Autor: Jaime González Colville. Academia Chilena de la Historia
Mujeres del Maule (o cercanas) en sus infinitos afanes
Clementina de la Vega de Ibáñez, escritora y animadora de la vida cultural de San Javier en el siglo XX Poeta y escritora, nació en San Javier el 15 de febrero de 1888 y falleció en esta ciudad el 13 de agosto de 1959. Se le considera una de las más notables escritoras de la zona. Sus poemas, bellos, plenos de sensibilidad e inspiración, fueron publicados en los periódicos locales, donde obtuvo fama de mujer culta.
A su hogar en Junta Viejas de San Javier, formado junto a su esposo don Augusto Ibáñez, llegaban los más destacados escritores de la primera mitad del siglo XX como Mariano Latorre, Jerónimo Lagos Lisboa y Jorge González Bastías, entre otros. Fue directora de la revista femenina editada en Linares, llamada “Eufrosina” y que circuló en Linares entre 1949 y 1951. Primeras damas de la República, humildes lavanderas o costureras, maestras, educadoras, escritoras, defensoras de sus derechos, con vocación de servicio. Las hay quienes dejaron atrás una cómoda vida para abrazar órdenes religiosas tan austeras como las Carmelitas Descalzas, donde hicieron voto de pobreza de por vida. Defensoras de los derechos humanos en época álgidas y riesgosas, todas inmersas de fervor y entusiasmo en sus orientaciones vitales.
Sin embargo, la palabra “olvidada” o un piadoso “poco recordada”, nos trae a la realidad de que, pese a todo, hay un trasfondo oscuro donde las biografías de estas mujeres (y sin lugar a dudas las de otras) se han extraviado.
Eufrosina Navarro de Chacón, fiel colaboradora de su esposo, el investigador Julio Chacón del Campo Nacida: en Lolol en 1906 y fallecida en Santiago en 1946, esposa y noble colaboradora del investigador linarense Julio Chacón del Campo. Integró la Sociedad Linarense de Historia y Geografía, fundada en 1916 y que publicó numerosos libros sobre la historia de Linares.
A su muerte, don Julio Chacón editó la revista Eufrosina (cuyo retrato se ve en la portada de la fotografía) dedicada a la mujer y que circuló en Linares y la zona entre 1949 y 1951. De igual forma se esculpió un busto en su memoria, actualmente en la Biblioteca Manuel Francisco Mesa Seco de Linares.
Graciela Letelier Velasco, primera dama del Presidente Carlos Ibáñez del campo Vinculada al Maule y a Pelarco, donde su familia tiene hasta hoy propiedades, se dice que su padre don Ricardo Letelier Silva, de tendencia conservadora, no miró con buenos ojos, al principio, el matrimonio de su hija con el militar, encaramado de manera un tanto audaz en el sillón presidencial.
El pololeo desde la Moneda, con flores y galanteos, concluyó con el matrimonio el 3 de diciembre de 1927, a solo meses de terciarse su esposo la banda del poder y que fue todo un acontecimiento social en Santiago.
Convertida en primera dama, impulsó algunos programas para alimentación de los niños de las escuelas, que intensificaría en el segundo período de su marido con la fundación de Cema Chile, en 1954, además de otras organizaciones de ayuda a las familias de escasos recursos. También impulsó, en 1929, la construcción del Palacio de Cerro Castillo en Viña del Mar. Los biógrafos del presidente Ibáñez la señalan como el poder en las sombras del mandatario, aun cuando su gestión fue grandemente humanitaria y solidaria. Murió en Santiago el 4 de septiembre de 1969.
En las imágenes, el día de su matrimonio y en sus últimos años Victoria Correa Ariztía (1877-1964), amor al prójimo por sobre todas las cosas Vinculada a familias longavianas, destacó por su gran belleza y amplias obras de filantropía, dejando gran parte de su fortuna a obras de beneficencia de Linares, Concepción y Parral. Vivió casi toda su vida, que se extendió por casi un siglo, en sus tierras longavianas.
Emilia Pincheira Oyarzún (Mila Oyarzun) esposa de Januario Espinosa y defensora de los derechos humanos Nació en Concepción en 1912, hija del destacado profesor linarense y rector del Liceo de Concepción, Aníbal Pincheira y Toro, estudió medicina hasta quinto año, carrera que debió abandonar por su delicada salud. Muy joven, se convirtió en la segunda esposa de Januario Espinosa, casi treinta y cinco años mayor que ella y a quien acompañó hasta su muerte en 1946. Publicó un elogiado libro de poesía, “Las Esquinas del Viento”, de 1941. Perteneció a la Sociedad de Escritores y otros organismos similares. Recorrió Europa en representación de Chile, asistiendo a congresos culturales. Publicó tres obras más, dos poéticas y una novela.
Tras los sucesos del 11 de septiembre de 1973, y pese a su deteriorada salud —estaba casi invalidaformó parte de la defensa de los derechos humanos, en una ejemplar y esforzada labor, junto a Clotario Blest, Máximo Pacheco y Jaime Castillo Velasco. Es una de las fundadoras de la Comisión Chilena de los Derechos Humanos en 1978. A su muerte en 1982, se propuso instituir un Premio a la Defensa de los Derechos Humanos que llevara su nombre. Gladys Thein, poeta y luchadora por los derechos de la mujer Su verdadero nombre era Tegualda Pino Barrios. Nació en Curicó en 1911. Tras estudios en el Liceo 3 de Santiago trabajó en la Biblioteca Nacional y luego en la prestigiosa Editorial Nascimento. Sin embargo, Andrés Sabella la ubica como profesora de Castellano. Tomó el seudónimo de Gladys Thein. Fundó la editorial Tegualda, que publicó una serie de libros muy valiosos de autores como Alberto Cabero, María Flora Yánez, entre otros.
Entre 1934 y 1939 fue directora de la revista Acción Femenina (que circuló entre 1922 y 1939 defendiendo los derechos de la mujer). En sus artículos abogó por el divorció y el acceso de la mujer a la vida pública en forma similar a los hombres. Fue en este aspecto una adelantada feminista de su época y debe ubicarse entre las grandes luchadoras de ese siglo.
Como poeta, publicó nueve libros, de gran sentido lírico, entre 1932, “Corolas de Cristal, y 1950, “Poesía, Selección”. De Chile dijo “Tal vez nadie me entienda: pero habré de gritarles: ¡ Hubo una vez un pueblo, milagro de la Tierra!”. Murió en Buenos res en 1969. La despreocupada sociedad talquina de 1920 La joven Olga Donoso ofrece una recepción a sus amigas, en su casa de la Alameda de Talca. Son los años 20 y en la capital maulina se editaba la olvidada revista “Siluetas”, que circuló entre 1919 y 1925. En sus páginas, la elite piducana contó sus afanes y quehaceres, junto a poemas, cuentos, concursos y fotografías de los patriarcas de la zona. Fue la primera expresión femenina y juvenil de la época. Familia chilena de 1900. El mate, la máquina de coser y el marido aparte con el hijo varón. La revista “Pluma y Lápiz” de 1900, dirigida por el talquino Marcial Cabrera Guerra, publicó esta fotografía de una familia chilena de la aurora del siglo XX. La jefa del hogar sorbe un mate, otra mujer fuma, las dos pequeñas hijas intentan, una, aprender a coser y la otra vigila la tetera del brasero. A la derecha una canasta con ropa, al fondo, el marido y el hijo varón juegan naipes. Todo el ambiente es en grises. Gladys Marín Millie, luchadora de insobornables ideas y convicciones Gladys del Carmen Marín Millie, nacida en Curepto en 1938. De esforzado origen, se graduó de profesora normalista. Muy joven fue electa presidenta de la Federación de Estudiantes de ese plantel. Ingresó a la Juventudes Comunistas en 1958, siendo elegida secretaria general. Diputada en 1965 por el 2” Distrito de Santiago, reelecta en 1969 y 1973. Tras el 11 de septiembre de 1973 pasó a la clandestinidad, asilándose en la embajada de los Países Bajos en Santiago. Después de varios meses obtuvo salvoconducto para salir del país. Volvió clandestinamente a Chile en 1978. Con el retorno de la democracia fue candidata a senadora en 1997, no logrando ser electa. En 1998 presentó una querella contra el general Augusto Pinochet que significó el largo procesamiento del ex gobernante. Fue candidata presidencial en 1999 obteniendo el 3.19 de los sufragios. Aquejada de un tumor cerebral y tras varias intervenciones, falleció en Santiago el 6 de marzo del 2005. A su sepelio asistieron representantes de todos los partidos políticos, reconociéndose la profunda adhesión a sus convicciones y el carácter luchador que le acompañó toda su vida. Casó con Jorge Muñoz, detenido desaparecido en 1976, enlace del que nacieron dos hijos, Rodrigo y Alvaro. Las lavanderas, principios del siglo XX En todas las ciudades y campos de Chile las lavanderas eran las mujeres que dedicaron su vida a lavar la ropa de otros.
Con una artesa, tabla y escobilla para restregar, utilizando extracto de quillay primero y luego jabones hoy desaparecidos (como el “Popeye” desde 1929 y más tarde el “Gringo”) e hirviendo la ropa en tarros calentados mediante leña, esta tarea sacrificada, esforzada y eterna en su quehacer, la conocieron los familiares de Gabriela Mistral, Pablo Neruda y numerosos políticos y destacados hombres de la política y la sociedad del país. Las nuevas técnicas y el desarrollo de elementos adelantados, hicieron desaparecer este oficio que fue de importancia y muy requerido en el pasado. María De La Cruz Toledo, pudo ser la Eva Perón Chilena, pero... María de la Cruz Toledo, política chilena de gran figuración en los años 50, nació en Chimbarongo en 1912. Entre sus referencias se le otorga la profesión de escritora.
En sus registros aparecen cuatro libros, de corte literario y sin referencias a la política (“Humanidad, Poemas”, 1938, “Transparencias del Alma”, 1940, "Alba de Oro, Poemas” -canciones de Ilusión-, 1941 y “Suprema Cita”, novela, de 1944). En 1947, junto a Amanda Labarca, Elena Caffarena y Angélica Matte inició un movimiento por los derechos civiles y políticos de la mujer. Fundó el Partido Femenino Chileno en 1946, que se extinguiría en 1956, para defender los derechos políticos de las mujeres. Obtuvo el voto femenino en 1949 y el movimiento contó con veintisiete mil miembros. En la candidatura presidencial de Ibáñez del Campo en 1952 ejerció un papel protagónico y decisivo, con una fácil y atrayente oratoria, llegándose a compararla con Eva Perón, quien brillaba en Argentina. Ibáñez le ofreció el Ministerio de Educación, pero María de la Cruz lo rechazó y asumió Teresa del Canto. Fue candidata a senadora en 1953 por Cartagena, el Tabo y Valparaíso. Obtuvo 107.585 votos contra 68.350 de su más cercano contendor. Es la primera senadora de Chile. Sin embargo, un contrabando de relojes desde Argentina y el recibir dinero para su partido desde el peronismo, hizo que fuera desaforada, injustamente según algunos, seis meses después de asumir. Desde entonces dejó de tener figuración pública. Falleció el 1 de septiembre de 1995.
Leonor y Genoveva Urzua Cruzat, pedagogas, escritoras y miembros de una familia de intelectuales y creadores de Curicó Esta familia de maestras, escritoras e intelectuales estaba conformada, además de Leonor (1868 - 1924) y Genoveva por Susana, Deyanira y Domingo Urzúa Cruzat, este último hizo infructuosos esfuerzos a fines del siglo XIX por lograr apoyo para construir un submarino diseñado por él y que finalmente no logró concretar. Las hermanas Urzúa Cruzat iniciaron su fecunda tarea docente fundando un Liceo para Señoritas en Curicó en 1892, donde se educaron muchas niñas de esa ciudad, incluyendo asignaturas como higiene, moral y urbanidad.
Para incentivar el cultivo de las letras, abrieron la Academia Literaria Mercedes Marín de Solar en 1896 y un año más tarde, dieron a la publicidad la revista “La Mujer”, que circuló en 10 números hasta 1897, para lo cual incluso adquieren una pequeña prensa. Leonor publicó varios libros de creación y de tipo didáctico y, en general, su labor por la educación regional y nacional es destacada y notable.
Religiosas Sara Quintana Aylwin (izquierda) y Graciela Encina Sommers, del lujo de una vida acomodada al hábito de las carmelitas descalzas Sara Quintana Aylwin era hija del Ministro de Corte y prohombre de San Javier don Angel Custodio Quintana Lineros. Pero nada impidió (ni viajes u otras prebendas) que su hija se hiciera novicia de la austera orden religiosa de las Carmelitas Descalzas de Talca, donde permaneció toda su vida. Igual camino siguió Graciela Encina Sommers, perteneciente a las patricias familias Encina y Armanet de Loncomilla. Hicieron voto de pobreza y lo cumplieron con plena fidelidad y devoción. María Ester Aldunate del Campo (o Rosita Serrano) cantante y actriz chilena, de amistades peligrosas en la Alemania de los años cuarenta María Ester Aldunate del Campo nació en Quilpué en 1912. Su madre Sofía del Campo de la Fuente era soprano de renombre y a su lado viajó por Europa, logrando ser rápidamente reconocida por su voz y talento.
Se presentó en el Teatro de Berlín en 1936 donde fue ovacionada por su “belleza latina”. Logró dominar el alemán y se le llamó el “Ruiseñor Chileno”. Cercana al entorno de la jerarquía nazi, tomó parte en películas con cuantiosas ganancias. Sin embargo, en 1940 dio conciertos en favor de judíos y daneses refugiados en Suecia, lo cual le provocó la animadversión de los oficiales nazis. No obstante, esta sombra de su relación con el nazismo la persiguió siempre. Cambió su nombre a Rosita Serrano para evadir esa carga. Con vinculaciones en el Maule, especialmente en Villa Alegre, volvió a Chile en 1991 en precarias condiciones económicas. Aun cuando pudo recomponer su carrera, esta vez su adhesión al régimen militar opacó su trayectoria. Al margen de lo descrito, es una de las voces más talentosas de la lírica del mundo y está injustamente olvidada. Falleció en Santiago el 6 de abril de 1997.
Zoraida Pozo Silva, reina de las Fiestas de la Primavera de Talca en 1920, con un apreciable fin social En 1920 llegan por primera vez -y formalmentelas Fiestas de la Primavera a Talca y a las restantes ciudades. Miradas con desconfianza por los padres, no todos aceptaron, de buenas a primera, el lucimiento de sus hijas. Pero, al lado del acento frivolo, estas actividades tenían un trasfondo social: los recursos iban a las escuelas más desposeídas, a las instituciones de beneficencia u hogares de ancianos.
La bella joven Zoraida Pozo Silva, de 18 años y miembro de antiguas familias del Piduco se ciñó la corona ese año, en el que emergía la “cuestión social” en la elección de don Arturo Alessandri. Mercedes Valdés Cuevas, primera dama del presidente Barros Luco y benefactora de Linares Doña Mercedes nació en Santiago en 1826. Muy joven casó con don Ramón Barros Luco, bastantes años mayor que ella. Al adquirir su esposo el fundo Santa Rosa en Retiro (en ese entonces “Rinconada de Parral”), no vaciló en dejar la vida santiaguina para radicarse en la zona.
Mujer de fortuna, pero profundamente católica y caritativa, fue la fundadora de la Parroquia San Ramón de Retiro (en homenaje a su marido, que no era muy creyente) y la de Nuestra Señora de la Esperanza de Panimávida, erigida por decreto de su esposo en 1913, quien ejerció la presidencia del país entre 1910 y 1915. Además, apadrinó escuelas, creó instituciones de bien público y destacó por un notable carácter filantrópico. Falleció en Santiago en 1926, dejando legados para hospitales y beneficencia de la capital. Sin embargo, ninguna calle de Retiro ni de la provincia de Linares lleva su nombre.
Para lograr la mejor imagen: alumnas del Liceo de Niñas de Linares en 1926 En el patio del viejo Liceo de Niñas, bajo la atenta mirada de la profesora Fredosobinda Ramos, las chicas alistan la cartulina, afinan el lápiz y tratan de lograr el mejor dibujo del modelo que tienen ante sí. Con atención, simetría en la fila, perfectamente ordenadas, el anónimo fotógrafo inmortalizo aquel instante para siempre.
Mujeres de los pioneros gremios de las costureras y sastres de Talca marchan enarbolando sus estandartes en 1901 La fundación en Talca del periódico “El Artesanos” el 11 de noviembre de 1866 es el primer atisbo de la pugna social que iría emergiendo y consolidándose a lo largo de los años de ese siglo y comienzos del XX.
Los trabajadores talquinos, los artesanos y quienes laboran en pequeñas industrias y manufacturas, anuncian una gran rebelión rechazando las prédicas de la Iglesia que trataba de apaciguar las protestas y morigerar las peticiones en contra de los propietarios de las empresas locales... Los líderes de esa época, en Santiago, hablan de salarios, jornada de trabajo, derecho a la salud, escuelas para los hijos.
Un editorial de “El Artesanos” de 1866 decía, con vehemente firmeza: “Nosotros los artesanos de Talca, que más o menos empezamos a abrir los ojos sobre ese asunto (social) hemos recibido con feliz oportunidad la revelación de que esas verdades no nos eran del todo desconocidas”. En esta imagen, envueltas en sus chales, anónimas mujeres con rostro decidido empiezan a caminar por la senda de las reivindicaciones... ¿Lejano atisbo del “estallido social”? Sara del Campo Yávar, primera dama del presidente Montt, conocida como la “reina mora” Sara del Campo Yávar, esposa del Presidente Pedro Montt, con quien casó en 1881, nació en Santiago en 1855. Su padre, Evaristo del Campo, descendía de familias cauqueninas y representó a esa zona como diputado suplente entre 1870 y 1873. Al ser electo mandatario su marido, en 1906, doña Sara fue la primera mujer en participar activamente en política. Intervino en las combinaciones ministeriales y no pocos secretarios de estado dejaron sus cargos por su influencia. Su cultura, desenvoltura y personalidad le hicieron ser llamada la “reina mora”, apelativo que se le dio en las fiestas celebratorias del Centenario en Buenos Aires, donde concurrió con su esposo en 1910. Tras la muerte de su cónyuge, mantuvo su preeminencia, asistiendo a reuniones sociales, donde su palabra era oída con gran respeto por sus atinados juicios. Fue una de las primeras en oponerse al divorcio y el sentido laico de la enseñanza. Falleció en Santiago en 1942. Winnét de Rokha, la aguerrida esposa del poeta Pablo de Rokha Nació en 1892 como Luisa Anabalón Sanderson, hija de un oficial de ejército. Su abuelo fue un notable sabio y traductor. En 1914 Pablo recibió un poema de esta chica veinteañera con el seudónimo de Juana Inés de la Cruz. Aun cuando el autor de Licantén la trató con poca amabilidad, le atrajo la belleza de la niña. Dos años después se casaron y ella adopta su nuevo nombre. Nacen siete hijos, varios de trágica existencia. Winétt destacó en la poesía, la pintura y la actividad gremial con otros escritores. Editó el periódico “Multitud”, cuyo lema era “Por el pan, la paz y la libertad del mundo”, que tuvo gran difusión, incluso internacional. Ella acompañó con gran nobleza al carismático autor. En 1944 el Presidente Juan Antonio Ríos le nombró embajador cultural en América, ocasión que les permitió recorrer muchos países. Pero la elección de González Videla y la Ley de Defensa de la Democracia no les permitió retornar a Chile. Sin embargo, ante la seguridad que nada existía en contra de ellos, vuelven en 1949. Winétt enfermó de cáncer y no puede sobrevivir a la enfermedad falleciendo el 7 de agosto de 1951, causando un enorme pesar en Pablo que, talvez, no le abandonó nunca. Ese mismo año De Rokha publicó la antología “Suma y Destino”, con la obra total de su esposa.