Autor: Por Tomás Basaure E.
"En la cárcel te das cuenta que en personas malas se esconde un corazón"
Enseñó poesía a internos de la CAS como Claudio Spiniak, Jorge Lavandero y líderes narcos. Hoy la encargada cultural de 3xi organiza proyectos sociales. Urante ocho años, Andrea Brandes, abogada y gestora cultural, recorrió los pasillos de la Cárcel de Alta Seguridad. Los controles de gendarmería se convirtieron en parte de su rutina. Una vez a la semana, de nueve de la mañana a cinco de la tarde, dictó clases de poesía a los internos del penal. Lo hizo en una sala con pupitres de madera, iluminada por tubos fluorescentes y una sola ventana cerca del techo, con barrotes. De entrar a dictar el taller tenías alguna noción sobre la CAS y la vida en su interior? -No, nada. Para mí era una realidad absolutamente lejana. No tenía ni una idea -dice desde su casa, a través de una videollamada por Zoom. Brandes lleva casi una hora sentada frente al computador porque antes expuso en el Encuentro Nacional de la Empresa, ENADE.
En la sesión “Cultura: Pilar de integración y cohesión”, Brandes resumió en diez minutos su temporada de clases en la cárcel, la muestra “Los muros de Chile”, que en 2018 llevó al MAC de Quinta Normal junto al artista suizo-alemán Louis von Adelsheim, y los proyectos que ahora gestiona junto a la Corporación 3xi. Su vida siempre ha sido así: de un lado a otro interactuando con el mundo empresarial y el artístico, algo que ha sido una experiencia “súper buena”, dice. Estudió muy joven Derecho, pero nunca ejerció. Después se fue a Europa, conoció a su esposo y se casaron. “Fuimos a Suiza, Alemania, Bolivia y Chile”, enumera. De vuelta en el país, durante los 90 trabajó por 10 años en la empresa privada: “Tenía mayor relación con el área económica. Estuve en directorios de algunas empresas y fui derivando a estos proyectos sociales”. Satisfecha con todo lo que ha hecho cuenta que hoy tiene tres hijas y tres nietos. Y un gato que la hará pararse en un momento de la entrevista.
Entrar a la cárcel En 2005, Brandes tenía un Blogspot donde publicaba relatos y poemas con títulos como “Sueños a corto plazo” o “Vi pelear a los leones”. “Me reía harto escribiéndolos”, recuerda y agrega que se le da con mayor facilidad la métrica. “Me gusta que exista este pie forzado porque tratando de hacer que calce un verso, aparece una palabra que no tenía nada que ver con lo que estabas buscando.
Lo bonito es el ejercicio de escribir, más allá del resultado”. Andrea Brandes, abogada y gestora cultural: Lo que se omite siempre en la cultura penal es hablar de las víctimas y del mal causado”. No sabemos dónde estamos parados. Tenemos que fortalecer nuestra identidad poética”. Pedro Arellano, de la fundación Desafío de Humanidad, leyó algunos de sus escritos y la contactó. Quería que narrara la historia de un interno. El proyecto no prosperó, pero ella quiso hacer algo más. Llamó a Gendarmería hasta que el director de la CAS la recibió. “Fue como un pequeño milagro. Nos pusimos a conversar, le conté del proyecto, me firmó y ahí me quedé”, recuerda. Durante los años de clases recibió a casi 200 alumnos entre los que se cuentan Jorge Lavandero y Claudio Spiniak (ambos condenados por cometer delitos sexuales contra menores), líderes de bandas narcotraficantes y asesinos. Se dividían en tres grupos de 15 personas en los que estudiaban a Rilke, Whitman, Goethe, Mistral, Huidobro, Neruda, Zurita y más. -¿ Qué tal fue el primer día de clases?-Ay, fue terrible para mí. O sea, imagínate el dolor de guata y ver aparecer a estos 15 hombres que tampoco sabían a lo que venían.
Me di cuenta que los niveles educativos entre los alumnos eran muy dispares, había personas con estudios universitarios y doctorados, y había personas que apenas sabían leer y escribir. -¿ Cómo se enseña poesía cuando hay tantas diferencias? -Creo que enseñar poesía es lo que precisamente corresponde cuando hay un nivel dispar porque la poesía opera a nivel simbólico. Personas que pueden tener poca formación, pero son sensibles e inteligentes, entienden en la medida que se analiza el poema. Además, no sólo leíamos poesía, ellos escribían.
Temas similares entre los alumnos? ¿ Qué era lo que más se enunciaba y lo que más se omitía? -Al principio eran todos recurrentes y tenían que ver con la ausencia, la familia, el amor perdido, cosas muy íntimas. Y lo que se omite siempre en la cultura penal es hablar de las víctimas y del mal causado. Me daba cuenta que había una cortina impenetrable, que los presos en la cultura carcelaria no hablan de sus víctimas. -¿ Y en los ocho años de talleres alguien te habló sobre ello? -Sí. Van pasando cosas que las personas deconstruyen solas.
Cuando ocurre esa toma de conciencia del tremendo daño causado, te das cuenta que, finalmente, se pueden modificar conductas, que es lo que le pasó a mucha gente del taller. -¿ Cómo fue desarrollándose la actitud de ellos hacia ti? -Fue siempre de mucho respeto y de un cariño muy fino. Teníamos una relación cercana, pero formal, siempre tratándonos de usted, llena de humor, muy bonita. Y se pudo construir porque estaba muy pendiente de que la clase no se me escapara. Generalmente, ellos no se comunicaban entre sí porque afuera tenían conflictos. La vida en la cárcel es muy ruda.
Me di cuenta de ciertas lógicas y de los rituales carcelarios, del lenguaje de la prisión. -En una entrevista mencionaste Que tus alumnos “se conectan con un espacio íntimo que no sabían que tenían”. ¿Cómo lo hiciste para llegar a ese lugar tan personal de cada uno, incluyendo a personas como Claudio Spiniak o Jorge Lavandero? -Ese curso era un ecosistema en sí mismo. Estos hombres llegaban en otro modo, se permitían pensamientos y emociones que fuera del taller no se los permitían.
No sé si conoces la cultura de la cárcel, pero ellos siempre tienen un grupo de pertenencia al que le llaman la "carreta”. Sin embargo, ellos mismos después hicieron lo que llamaron la Mesa del Té Club, donde se sentaban todos juntos. -¿ Los delitos por los que estaban condenados el empresario o el ex parlamentario eran mirados con otros ojos por parte de las mismas personas que asistían al taller? -Creo que fue cambiando. Lógicamente, la población penal al principio estigmatizó a estos personajes, pero yo me acuerdo haberles explicado que acá adentro somos todos iguales. Entonces, esa cuestión fue cambiando y, finalmente, eran parte del grupo. -¿ Pero aún así ellos eran más reservados?-No, la verdad es que no. Ellos también se integraron. Ahora, el ex senador Lavandero salió como al tercer año que yo estaba haciendo clases. No así Claudio Spiniak que siguió hasta el final. Los ocho años en el taller? -Yo creo que sí. Pero prefiero no entrar en ese tema, porque él se duele mucho cuando lo mencionan y él siente... es un tema que tiene con la prensa. Yo prefiero nunca hablar de él. Derribar los muros Cuando se acabaron los talleres, Brandes comenzó a trabajar en un proyecto que después presentaría en el Museo de Arte Contemporáneo. Allí se conectó con 3xi, corporación integrada por la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), la Comunidad de Organizaciones Solidarias (COS), entre otras. Hoy, ella está a cargo de su área de Arte y Cultura. Durante cuatro años, ella y el artista Louis von Adelsheim recopilaron entrevistas y filmaciones de los internos de la cárcel de Valparaíso.
“Los muros de Chile” se exhibió en 2018, un trabajo que mezclaba videoinstalaciones y poemas de las personas privadas de libertad. -Desde que realizaste la investigación, ¿ qué cambios observas en la realidad carcelaria chilena? -Yo en la realidad carcelaria chilena no veo muchos cambios, pero sí veo un cambio en la forma en que se está tratando el tema de la cárcel. -¿ Los muros se podrían entender como prejuicios? Los construimos incluso antes de conocer a la otra persona. -Absolutamente. Y en el caso de la población penal es muy difícil llegar a conocerlos. -¿Derribaste prejuicios durante estos años? -Sí, muchos.
Te das cuenta que de repente en personas que en un principio te parecen hoscas o, en otro sentido de la palabra, malas, se esconde un corazón que no es así, un intelecto portentoso o una capacidad de solidaridad muy grande. El paraíso Brandes asegura que durante el 2020 la pandemia no afectó su capacidad gestora. Conmovida por sus efectos negativos, como la desprotección en que quedaron muchos artistas, convocó a un concurso de poesía. “Pedí una reunión con el Parque del Recuerdo, les conté y se embarcaron”, relata. Siendo optimista, esperaba que llegaran unos 200 textos. La convocatoria estuvo abierta entre el 9 y el 31 de julio, y su difusión fue a través de las facultades de Letras de las universidades, organizaciones, radios comunales y la Bío-Bío. El resultado fue impresionante. Al concurso Poesía en Viaje llegaron más de 1.700 trabajos, uno cada cinco minutos antes del cierre, según la gestora. “El dolor era casi comunitario.
Era un tono profundo y triste, pero no desesperanzador”, comenta sobre las obras recibidas y destaca una idea en particular: “Pude identificar una ausencia de la religiosidad tradicional”. -¿ Hoy dónde está parado Chile si no lo hace en la religiosidad? -Yo creo que no sabemos dónde estamos parados. Tenemos que fortalecer nuestra identidad cultural, para poder pararnos en esta hermandad.
En nuestra identidad geo-poética que es tan fuerte. -¿ Qué poetas y poemas te han permitido sobrellevar estos tiempos tan turbulentos? -Hay uno de Borges que se llama “Adam Cast Forth”: “¿ Hubo un Jardín o fue el Jardín un sueño? / Lento en la vaga luz, me he preguntado, / casi como un consuelo, si el pasado / de que este Adán, hoy mísero, era dueño, / no fue sino una mágica impostura / de aquel Dios que soñé”. Me he preguntado si este pasado realmente existió, donde íbamos para todos lados.
Y, por supuesto, recuerdo esta situación y pienso en mis alumnos, que muchos siguen presos. -¿ Antes había un paraíso? ¿ Cómo era tu vida antes de la pandemia? -He podido ir construyendo algo en dirección a un paraíso, pero que no es el paraíso de la vida perfecta, porque he sido más feliz en la medida en que me he ido acercando a necesidades casi dramáticas de la gente. -¿ En qué consiste “Cantar un sueño y soñar un canto”? -Es un concurso de 3xi y pretendemos hacer algo similar a los poemas. Queremos convocar a toda la gente para que cante y envíe su video. Además, estamos trabajando con Juntos por la Infancia en un programa de arte con los niños del Sename.