Autor: OSCAR VALENZUELA
Ingeniera civil oceánica investiga por qué playa de Rapa Nui se está achicando
Campo laboral Ingeniería Civil Oceánica se imparte sólo en la Universidad de Valparaíso. Dura 12 semestres y al año entran entre 15 a 20 alumnos.
Cuenta con distintas áreas, por ejemplo la construcción de rompeolas o molos de abrigo (en ese sentido la carrera contiene a la ingeniería marítima); impacto de fenómenos naturales en las playas; diseño de obras submarinas y gestión portuaria.
“Los egresados se pueden desempeñar en consultoras, tanto en Chile como en el extranjero; en el sistema público, en puertos y en salmonicultura”, detalla Felipe Caselli, director de la carrera, quien agrega que no se imparte en muchos países: en México existe como pregrado y en Argentina como posgrado. Desde hace algunos años, el mar parece tragarse a la característica arena rojiza de Ovahe Pamela Averill tenía 13 años cuando llegó a vivir a Rapa Nui.
Hoy, a los 31 años, sabe que la playa Ovahe -ubicada al nororiente de la isla ya no es la misma. "Conozco cómo eran las dimensiones de la playa antiguamente y cómo se ha ido perdiendo sedimento, se ha ido achicando”, explica Pamela, quien ahora ve Ovahe con otros ojos, luego de titularse de ingeniera civil oceánica en la Universidad de Valparaíso.
Cuando dice sedimento se refiere a la arena, que en Ovahe es de tonalidad rojiza, al estar conformada de elementos volcánicos y coral. "La playa es pequeña, no tiene más de 150 metros de largo; la isla no tiene grandes playas, pero esta es la segunda más importante después de Anakena”, precisa. En 2020 Pamela tenía listo un puesto en una empresa en Viña del Mar, pero la pandemia dejó en pausa todos los proyectos. Por ese motivo, además de su embarazo, decidió quedarse en Rapa Nui y desde enero comenzó a trabajar en el departamento de obras municipales. Entre sus tareas está monitorear qué pasa en Ovahe junto a un equipo de especialistas. “Aparte de ser muy bonita, la playa sirve como mecanismo de protección costera a un cerro posterior. Al ir disminuyendo el sedimento, el cerro se encuentra expuesto al oleaje y presenta una mayor tasa de erosión. Por eso nace la iniciativa de estudiar la playa”, indica. Ya comenzaron las primeras mediciones de un plan que debería durar al menos un año. “Hay que saber cómo se comporta la arena ante cualquier elemento de oleaje en distintas estaciones del año, aparte del transporte de sedimento y mecánica de suelo. Teniendo esos datos recién se puede hacer una intervención”, comenta. La ingeniera aclara que en forma cíclica las playas crecen en verano y se reducen en invierno, pero en este caso no ha retomado su tamaño normal. “En invierno la mitad de la playa se va y quedan puras rocas, y eso no sucedía en los últimos 20 años.
Conversando con gente de más edad dice que en los Medición de corrientes y oleajes son algunas especialidades que se estudia en la carrera. años 60 pasó lo mismo y volvió a recuperarse la playa”, afirma, por lo que entre las hipótesis a verificar está si puede deberse a un fenómeno que ocurre cada cierta cantidad de tiempo.
Buceo como complemento Pamela dice que un complemento para su trabajo es que cuenta con certificación de buzo comercial, pasión que no ha parado desde que tomó un curso electivo de buceo en segundo año de la universidad. “Cuando una persona se mete al mar y sabe cómo es bajo el agua se amplía la mente, porque el mar es bien difícil de entender”, advierte. Recomienda a los futuros ingenieros oceánicos que se atrevan a explorar bajo la superficie. “Por lo menos que tengan una certificación básica. Estando bajo el agua me daba cuenta de muchos de los fenómenos que estudiamos.
Á veces es difícil entenderlos cuando te los muestran en un papel lleno de números; es distinto a ver realmente cómo se comportan las corrientes, cómo se mueve el oleaje, las partículas que van disminuyendo su movimiento a través de la profundidad”, asegura.