexto, ¿tiene las herramientas políticas para hacer valor su posición institucional en el mediano plazo? —Se encuentra asediado. Algunos en la derecha creen que van a ganar votos atacando al Gobierno; pero no lograrán nada. Trágico, porque a consecuencia del estallido y de la pandemia hasta su primera fase, la derecha había salido mejor parada que gran parte de la centroizquierda. Eso se ha desdibujado este año y la derecha muestras los mismos síntomas de atomización, justo cuando debe luchar con dientes y uñas para el tercio electoral, algo que no se ve nada de fácil. La antigua Nueva Mayoría está intimidada y no ha acertado a defender nada, sumándose al cerco, aunque no pocos de ellos se dan perfectamente cuenta de lo resbaladizo de la situación para todos. En una mayoría de los del tipo Frente Amplio y PC, una mezcla de pasión revolucionaria y diversión, factor no pequeño en los procesos revolucionarios, empujan a crear una encrucijada explosiva. La Moneda debe sacar fuerza de su flaqueza y asegurar el proceso institucional hasta traspasar el Gobierno en marzo del 2022; y ojalá reanimar la economía post-pandemia. Hasta el año pasado, por no ser una crisis económica propiamente tal, sino que una paralización inducida por necesidad insoslayable, el tejido económico del país estaba intacto. Ahora, como alo largo del mundo, esto no es fácil de asegurar sin divisar la luz al final del túnel.
Muchas de las vacilaciones gubernativas tienen que ver con estos dilemas. —Tras anuncio de ir al TC, en la noche del martes hubo un caceroleo más o menos ruidoso y, según Carabineros, 24 eventos violentos a nivel nacional. ¿El Gobierno está en condiciones de resistir una presión social en aumento? —A lo que ofrezca el Gobierno, sus adversarios, que son legión, le duplicarán o triplicarán la exigencia amenazando con las penas del infierno. Exigir no cuesta nada. Hay que distinguir dos aspectos.
Uno, que se ha visto que no todos requieren de ayuda (olas de compras de autos, electrodomésticos e inversiones tras los retiros del 10%); pero hay otro sector que sí lo necesita, y debe estar desesperado. Entregarlo en masa vacía las arcas y, ¿cuánto durará la emergencia? Por otro lado, el hacinamiento, dependiendo de qué se trate y de qué se está hablando, es una condición tolerable mientras haya vida normal.
Digo que hay que definir “hacinación” ya que si una familia de cinco vive en 80 metros cuadrados (mi caso hace 50 años), no es nada de otro mundo, salvo claro está, que uno tenga que pasar un año con sucesivos encierros. Otra cosa es, sobre todo en inmigrantes, cuando viven 12 015 personas en esa condición.
Sobre la violencia que usted menciona, por favor, jamás las ha provocado directamente la necesidad económica o el hambre; hay un sector del país que goza, como deporte violento, circo romano, con su ejercicio y muchas veces teniendo al frente una fuerza pública inhibida. ¿Qué más quieren? —¿ Uno podría hablar de cierta confusión generalizada en el Gobierno? Se lo pregunto porque está la sensación de que se mete en conflictos gratuitos: por ejemplo, la polémica sobre el apoyo del ministro de Defensa, Baldo Prokurica, a la carta del Ejército a La Red por “injurias” en una parodia.
Human Rights Watch (HRW) salió a cuestionar ese apoyo y ya se habla de una posible interpelación al ministro. —Como dijo Carlos Peña, las instituciones tienen derecho, y deber, de defenderse y la libertad de prensa es fundamental, aunque alcance contornos nihilistas e irrite. Pero, al igual que con el caso del monumento a Baquedano, debería haber sido primero el Gobierno, quizás por boca del ministro de Defensa, el que saliera en su apoyo. Falta una visión de país; y de régimen. No solo el Gobierno y su sector debería estar preocupado por esto, si se tiene una mínima sensatez. Las instituciones de Defensa no están formadas para polemizar. Faltó que la autoridad del Estado saliera al ruedo.
“La política ha sido el talón de Aquiles de Piñera” —El Frente Amplio; el PC y la directiva del PS, están a favor de una Acusación Constitucional contra el Presidente Piñera, utilizando tonos como que “la situación es insostenible”. El PC, incluso, ha hecho referencia a un “estallido 2021”. ¿El Gobierno debe abrirse a recuperar cierta relación con el parlamento o ese diálogo no tiene vuelta atrás? —Juegan con fuego. Aunque tuviese éxito la acusación, un nuevo Gobierno sería flor de un día. Se formaría una dinámica que haría de su rápida pérdida de legitimidad una sucesión de crisis imparables, como ha sucedido en muchos países latinoamericanos y los de esa categoría tercermundista.
Al final del camino inexorablemente los aguarda un César o un Stalin, entre los cuales habrá que escoger, o que la diosa fortuna nos vaya a asignar; bien puede ser una combinación de ambos en un narco-estado, o en un estado fallido, que es casi lo mismo. Que el Presidente plantee a la oposición que lo dejen gobernar un mínimo en los próximos 11 meses. Va en la conveniencia de (casi) todos, miradas las cosas con serenidad. Que se entienda que en pandemia y caída económica se vive en todas las democracias.
En 1932 hubo suerte que, al caos anterior, le siguió una administración de derecha que institucionalizó la democracia. —En noviembre, usted decía a La Segunda que el Gobierno no podía quedarse “en el inmovilismo ni sumarse al delirio”. Sin embargo, el exministro de Hacienda Ignacio Briones, reconoció que el Gobierno ha “llegado tarde”, por ejemplo, en materia de ayudas para enfrentar la pandemia. ¿Cree que ha habido algo de inmovilismo por parte de La Moneda? —No soy el indicado para pontificar acerca de la viabilidad económica de otras medidas. Si la pandemia hubiese sido de corta duración, probablemente me sumaría a las críticas.
Lo que sí, es que el ímpetu por vaciar las arcas previsionales era previsible y se la debió atajar, aunque fuese a un alto costo. —Es cierto que la desconfianza hacia las instituciones viene desde hace mucho; que la calidad de nuestros parlamentarios es, en el mejor de los casos, discutible; que los partidos están en crisis; pero ¿ cuál cree que es la responsabilidad del Presidente Piñera en el ambiente que se vive hoy? —Salvo la de Arturo Alessandri, es poco común que las segundas presidencias aporten mucho. Una reelección inmediata en un futuro constitucional sería algo para considerar. El Presidente ha sido un gran gestor.
Lo vemos en la vacunación e incluso en la respuesta a la pandemia, ya que algo tan masivo, tan global, para el que la ciencia, como siempre, ha sido debe buscar respuestas a tientas, nadie lo ha hecho mejor.
La política ha sido, en cambio, el talón de Aquiles. —En una entrevista para el diario El País de España señalaba que “todavía está en peligro la democracia chilena”. Con lo que estamos viendo en los últimos días, ¿ese peligro se incrementa? —Sin duda, porque la crisis política que emerge en estas circunstancias en todas las democracias, aquí vino a la cola del “estallido”. Sigue siendo una carga.
Como lo dije, en Chile no faltan los que encuentran su vocación en movilizarse con violencia y/o sabotear la gestión gubernamental. —¿Esta es la más grave crisis política desde 1973 o sería una exageración plantearlo así? A la contundente aprobación del retiro del 10% en el Senado, en las últimas horas algunos gremios han hablado de paros. —Sería exagerado relacionarlo ahora con 1973, pero como que se encamina hacia allá, en cierto plazo. Lo de los trabajadores me parece una bravuconada y sería caer en el chantaje más vil, en esas mafias asociadas a la política, como las del cine negro de los 40 y 50.