Ex Cárcel de Isla Teja: el Monumento Nacional que sirvió de prisión política
En febrero de 20168, el Consejo de Monumentos Nacionales emitió la declaratoria para el recinto del que ahora se vuelve a hablar gracias a un libro sobre los años del gobierno militar y de quienes estuvieron tras las rejas. Daniel Navarrete Alvear daniel. Navarreteoaustralvaldivia. cl eatriz Brinkmann había B llegado a Valdivia en 1985 desde Marburg, Alemania. Luego de una década en Europa, se integró al Instituto Alemán como profesora, ala Asociación Gremial de Educadores de Chile y se volvió activista por los derechos humanos. En aquel período del gobierno militar. Igualmente participó en el trabajo clandestino del Partido Comunista, hasta que fue detenida en 1986. En septiembre de ese año se produjo el atentado a Augusto Pinochet. En represalia, decenas de miembros de partidos de izquierda comenzaron a ser detenidos en todo Chile. En Valdivia, Río Bueno y Los Lagos, el operativo fue liderado por agentes de la Central Nacional de Informaciones. Brinkmann fue llevada al cuartel de la CNI en calle Pérez Rosales N? 764 y luego a la Cárcel de Isla Teja, en calle Los Pelúes, donde ya se venía escribiendo otra historia.
LA CONSTRUCCIÓN El recinto penitenciario de cuatro pisos, levantado sobre una superficie de 29.069 metros cuadrados en base a ladrillo, hormigón y acero, había sido inaugurado en 1973 con unaceremoniía previa en febrero (para mostrar los avances de las obras) y otra en julio. Con capacidad para 240 prisioneros, era la solución ideal para descongestionar la otrora cárcel que funcionaba en calle General Lagos y que tenía 270 presos. Pero terminó siendo el lugar de confluencia de reos comunes y presos políticos ingresados mayoritariamente durante dos períodos: 1973 a1978 y 1986 a 1991. Así está consignado en el Decreto N” 97 de 2018 del Consejo de Monumentos Nacionales, documento que además certifica a la ex cárcel como Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico. Actualmente es un sitio de memoria y existen al menos dos proyectos elaborados por arquitectos Uach con miras a readecuar el lugar como un centro de interpretación. MEMORIAS Hace tres años, la Agrupación de Ex Presos Políticos y Familiares de Valdivia encabezó los esfuerzos por levantar el expediente exigido para lograr la declaratoria. Se hizo un trabajo con académicos y alumnos de la carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales Uach. Participaron diversos colaboradores, además de quienes estuvieron recluidos. De esta forma, se reconstruyó la figura de la cárcel y su función en los años de dictadura; y se trajeron de vuelta los recuerdos de años Oscuros. Parte de ese material es la base del libro “Memorias de la prisión política en Valdivia 1973-1991” escrito por Beatriz Brinkmann. La obra fue publicada por Arte Sonoro Austral Ediciones, con recursos de la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, a través del Programa Memoria y Derechos Humanos. En ella, hay información relacionada al Chile de la Unidad Popular, a la elección presidencial de Salvador Allende y las razones del golpe de Estado.
También se habla del inicio de la prisión política en 1973 y de en 1986; y de las actividades carcelarias más frecuentes y de cómo era la relación con la población penal que había cometido delitos de diversa índole. “Al principio, la tarea parecía sencilla: sacar los datos del expediente y ponerlos en el libro.
Pero a medida que avanzábamos en la revisión dela información, nos percatamos de “A medida que avanzábamos en la revisión de la información, nos percatamos de que era necesario abordar la historia desde otro punto de vista. Por ello, más que ser la historia de la ex cárcel, es la historia de muchos que estuvimos ahí”. Beatriz Brinkmann Profesora Que era necesario abordar la historia desde otro punto de vista. Por ello, más que ser la historia de la ex cárcel, es la historia de muchos que estuvimos ahí”, dice Brinkmann.
Y agrega: “De los testimonios también surgieron cosas interesantes, como por ejemplo la relación con los reos comunes, con los gendarmes y los dramas de nuestros familiares que nos buscaban y que no entendían porqué terminamos encarcelados”. En el recinto fueron recluidos el periodista Juan Yilorm, el dirigente vecinal Genaro Pérez, el intendente Sandor Arancibia, el alcalde Luis Díaz, el médico Hernán Bahamondes (director del Hospital Regional); y el jefe zonal de Indap, Nelson González, entre otros profesionales de una extensa lista. En el libro se relata: “A medida que avanzaba el tiempo, el hacinamiento en la cárcel fue cada vez mayor.
En el edificio de cuatro pisos que albergaba a los prisioneros de sexo masculino había dos hileras de siete celdas con puertas de rejas ubicadas frente a frente y separadas por un pasillo en cada uno de los pisos.
Cada celda tenía literas para cuatro personas (... ) en cada celda fueron hacinados 12,15 y hasta 18 presos políticos, otros debieron dormir en los pasillos y baños, y no pocos fueron ubicados en el tercer piso junto a reos comunes”. El encierro era entre las 17 horas y las 8 de la mañana.
Para pasar el tiempo algunos aprovechaban los talleres de confección de artesanías en madera, cualquier libro que estuviera disponible e incluso, la opción de organizar charlas de distintas especialidades, dictadas por académicos de las universidades Técnica del Estado y Austral de Chile, que estaban detenidos. Entre 1974 y 1975 disminuyó la cantidad de presos políticos ingresados a la ex cárcel. Incluso se logró la aprobación de gendarmería para construir un galpón adyacente al edificio de las celdas, lo que permitió evitar situaciones de conflicto con los reos comunes. El lugar se concretó con recursos de la Cruz Roja Internacional.
MUJERES Y FAMILIARES Junto con contar su historia, Beatriz Brinkmann también aborda en el libro las penurias de otras mujeres como por ejemplo Leda Santibáñez, Eliana Horwitz, Edita Pérez, Alba Silva, Edelmira Carrillo y Yolanda Ávila. Y el calvario de los familiares.
“Nosólo los detenidos y encarcelados sufrieron el impacto traumático de la represión política sino también sus familiares más directos y cercanos: padres, parejas e hijos (... ) sufrían el estigma de tener un familiar preso político, lo que implicaba aislamiento social y generalmente tenía también consecuencias laborales negativas”, explica en el libro. DESDE ADENTRO Septiembre de 1986 está consignado en la publicación como la fecha de un nuevo incremento de la prisión política en la ex cárcel. Es también la fecha del encarcelamiento de Brinkmann, acusada de participar en una supuesta internación dearmas con apoyo extranjero eincluso de haber oficiado por varios años como traductora privada de Fidel Castro. Mientras pasaba sus días en el recinto carcelario local, en Marburg se ponía en marcha la “Iniciativa libertad para Beatriz Brinkmann” encabezada por su amiga Ulrike Alms-Hartwig, integrante del Comité de Solidaridad con Chile.
Dela realidad tras las rejas y en comparación a lo que se vivió en 1973, explica: “La vida carcelaria de los prisioneros políticos había ido registrando cambios, especialmente producto desu organización interna (... ) a pesar de ser un grupo relativamente reducido, los presos políticos del 86” también estuvieron hacinados”. En la publicación, además se consigna: “En ese tiempo había dos patios y dos galpones: el galpón 1 era el grande que había existido siempre y en el cual permanecían los reos más conflictivos; el galpón 2 había sido construido en 1975 para los presos políticos y que ahora también era utilizado por presos comunes”. Finalmente y luego de un año de presión internacional, la profesora fue liberada. Se le ofreció la libertad bajo fianza, pero con la condición de abandonar el país. En septiembre de 1987 fue trasladada hasta el aeropuerto de Pichoy, para abordar un vuelo a Santiago y luego a Frankfurt. Hacia 1990, cuando Patricio Aylwin era el nuevo Presidente de Chile, en la cárcel de Isla Teja aún se encontraban seis presos políticos. EL REGRESO El recinto carcelario funcionó como tal hasta 2007, año en que los internos fueron trasladados hasta la cárcel del sector Llancahue. Seis años más tarde, la Coordinadora Memoria y Derechos Humanos de Valdivia organizó la primera visita al maltrecho edificio, en el marco delas actividades conmemorativas por las cuatro décadas del golpe militar. “En esa oportunidad se pudo constatar que el edificio estaba siendo desmantelado: habían desparecido las latas de Zinc que cubrían el techo y también las rejas de fierro en las puertas y ventanas.
Algo similar estaba ocurriendo con el galpón de los talleres, motivo por el cual la Secretaría Regional Ministerial de Bienes Nacionales de la Región de Los Ríos inició una investigación sobre el estado de estos bienes patrimoniales”. Deahíen más y junto con la creación de la Mesa de Derechos Humanos, coordinada por el Gobierno Regional, se hizo una jornada de reflexión llamada “Memorias de la ex Cárcel de Isla Teja”. Y con posterioridad, se comenzó a trabajar en laidea desolicitar al Consejo de Monumentos Nacionales la declaratoria. La última vez que Beatriz Brinkmann volvió a la ex cárcel fue el viernes 10 de enero de 2020, alas 11 horas.
Lo hizo para presentar su libro en compañía de Róbinson Silva (director de la Carrera de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales Uach) y Pablo Seguel (profesional de la Comisión de Patrimonio Histórico del Consejo de Monumentos Nacionales). El evento fue en uno de los galpones, en compañía de quienes estuvieron encarcelados y de los miembros de la Agrupación de Ex Presos Políticos y Familiares de Valdivia, que preside Pedro Mella. (43 1986 al recinto penitenciario. La liberaron y partió al exilio un año más tarde. At la de Isla Teja fue concebida como una cárcel orientada a la reinserción social. Actualmente, en el lugar funciona un Centro de Educación y Trabajo. Tiene un régimen semi abierto para quienes fueron previamente seleccionados en el complejo penitenciario de Llancahue. El centro tiene una capacidad para 60 personas, quienes trabajan cumpliendo horarios, responsabilidades y reciben una remuneración por ello. Entre las opciones de desarrollo profesional se cuentan cultivo hortícola e hidroponía, trabajo en madera, servicios generales oaseo y estructuras metálicas. También está el área de panadería, que produce cerca de 4.500 kilos mensuales de pan para diversos clientes. 240 10 A del libro financiado con recursos del Ministerio de las AA CO EEN Patrimonio. Llancahue.
E De “Memorias de la prisión política en Valdivia 19731991” hay 500 ejemplares con planes de ser distribuidos en bibliotecas de las comunas de Los Ríos y de la Universidad Austral de Chile, también en servicios públicos. “Este libro fue hecho paralos más jóvenes, para que puedan informase sobre una época que no vivieron y que de seguro no han podido conocer como realmente fue”, dice Beatriz Brinkmann. Y agrega: “No fue fácil hacer el libro, porque meterse en algunos temas fue emocionalmente muy duro. En cierta forma, implicó volver a vivir aquellos días de la dictadura, sin embargo siento que era algo importante de hacer para poder contar las cosas como realmente ocurrieron. Estamos muy contentos con el resultado final.
Nuestro libro es un acercamiento a los seres humanos que estuvieron presos, pasando con ello a formar parte de la historia de la cárcel”. Pedro Mella, presidente de la Agrupación de Ex Presos Políticos y Familiares de Valdivia, también destaca el valor de la publicación y los esfuerEL PROPÓSITO DE UNA OBRA ENS Es 300 AE La idea es distribuirlas en TES EA material de apoyo para zos hechos para que la ex cárcel fuera declarada Monumento Nacional. “Para el Día del Patrimonio nos visitó mucha más gente de lo que pensábamos.
Nos dimos cuenta que hay mucho interés por el lugar y por asumirlo y entenderlo como un sitio de memoria, sobre cosas que no deben volver a ocurrir”. Actualmente, la agrupación tiene en marcha un plan permanente de visitas guiadas al recinto penitenciario. Han recibido delegaciones de estudiantes de enseñanza media de La Unión y Valdivia, previo aun trabajo en aula.