Autor: Isabel Frías Periodista U.C.
La RAE reitera rechazo a idioma inclusivo
“Este famoso lenguaje inclusivo ¿ es una jerigonza o un galimatías?”. Esa fue el la pregunta que un ciudadano cualquiera le formuló a la Real Academia Española (RAE), abriendo nuevamente sobre la discusión pública sobre la aceptación y rechazo que provoca esta nueva tendencia cultural surgida a partir de un amplio abanico de nuevas orientaciones sexuales. Discusión a la que, de buena gana, se sumaron los movimientos feministas de todos los países, logrando imponer “de facto” la mención a tres tipos de géneros, al menos en algunos circuitos.
El organismo rector del idioma oficial —hablado en toda la región de lberoamérica— no eludió la interrogante planteada a través de la red social Twitter y aprovechó esa consulta para volver a reiterar su posición sobre el denominado “lenguaje inclusivo”, que supone cambiar la letra “o” por la “e” en la finalización de términos como “todos” a “todes”. Aunque ya había fijado esta posición el año pasado, la RAE consideró oportuno volver a recordar que se opone a estas expresiones y alteraciones del lenguaje utilizado en las naciones hispanoparlantes, ya que su labor consiste en velar “por el buen uso y la unidad del español, patrimonio común de 585 millones de personas”. En la respuesta al usuario, la RAE explicó que lo correcto es evitar es el uso genérico del masculino gramatical, aun cuando por sí mismo “no supone discriminación sexista”. “Lo que comúnmente se ha dado en llamar “lenguaje inclusivo” es —afirmóun conjunto de estrategias que tienen por objeto evitar el uso genérico del masculino gramatical, mecanismo firmemente asentado en la lengua y que no supone discriminación sexista alguna”, respondió la RAE por Twitter.
Esta precisión pública vuelve a polemizar sobre la cual manifestó en diciembre del año pasado, cuando intentó zanjar las presiones que no está imponiendo el ciudadano común, parcialmente ajeno a la controversia de fondo, sino que se relaciona con profesionales de las ciencias sociales y que son promotores de diversas causas culturales.
En esa última ocasión, la Academia salió a responder la pregunta de cómo decir “chicos” en idioma inclusivo, cuando alguien quiere mencionar a personas que se identifican con una minoría sexual: “El uso de la letra “e” como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues al masculino gramatical ('chicos') ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género”, escribió en su cuenta oficial de Twitter. El tema de estos nuevos usos verbales han provisto de una batería de constantes chistes e intervenciones digitales (memes) en las redes sociales.
Sin embargo, el asunto ha ido escalando en su relevancia debido, en primer término al acceso masivo a internet y redes sociales, donde el idioma español suele perder muchas batallas frente a la mala ortografía muy extendida, las abreviaciones de palabras cotidianas, anglicanismos improvisados y también de inventos o improvisaciones creativas.
En segundo término, la RAE compite con un fenómeno cultural que lideran muchos académicos, pero particularmente académicas que enfatizan de esa manera su compromiso con poner de relieve las discriminaciones hacia la mujer, donde incluyen también al idioma español porque, aseguran, tiende a invisibilizar esa identidad y género. Esta discusión es totalmente pertinente por el momento que vive Chile, con la primera Convención Constitucional en pleno trabajo desde hace más de tres meses. Allí se habla no solo de escribir una nueva constitución paritaria, con inclusión de minorías y pueblos originarios, sino que algunos constituyentes creen que debe ser redactada con un nuevo lenguaje comunitario, que sea inclusivo. Bajo este escenario local es atingente recordar que, en enero de 2020, en España se habló de cambiar los textos de la Constitución de ese país según los nuevos usos en boga.
Y la RAE zanjó cualquier polémica de la siguiente manera: “El lenguaje utilizado en la Constitución es claro e inteligible, y a pesar del tiempo transcurrido desde la redacción del texto, no plantea en la actualidad problemas serios de interpretación literal. No hay, pues, razones gramaticales ni de inteligibilidad semántica que obliguen a modificar su redacción”. E S AA ENEE AT TA RAN
Resumen
El organismo rector del idioma oficial —hablado en toda la región de lberoamérica— no eludió la interrogante planteada a través de la red social Twitter y aprovechó esa consulta para volver a reiterar su posición sobre el denominado “lenguaje inclusivo”, que supone cambiar la letra “o” por la “e” en la finalización de términos como “todos” a “todes”., “Lo que comúnmente se ha dado en llamar “lenguaje inclusivo” es —afirmó- un conjunto de estrategias que tienen por objeto evitar el uso genérico del masculino gramatical, mecanismo firmemente asentado en la lengua y que no supone discriminación sexista alguna”, respondió la RAE por Twitter., En esa última ocasión, la Academia salió a responder la pregunta de cómo decir “chicos” en idioma inclusivo, cuando alguien quiere mencionar a personas que se identifican con una minoría sexual: “El uso de la letra “e” como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues al masculino gramatical ('chicos') ya cumple esa función como término no marcado de la
oposición de género”, escribió en su cuenta oficial de Twitter.
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