Restricción vehicular
Señor Director: Le sugiero a mi amigo Louis de Grange que realice una nueva revisión de la literatura.
Varios trabajos recientes muestran que restricciones vehiculares bien diseñadas, esto es, que eximen a vehículos más limpios (como hizo Santiago en 1993) o aquellos que pagan un pase diario (como hizo Bogotá en 2021) pueden ser beneficiosas. Ver, por ejemplo, Barahona-Gallego-Montero (2020, REStud) para lo primero, y Montero-Sepúlveda-Basso (2024, en revisión para JEEA) para lo segundo.
Estoy de acuerdo con De Grange en cuanto a que existen instrumentos mejores, particularmente los basados en precios (incluyendo subir el precio a estacionamientos en zonas determinadas). Pero en la medida en que los hacedores de política pública insistan con las restricciones, uno debiera empujar para su buen diseño, no para su eliminación. Y en eso comparto con él que la actual política de restricción que rige Santiago está obsoleta. Tal como dije en un momento, el año de construcción que determina la eximición no debiera estar fijo, como sucede hoy, sino cambiar con el correr de los años. JUAN-PABLO MONTERO PUC, Aalto-Helsinki, ISCT