Fallece Marta Cruz-Coke, incansable defensora del patrimonio nacional
El gran objetivo de Marta Cruz-Coke Madrid fue hacer de Chile algo mejor y con proyección real hacia el futuro. Trabajó intensamente para ello, defendiendo la cultura en su más amplio espectro y luchando a brazo partido por el patrimonio nacional, al que definía como fuente de seguridad e identidad. Fue una mujer activa que se autodefinía "de armas tomar" y "sin pelos en la lengua" a la hora de dar cuenta de aquello que estaba siendo lesivo para el avance del país. La noticia de su deceso la entregó su hija Marta Lagos. Su sobrino, el senador Luciano Cruz-Coke, agregó que su tía murió en el sueño, sin complicaciones graves de salud, si bien estaba afectada en su visión. Sus funerales se efectuarán hoy en la parroquia San Francisco de Sales, Vitacura, a las 15:00 horas. El Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, lamentó su partida, destacando su papel de pionero en la promoción de la cultura patrimonial del país. Nació en 1923, hija del candidato conservador a la Presidencia de Chile en 1946, el senador y médico Eduardo Cruz-Coke, y de Marta Madrid Arellano. Fue esposa de Gustavo Lagos, ministro de Justicia durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, con quien tuvo tres hijos (María Isabel, Gustavo y Marta) y durante su vida protagonizó varios hitos fundacionales.
Así como fue directora del Colegio La Maisonnette y la primera mujer en asumir la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), también fue miembro fundadora de la Asociación de Gestores y Administradores Culturales de Chile (Adcultura) y de las corporaciones del Patrimonio Cultural de Chile, Amigos del Patrimonio Cultural de San Francisco y la Corporación del Patrimonio Religioso y Cultural de Chile.
Es autora de una extensa semblanza biográfica de su padre (Procultura, 2015) Dio la PAA a los 45 años Estudió en el desaparecido colegio Jeanne D'Arc, una experiencia que la marcó profundamente, porque, según rememoraba, si bien en su época este establecimiento no contaba con exámenes válidos, "me entregó una educación humanista de primer nivel. El colegio me marcó en su libertad. ¡Estudiábamos apologética! Mis compañeras eran muy intelectuales". "Siempre quise estudiar, pero mi colegio no tenía exámenes válidos. Me casé con Gustavo y nos fuimos a Estados Unidos, donde vivimos cuatro años. Pero allí me di cuenta de que no podía ingresar a ninguna universidad, salvo a cursos, porque no tenía un título.
Y me dije: `Esto no me vuelve a pasar'. Después nos fuimos a Buenos Aires, donde estuvimos otros cuatro años; mi marido era el director del Instituto de Integración de América Latina, creado por el BID. Durante el gobierno de Frei Montalva se abrió la opción de dar exámenes válidos ante el Ministerio de Educación. Al volver, tomé una decisión irrevocable: estudiaría en la universidad. A mis 45 años, con tres niños y 21 años de casada". Con espíritu inquebrantable, en 1968 rindió la Prueba de Aptitud Académica. Le fue bien.
Pensó en estudiar Arquitectura, "pero mi base matemática era nula". Aterrizó en Pedagogía en Filosofía en la Universidad Católica: sacó la carrera entre 1969 y 1973, mientras sus hijos crecían y su marido era el ministro de Justicia de Eduardo Frei. El 24 de enero de 1974 se tituló de profesora de Educación Media en Filosofía. Desafíos modernizadores Fue esa pasión lectora la que la llevó, en 1993, a asumir la dirección de la Dibam, en reemplazo del historiador Sergio Villalobos. "Nosotros nos conocíamos mucho con el Presidente (Patricio) Aylwin. Era muy amigo de mi marido. Fue muy simpático, porque él me llamó por teléfono y me dijo: `Le estoy ofreciendo este cargo, pero quiero decirle que es un cacho'. Y era un cacho.
Me nombró porque tenía una tremenda presión de nombrar a mujeres, que empezó con la llegada de la democracia". El "cacho" ofrecido por Aylwin terminó siendo un gran honor, pues a los 70 años Marta se convirtió en la primera presidenta en la historia de la Dibam. Allí se encontró con una "colección de instituciones patrimoniales que se habían quedado en el siglo XIX" y que era necesario renovar completamente.
Inició así un período de desafíos modernizadores y de decisiones que, en su momento, generaron revuelo y resistencia incluso entre los mismos funcionarios de la entidad. "Con Clara Budnik, que fue mi gran aliada esos años, nos preguntábamos si dejamos el dinosaurio como está; es decir, llegar a las 9:00 de la mañana e irse a las cinco de la tarde, o nos metíamos de verdad con el dinosaurio Y así lo hicimos", relató en 2012 a "El Mercurio". Una de sus características personales más distintivas fue su tesón por posicionar a las mujeres en igualdad de oportunidades que los hombres. Decía que sus predecesores habían sido "intelectuales connotados, hombres que administraron muy bien la biblioteca. Pero no eran mujeres, y nosotras tenemos un genio organizativo único que nos viene porque desde siempre hemos lidiado con lo doméstico.
Yo, por ejemplo, he vivido rodeada de intelectuales, pero también soy muy aterrizada y en la Dibam me encontré con una realidad, me atrevo a decirlo, premoderna. ¡No había ningún computador! Solo en la dirección estaba disponible un procesador de textos y gracias a Clara Budnik, que hizo contactos con la OEA, conseguimos 12 computadores: 1 por región.
Tuvimos que organizar cursos para aprender a manejarlos y nos sentíamos dueñas del universo". Asimismo, bajo su gestión, nació la Corporación del Patrimonio Cultural de Chile, de la que fue presidenta, y que le permitió tender importantes puentes con el mundo privado. "Por esos años recibí una donación importante de dólares y yo no hallé qué hacer. Finalmente, la metí en el presupuesto de la Dibam, pero el Estado cogió estos dineros y nos quedamos mirando. Pensaba, muy desilusionada, que no es posible si nosotros recibimos un dinero que se vaya a las arcas generales.
Debíamos encontrar una manera para que esa donación fuera administrada por la Dibam, y así inventé la Corporación del Patrimonio Cultural". Del mismo modo, como parte de su cargo de directora de la Dibam, le correspondió asumir la vicepresidencia ejecutiva del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). Un desafío que le significó realizar otra reingeniería clave: "Cuando llegué, el Consejo de Monumentos prácticamente estaba muriéndose.
Decidí meterle manos a la obra y nombré a Ángel Cabeza". También bajo su mandato se iniciaron las gestiones para que importantes sitios fueran declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco, como las salitreras, las iglesias de Chiloé y Valparaíso. "Sin el patrimonio, no tenemos futuro real" Marta Cruz-Coke fue la inventora del Día del Patrimonio. En entrevista con Artes y Letras, recordaba los precarios inicios de esta celebración. "No solo fue muy difícil, --en sus inicios-yo diría que en el comienzo fue imposible. Cuando resolvimos, con Ángel Cabeza, crear este día, procedimos a comunicarlo a las autoridades públicas a objeto de izar una bandera en los distintos edificios. Fue la primera idea, porque era lo más fácil para recordar ese día. Pero la única bandera que se izó fue la de la señora Rosa Puga, directora del Museo de San Francisco (en Santiago), que colocó una bandera chilena en la punta de la torre. Me llamó por teléfono y me dijo: `Mira mi bandera, es la única que hay'. Eso fue el origen del Día del Patrimonio. Entonces, el año siguiente conseguimos unos globos, les pusimos `patrimonio' y asomadas a un balcón de la Biblioteca Nacional, ella y yo tiramos los globos. Lo que, por supuesto, salió en un rinconcito de algún diario", recuerda la gestora cultural. Hubo que esperar el cambio de siglo, al gobierno de Ricardo Lagos, para que el Estado hiciera suya la celebración.
Sobre la evolución que ha tenido el Día del Patrimonio pensaba que es muy beneficiosa, porque "conocer un patrimonio es reconocer la raíz, es sentirse parte de una comunidad, es poder tener una sensación de fraternidad, y al mismo tiempo, está adelantando lo que yo creo que puede ser la sociedad del futuro, que va a ser una sociedad del acceso. Pues llega un momento en que la gente no va a poder tener tantas cosas, y lo importante es que pueda acceder a los bienes sociales. Por ejemplo, usted tiene una iglesia, no la posee, pero accede a ella, y en ella se siente solidario, comunitario, se siente participando de una belleza que, de alguna manera, embellece el entorno. El patrimonio nos da seguridad, identidad.
Lo esencial del patrimonio es su permanencia". En 2018 Marta Cruz-Coke recibió un homenaje del Ministerio de las Culturas, cuya existencia, tras años de espera, ella celebraba, aunque con reparos: "Lamentablemente, quedó un ministerio lleno de hoyos y duplicación de funciones. Es como un corsé, cuando debiera ser un organismo de futuro, en línea con los cambios y la civilización que viene.
Debiera ser pequeño, ágil y capaz de aceptar, adoptar y dirigir todos los cambios culturales que se avecinan". Destacada gestora cultural Fallece Marta Cruz-Coke, incansable defensora del patrimonio nacional JUAN ANTONIO MUÑOZ A los 99 años de edad, quien fuera creadora del Día del Patrimonio, fue también la primera mujer en dirigir la exDibam, actual Servicio Nacional del Patrimonio Cultural. Marta Cruz-Coke fue fundadora de numerosas entidades de promoción y cuidado del patrimonio. CARLA DANNEMANN El Día del Patrimonio se ha convertido en la mayor fiesta masiva del país. Todos los años hay varios cientos de sitios para visitar. Partió en 2000 con 17.
JONATHAN MANCILLA FELIPE IGNACIO GONZALEZ `` Conocer un patrimonio es reconocer la raíz, es sentirse parte de una comunidad, es poder tener una sensación de fraternidad". `` Izar una bandera fue la primera idea, porque era lo más fácil para recordar el Día del Patrimonio.
Pero la única bandera que se izó fue la de la señora Rosa Puga, directora del Museo de San Francisco". PROFESORA DE FILOSOFÍA Marta Cruz-Coke rindió la prueba de admisión a la universidad a los 45 años. Antes debió validar sus estudios secundarios. Estudió Pedagogía en Filosofía, titulándose en 1974. "Destacaría de ella, en primer lugar, su don de tratar al prójimo con la calidad humana que merece y de escucharlo con particular atención. A la hora de su muerte, sin embargo, creo que debe realzarse su enorme modernidad y visión, capaz de conjugar la vanguardia de lo contemporáneo y los valores más trascendentes de la tradición de Chile. Además, combinaba la inteligencia del refinado análisis intelectual de los problemas que enfrentaba con un gran pragmatismo y una tenacidad sorprendentes para darles solución práctica. Así, viendo que los jóvenes se alejaban de la religión impulsa la Acción Católica, para atraerlos al camino de la fe. Así, moderniza la Dibam y lleva los libros a su lugar de transporte, creando el Bibliometro. Así, inventa el más grande hito de masividad anual, que es el día del patrimonio. Una iniciativa capaz de movilizar a miles de familias de chilenos que se aproximan ese día a esa enorme riqueza cultural que nos pertenece. Marta Cruz-Coke siguió en ese espíritu de vanguardia los pasos de ese gran hombre que fue el doctor Cruz-Coke, que la formó en la fe y valores que la destacan en su partida. Finalmente, en lo personal diría que fue una cariñosa y leal amiga y una certera consejera.
En el ámbito familiar --lo más importante para ella--, su parcela de Malloco fue el punto de encuentro permanente de nuestra breve familia, que en los momentos más álgidos de la división política del país nos mantuvo siempre unidos. Senador y exministro de Culturas, sobrino de Marta Cruz-Coke. Luciano Cruz-Coke: "Conjugó la modernidad con la tradición" "Mi amistad con ella partió hace 40 años. Siempre buscando comprender al otro con gran sabiduría y buscando un punto medio en la discusión. El país ha perdido a una gran dama". Directora de la Fundación Cultural de Providencia. Mary Rose Mac-Gill, "una amistad de 40 años". Marta Cruz-Coke es una mujer en que se evidencia profundamente lo mejor de las personas, nunca dejó de soñar o crear y, sobre todo, de sembrar esperanza.
No hay forma de definir su figura ni contenerla, tal vez la única palabra que podría definirla es "infinita", porque son múltiples las áreas, proyectos, ciudades, personas que fueron tocadas por su vida, y siempre adelantada a su época.
En relación con la cultura, es sin duda la mujer más importante en la puesta en valor y la democratización del patrimonio de nuestro país, su creación del día del patrimonio revolucionó la forma de entenderse de las comunidades, de ver lo propio, de luchar por fortalecer nuestra identidad, pero desde una fiesta, la fiesta más grande, linda y abierta de Chile. Marta fue una vida que te invitaba a amar, a amarnos, fue simplemente un regalo infinito que por lo mismo ni con su muerte tendrá fin. Director ejecutivo de Procultura. Alberto Larraín: "Nunca dejó de crear y soñar" "Martita nos deja una vara muy alta a las personas que trabajamos en cultura. Fue pionera en mejorar la gestión cultural en Chile, con proyectos tan exitosos como el día del patrimonio y el bibliómetro. Clarividente, práctica, brillante y directa. Con una oratoria envidiable. Nos formó, nos retó con cariño y nos enseñó a no detenernos nunca.
Una pieza irreemplazable en el complejo puzle de la cultura y el patrimonio chileno". Presidente de la Corporación de Amigos del Patrimonio Religioso y Cultural de Chile Francisco Monge "Fue una mujer extraordinaria, de una vitalidad e inteligencia sobresalientes. Por sobre todo, una mujer democrática, por excelencia, que acogía las ideas de los demás para sintetizarlas con las suyas. Me contrató para trabajar con ella casi sin entrevistarme, confió en mí de inmediato, yo llevaba 20 años fuera.
Deja una tremenda labor cultural y patrimonial" Ex directora de la Dibam Clara Budnik ¡ Lo que se llama dar la vida! Las complicaciones para ella eran una oportunidad para avanzar, para hacerlo mejor. ¡Nunca se rindió, jamás bajó los brazos y siempre con fuerzas, respeto y argumentos abrió las puertas más cerradas y seguras! Esencialmente culta y positiva, el Día del Patrimonio es un regalo de la Martita para todo Chile y los chilenos, así como Valparaíso, Patrimonio de la Humanidad lo es para todo el mundo. Cómo no agradecer por los múltiples dones de Martita, siempre disponible para emprender, para abrir caminos, para hacer posible lo imposible, levantando la voz con energía o iluminando con sus ojos cansados... pero preciosos. Nunca se alejó de la fe.
Quizás lo más bello y fino que le conocí fue la poesía como herramienta de cariño para Martita, que enterada de algún amigo o amiga... enfermos, se tomaba su tiempo y los llamaba por teléfono para recitarles alguna poesía con cariño... como cercana compañía. Arquitecto. Corporación del Patrimonio Religioso y Cultural Eugenio Joannon: "Jamás bajó los brazos" Fallece Marta Cruz-Coke, incansable defensora del patrimonio nacional.