Autor: Carolina Méndez
“Estoy muy orgulloso de haberme educado en la escasez”
Antonio Errázuriz, presidente de la CChC El nuevo timonel del gremio de la construcción, que asumió el cargo en medio de la pandemia, sabe de adversidades. Enviudó con dos hijos y debió aportar a la economía familiar tempranamente. Hoy dice: “Aprendí a pararme y a saber luchar”. Ntonio Errázuriz (67) sostiene en su mano derecha un auto en miniatura de la colección que guarda en su casa de Lo Barnechea.
Con un pequeño McLaren rojo en su agrietada palma comenta en tono calmo: “En las pistas, en la vida y en el gremio de la construcción solo pienso en ir adelante”. El ingeniero civil de la UC corre en su Volkswagen Golf MKI, fabricado en 1981. Hace dos décadas pertenece al Club de Automóviles Sport Vitacura (CASV). Con esta agrupación participa en las diez competencias que se organizan anualmente por todo Chile. “Yo mismo he estado en la preparación de mi auto con una mecánica Totalmente moderna. Está acondicionado para las carreras. Recorremos circuitos relativamente cortos que pueden alcanzar 175 kilómetros por hora. El éxito en la competición pasa por un alto grado de concentración y ser consistente vuelta a vuelta. Cuando me bajo del auto quedo dos días con una sensación maravillosa en el cuerpo”. Errázuriz ve con un "razonable optimismo" el escenario para su sector.
Estos dos meses a la cabeza de uno de los gremios más importantes del país (con 2.900 socios entre personas naturales y jurídicas) han sido intensos. "Más allá de la pandemia no olvidemos que a partir del 18 de octubre en la construcción tuvimos un menor inicio de nuevas obras y una paRalización importante de las que estaban en desarrollo. En el peak, entre abril y agosto, hubo más de 900 obras paralizadas. Eso significó 400 mil puestos de trabajo perdidos.
Hablamos de pérdidas asociadas al orden de los US$2.400 millones que están absorbiendo las empresas”. Y prosigue: “Sin embargo, viene el compromiso que han mostrado los socios con el cuidado de la salud de los trabajadores.
Además, de la decisión de las autoridades para asegurar la continuidad de las obras de construcción, algo clave para volver a crear empleo”. Antes de asumir como presidente conocía de cerca la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), creada en 1951. Es socio de este organismo hace doce años y Como empresarios lamentablemente hemos debido tomar duras decisiones, como suspender y hasta desvincular trabajadores. Espero podamos volver a contratarlos pronto”. Tal como lo han hecho otros países, me parece natural que el derecho a la vivienda sea parte de la discusión constitucional. Todo será resultado del diálogo que tengamos como sociedad”. Fue vicepresidente de su área social entre 2018 y 2020. En esta labor apoyó el bienestar de los trabajadores de la construcción y sus familias a través del Consejo Social de la entidad gremial.
“Crear empleo y contribuir al desarrollo de las personas está en mi ADN”. Errázuriz, quien fue director de la Mutual de Seguridad (entre 2016 y 2018), es uno de los tres socios dela constructora Mas Errázuriz, fundada hace 38 años. Una compañía dedicada a ejecutar obras asociadas a la industria minera, de energía e infraestructura de mediana y gran envergadura. “Por la pandemia algunos de nuestros proyectos se han visto detenidos y otros han tenido un lento reinicio. Como empresarios lamentablemente hemos debido tomar duras decisiones, como suspender y hasta desvincular trabajadores. Espero podamos volver a contratarlos pronto”. -¿ Por qué aceptó asumir el mando de este gremio considerando que la construcción chilena se ha visto duramente golpeada por el covid-19? -Me gustan los desafíos. Ante la difícil situación que estaba viviendo Chile era mucho más cómodo ser un espectador. A mi edad, podía decir: quiero dedicarme más a mis cosas y a mi familia. Mi aporte es hacer que las cosas pasen, contribuyendo a crear empleo en el país.
Apoyar al desarrollo de esta industri apara que sea sustentable a partir de la responsabilidad social empresarial. -¿ Cómo se ha sentido en su rol de líder gremial en cuanto a las negociaciones con el sector político? -Mi estilo como presidente es práctico. He sido empresario toda mi vida y mi enfoque es que los proyectos se materialicen. Puedo contribuir a construir puentes entre las autoridades relacionadas y crear confianzas. Soy de centro derecha y nunca he estado inscrito en ningún partido político. Me guardo mi opción en la votación del plebiscito constitucional. Como gremio debemos velar por la salud de los trabajadores, reiniciar las obras, generar empleo e impulsar la paz social.
De aquí para delante hay que construir las bases de una buena Constitución para todos los chilenos. -El ministro de Vivienda y Urbanismo Felipe Ward dice que en la redacción de una nueva carta fundamental se abre la oportunidad para el acceso universal al techo. ¿Cómo anticipa el derecho a la vivienda en este debate público? -Tal como lo han hecho otros países, me parece natural que el derecho a la vivienda sea parte de la discusión constitucional. Todo será resultado del diálogo que tengamos como sociedad. En Chile tenemos un déficit habitacional importante, que se evidenció con la pandemia. Esto aumentó el hacinamiento, los campamentos y las tomas.
Para hacerle frente a esta dramática realidad debemos profundizar la colaboración entre el sector público y el privado para así garantizar el acceso a la vivienda. -Del plan “Paso a Paso Chile se ReCupera”, que considera US$ 34 mil millones, un 90 por ciento vaa obras de construcción; ¿ Cuál es el rol de su Cámara en este plan? -Nuestro desafío más grande, a raíz de la pandemia, es que todas las grúas vuelvan a operar. El segundo es apoyar este plan de reactivación del gobierno. Nuestra Cámara siempre ha estado disponible a cooperar con el Ministerio de Obras Públicas y las autoridades. Apoyándolos a identificar los cuellos de botella que atenten contra este potente plan de inversiones. Generado por el ministerio de Obras Públicas, de Transportes y de Vivienda, creará 250 mil empleos para los próximos dos años. Hoy esta millonaria cifra se han traducido en licitaciones del orden de los US$600 millones de dólares. No es fácil licitar este tremendo monto, pues obras de gran tamaño requieren de una demorosa tramitación. Los ministerios tendrán una tarea importante para transformar estos US$ 34 mil millones en licitaciones en el corto plazo.
“Un Antonio de antes y otro del después” Errázuriz es el cuarto de doce hermanos (seis hombres y seis mujeres). De niño solía perderse largas horas en medio de las 250 hectáreas del fundo Tuniche (al sur de Graneros y a doce kilómetros de Rancagua). En este predio con una amplia casona de adobe se crió hasta los catorce años. “Era muy aficionado a la mecánica y desde los diez años mi pasión era manejar tractores. Todos los veranos los pasaba arriba de esas máquinas haciendo labores agrícolas. Mis vacaciones eran trabajar, era lo máximo”, recuerda. En los años sesenta y tantos, el “choclón” se instaló en Santiago. Antonio y sus hermanos entraron al colegio Los Padres Franceses de Alameda. En la capital su padre trabajó como representante de una empresa de insumos para la industria nera. Arrendaron a una casa en Carlos Antúnez, (Providencia); después se cambiaron al barrio El Golf. “Que cupiéramos catorce no era nada fácil”. -¿ Cómo fue crecer entre tantos hermanos?-En una familia grande, y con pocos medios como la nuestra, se crea un sentido de responsabilidad. Toda mi niñez y juventud pasé apreturas económicas. Estoy muy orgulloso de haberme educado en la escasez. Si de adolescente quería salir a fiestas, hacía pololos y reparaba autos, así me las arreglaba. Mi madre era una gran dueña de casa que aportaba en la economía familiar. En el campo ella era muy activa en la cría de animales y nos hacía los uniformes. A los 48 años Errázuriz quedó viudo. Sus hijos Antonio y Diego tenían 18 y 16 años, respectivamente.
Recién egresado de ingeniería civil y con 25 años se casó con María de la Luz Zañartu, (pedagoga en historia) quien falleció a los 41 años a raíz de un cáncer óseo que la acompañó 18 años. En su memoria un grupo de amigos levantó en 1998 la fundación “María de la Luz”. Una organización colaboradora del Sename que apoya en la protección y formación a niños vulnerados en sus derechos. Dos años después de esta pérdida, el empresario, (hoy con tres nietos), se casó con Bettina Gildemeister, también viuda, quien tenía tres niños pequeños. El matrimonio tuvo dos hijos. “La vida me regaló una segunda oportunidad. Le agradezco a Dios haber podido formar esta maravillosa familia donde entre todos sumamos siete hijos”. -¿ De qué manera vivió la larga enfermedad de su mujer? -Fueron años muy dolorosos. Para mí lo más duro fue cuando recién casado, y recién nacido mi hijo mayor, descubrimos que mi señora tenía un cáncer. Comenzó con una molestia en una pierna y ahí vino la cadena de exámenes. Le vino un cáncer óseo con metástasis varias. Cuando partí enfrentando esta situación tenía 25 años y no tenía los medios. Me endeudé para acudir a los mejores especialistas. A veces uno va ganando las batallas, pero al final la guerra se pierde. Es un ir y venir con constantes recaídas. -¿ Qué lección sacó de este episodio?-A partir de esta situación me hice más fuerte y más grande. Aprendí a pararme y a saber luchar. Hay un Antonio de antes y otro del después. Hoy puedo enfrentar las dificultades de la vida con otra mirada. Conviví con una mujer extraordinaria como María de la Luz, quien siempre estuvo preocupada por los demás; su bondad marcó su paso por la tierra. Ella tomó las grandes dificultades de su vida con una sabiduría impresionante. -¿ Y cómo se rearmó? Viví una situación dura, pero en la vida todo pasa. Me tuve que reconstruir en un momento determinado basado en la fe en Dios quien puso en mi camino a Bettina. A partir de nuestro matrimonio, y los hijos que llegaron, todo lo doloroso se comenzó a transformar en un recuerdo. Aprendí también a entregar un mensaje de esperanza a quienes han pasado lo que yo viví. Por eso me pareció relevante visitar a la viuda del cabo segundo de Carabineros Eugenio Nain, asesinado en Padre Las Casas. Fui a ofrecerle nuestras condolencias a nombre de todos los socios de la Cámara. Esto nos dio la oportunidad de entregarle a su familia un apoyo muy puntual que necesitaba.
Además, en pocas palabras le dije: “Pídale a Dios que le dé paz y tenga claro que tarde o temprano, este dolor irá pasando”. En cuenta su experiencia, debe haber sido un momento muy fuerte para usted. -Sí, yo tengo el cuero duro en eso, pero fue muy doloroso. La viuda es una niña de 22 años que está partiendo la vida y que le suceda algo como esto, no hay palabras. Cuesta comprender que a alguien que eligió una profesión como cuidar a los chilenos, le pase algo así.