La vegetación seca se controla con la diversidad de especies del bosque
La distinta vegetación que compone el bosque, la sequía y el cambio climático potencian la peligrosidad que puede tener el material combustible seco acumulado. Que se reduzca es una tarea de largo plazo. N Chile, cada año se queman en E promedio 50 mil hectáreas de bosques y pastizales. Pero por la sequía, esta temporada se espera que ese número esté entre las 70 mil y las 120 mil hectáreas. El cambio climático debería hacer de esto una tendencia, por lo que todas las medidas, a corto y largo plazo, son necesarias. Por ello el Centro de Cambio Global UC y el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad CAPES-UC realizaron un seminario sobre la ecología del fuego y el cambio climático. Jaime Baeza, académico de la Universidad de Alicante e investigador del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), ambos en España, expuso sobre la experiencia que han tenido en la comunidad valenciana. Falta de control que en esa zona la industria forestal dejó de explotar los bosques. Mientras las especies nativas volvieron a colonizar el área, también aumentó considerablemente el combustible inflamable por la falta de manejo del bosque. Pero esta no sería la única razón. “Al parecer, los bosques de mayor madurez (el equivalente al bosque nativo de Chile) tienen menor riesgo de sufrir incendios”, continúa. Su capacidad superior para mantener la humedad y la generación reducida de combustible (árboles muertos, y hojas y ramas secas) serían las razones de ello. Así, agrega, es posible que el bosque nativo chileno y las zonas protegidas también tengan una defensa mayor ante el fuego que las plantaciones forestales. Definir qué especies plantar, mezclando las que son más y menos inflamables, sería una estrategia para acotar las áreas donde un incendio se puede descontrolar. Cómo evoluciona el bosque en el tiempo es otra forma de manejar los incendios. Esto no solo por el tipo de especies y de generación de material seco, sino también porque la capacidad de regeneración tras un siniestro cambia mucho, dice el experto.
“Tanto la severidad de los incendios como su recurrencia están provocando que se pierda la estructura de los bosques”, dice Víctor Santana, académico de la Universidad de Alicante e investigador del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), ambos en España, y que también participó en el seminario. Donde antes habían mayoritariamente árboles ahora están apareciendo arbustos, los que son más propensos a los incendios. Tratar de recuperar la estructura inicial sería clave. Si a eso se suma el cambio de régimen de las lluvias (lo que está pasando en Chile), el bosque también pierde diversidad. “Además, hemos visto que en incendios ocurridos después de una sequía severa, la regeneración del bosque, sobre todo las especies que rebrotan, no tiene el mismo vigor”, dice. Determinar qué especies se debilitan menos por la sequía y pueden sobrellevar mejor un incendio será clave. La resiliencia de las especies al cambio climático se vuelve otro factor a considerar. “Las medidas que se pueden sacar de todas estas conclusiones son más bien a largo plazo.
Además, dada la variabilidad del bosque chileno que es afectado por los incendios, no se puede prescribir una sola receta que impacte globalmente”, dice Horacio Gilabert, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Universidad Católica y que también expuso en el seminario. Resultados preliminares de un trabajo con simulaciones apuntan a que los incendios en las plantaciones forestales tenderían a ser más extensos. Se necesitan más datos para confirmar lo encontrado. Por esto el arma de batalla principal para la temporada de incendios que está por comenzar sigue siendo la prevención. Según datos de Conaf, el 99,7 % de los siniestros son causados por el ser humano. Nuevos enfoques para disminuir los incendios: