“En el área de la cultura uno siente que las cosas están al debe”
“En el área de la cultura uno siente que las cosas están al debe” 'ARCELO HERNANDEZ / ATON Paolo Bortolameolli, director de orquesta: "En el área de la cultura uno siente que las cosas están al debe" "Uno esperaría que fuesen más prioritarias las políticas que se toman en función de proteger la actividad cultural y los artistas", dice el director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil que acaba de ser elegido entre los 50 chilenos más creativos por la revista «Forbes». Por Loreto Flores Ruiz los siete años el director titular de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil, Paolo Bortolameolli (41) supo que se dedicaría a la música.
Su padre lo llevó a un concierto en el Teatro Municipal, que marcó su vida. "Al ver al director de orquesta, que era el centro donde gravitaban los sonidos, lo único que despertó en mí, fue una total y sana envidia: quiero ser esa persona.
Abracé a mi papá, fuimos a ver el director, él se emocionó mucho, se agachó, me abrazó fuerte y me dijo la frase que he repetido muchas veces, pero que es la más reveladora que he e ado: "Por esto hacemos lo que hacemos, por esta emoción genuina", recuerda. grega que, desde ese momento, "se transformó en mi propósito de vida, no solo quería ser director de orquestas, sino que quería que en mis conciertos le ocurriera lo mismo al público, que la gente saliera del teatro de una forma distinta de la que entró, que experimentara algo que nunca había experimentado. Eso se volvió en mi mantra". Hijo de un químico farmacéutico y de una licenciada en Filosofía, la niñez de Bortolameolli siempre estuvo ligada al arte. Cuando sus padres se separaron, llegó a vivi ala de sus abuelos maternos a los tres años. Su abuelo, era un abogado que estudió mposición en el Consen "Mi mamá escuchaba óper: ban guitarra, mi tía estudiaba piano. Mi papá era un melómano, fanático total, iba ala ópera, al ballet, a los recitales de piano, a ver a la Filarmónica, la Sinfónica. Crecí muy e lado con lo musical", explica. Bortolameolli estudió piano a los seis años, sin embargo, no le gustó y al año lo dejó. "Me resultaba pesado el training, el ir a clases de teoría. Hubo dos o tres años que no quería saber nada del piano, hasta que mi papá conoció a Lily, ella es su viuda y fue mi profesora de piano, con ella empecé a estudiar. Lily me logró cautivar con una co: nunca se me olvidó, que es qu toca para expresar, más allá de que tiene que haber mucha rigurosidad, estudio, desarrollar técnicas, hacer escalas, repetir y tocar. S no vamos a decir algo con esta música, par: qué la hacemos.
Tiene que haber algo, un sentido de comunicació "Dedic: al arte es un acto temerario --En una casa tan ligada a la música, ¿lo apoyaron en su propósito? --A nadie se le pasó por la mente que a los siete años un niño iba a sellar su destino con una determinación de adulto, por lo que me apoyaron desde el "¡ qué bueno que te guste la música!". Me puse muy fanático, escuchaba todo, compraba discos, trataba de ir a conciertos, mi objetivo era vivir en un teatro. Cuando crecí y la conversación se convirtió en algo de verdad, partió el apoyo guiado, con condiciones. Lo tomé como un desafío, nunca me revelé, porque sentía una certeza, sabía que iba a ocurrir, quería ser director de orquesta. Hay que apoyar el talento y a los jóvenes que quieren ser artistas, pero con jóvenes que quieren ser artistas, pero con. “En el área de la cultura uno siente que las cosas están al debe” perspectiva, porque sigue siendo una carrera compleja, difícil, no convencional, la competencia es dura. Seguimos viviendo en sociedades en que la cultura no es prioridad. Con esa misma decisión llegó a Estados Unidos a estudiar un master en la Universidad de Yale, donde en esa época se seleccionaba a un solo alumno al año para la dirección de orquesta.
En 2016 participó en un concurso internacional y dentro del jurado estaba la CEO dela Filarmónica de Los Ángeles, quien lo invitó a trabajar con ellos. "Ahí llegué a ojos de Gustavo Dudamel y me dieron la beca Dudamel Fellowship, que es una pasantía que dura dos meses, estando ahí, fui oficialmente nombrado asistente de la orquesta, dos años después fui promovido a director asociado". --Viviste casi 10 años en EE.UU. y volviste a Chile, ¿se puede vivir acá de la música? --Hoy, vivir de cualquier cosa no es tan fácil. El mundo cambió mucho, el nivel de competencia, de sobrepoblación de profesionales, la falta de oferta laboral, incluso para un abogado.
Fácil no está para nadie y eso me abre el camino para hacer una reflexión mucho más positiva respecto del arte: si bien es difícil y siempre lo ha sido, por la competencia y la falta de apoyo de políticas públicas, son profesiones que valoro más, en un mundo que pareciera necesitar esa vuelta a la humanidad, a la esencia misma de la especie, de conectarnos, reflexionar, sensibilizarnos, comunicarnos.
El artista tiene un sentido de utilidad al espíritu que lo resignifica y dedicarse hoy al arte sigue siendo complejo y es un acto temerario, quizás no lo es más que dedicarse a cualquier otra profesión. --La Orquesta Sinfónica Juvenil está compuesta por jóvenes de 16 a 24 años, ¿qué es lo que más valora de la gente con la que trabaja? --Lo más rico de trabajar con la gente joven es la energía, que es distinta, hay otro tipo de curiosidad, porque lo más probable es que la mayoría de ellos no haya tocado un repertorio o es la primera vez que tocan una sinfonía. Hay una retroalimentación, les doy lo que he aprendido y me dan esos ojos brillando por algo que es nuevo, eso es lo que hay que potenciar y canalizar.
Hoy, una de las dificultades más grande de relacionarse con las nuevas generaciones tiene que ver con los alcances que ha tenido la tecnología en cuanto a la pérdida de la capacidad de concentración, porque las pantallas los tienen un poco dopados. --¿ Eso se ve entre los músicos? --Se ve dentro de la generación completa, da lo mismo lo que hagan. Es un desafío, porque antes no estaba este distractor tan terrible que es el teléfono y las redes sociales, todos somos frágiles y caemos en esa tentación. Cuando vuelves al tema de que la música es un camino de mucha disciplina, concentración, horas de estudio, esto resulta ser un peligro. Eso no se ve en los ensayos, porque durante tres horas estamos enfocándonos en la partitura, en el instrumento y nada más.
Uno de los desafíos es que, independiente de que vivamos en una época distinta, con más acceso a la tecnología y con más estímulos, el camino de la música se hace a tratímulos, el camino de la música se hace a tratímulos, el camino de la música se hace a traHay que apoyar el talento y a los jóvenes que quieren ser artistas, pero con perspectiva, porque sigue siendo una carrera compleja, difícil, no convencional". La música es política en un sentido más ancestral, porque se dicen cosas a través de ella, se toman posturas, los compositores siempre han escrito bajo contextos". vés de la concreción de realidades, nada es virtual, es estar ahí, en el momento. "La música clásica nunca es el problema" --Estuvo dirigiendo los conciertos Clásicos No Convencional (CNC), que se realizan fuera de los teatros. ¿Qué lo lleva a involucrarse en este proyecto? --Los que están detrás de esto son cuatro jóvenes emprendedores, amantes de la música que se juntaron con este propósito: buscar una manera poco convencional de contar la música. Estamos remando para el mismo lado, sentimos lo mismo, que el producto, que es la música clásica, nunca es el problema. El problema, a veces, es el formato, esa es la premisa.
La música clásica se ha visto perjudicada por esta percepción de que es de difícil acceso, tanto intelectual como de élite, donde hay mucha gente que no se sienteinvitada a ser parte y ahí es donde este concepto de CNC me hace mucho sentido, porque es hacer la misma música, con el mismo nivel, con los mismos músicos, pero desacralizarla o recontextualizarla y habitar espacios inesperados; por eso el primero fue en un subterráneo (-6), el segundo, en una bodega en Santa Elena. Se genera una energía muy exquisita. La gente no para de preguntarnos cuándo es el próximo y el dónde se ha convertido en un hilo conductor.
Me encanta, estoy sumamente entusiasmado, porque me hace mucho sentido con la forma en cómo pienso la música y mi necesidad de comunicar esto al público de una forma directa. --Durante este verano tuvimos eventos masivos como "Santiago Sinfónico" e comunas populares con muchas personas que se emocionaron. ¿Qué sensación le dejan? --No es que la música clásica haya pasado de moda o que perse tenga un componente de ser ininteligible, no tiene nada que ver con eso, esos son mitos. Cuando en enero la Sinfónica tocó Carmina Burana, estaba absolutamente lleno, no cabía un alma.
La gente quiere ir a ver esa música, al aire libre, ir al rito de la comunión cómplice de miles de personas. --En el Festival de Viña vimos lo que provocó Andrea Bocelli. ¿Cree que hay espacio para que crezca la música clásica a un público masivo? --Tuvo un altísimo rating y eso te dice quela gente se quedó viéndolo, por algo será.
Estas reflexiones siempre las tengo y trato de que las recojan los que toman decisiones, estoy hablando muy arriba, el Ministerio de las Culturas, el Gobierno, desde donde vienen las decisiones para decir que, efectivamente, el arte y la cultura son un bien mayor, para el crecimiento y la salud de la sociedad, a tal punto, que debiese ser prioridad en el presupuesto anual.
Hay estudios científicos, que la neurociencia se ha encargado de comprobar, que dicen que el arte y la música hacen bien al desarrollo cognitivo, a las habilidades blandas, al trabajo en equipo, a la disciplina, la concentración, la sensibilidad.
Pero, aun así, todavía no llega a ser aceptado de forma transversal para que sea parte de políticas públicas poderosas, que promuevan que es públicas poderosas, que promuevan que es públicas poderosas, que promuevan que es beneficioso para el ser humano. --Hace pocos días fue mencionado entre los 50 chilenos más creativos por la revista «Forbes». ¿Qué significado tiene para usted? --Fue sorpresivo e inesperado. Me enteré cuando se publicó y me etiquetaron.
Cuando empecé a leer la lista, me bajó todo el orgullo, quelindo estar rodeado de gente tan influyente y que la creatividad sea la que nos une, porque para mí esa palabra es capital, intento usar esa creatividad en ser aún más creativo, involucrarme en proyectos, no caer en lo obvio, lo esperable, trato de rehuir de un formato estándar, siempre voy a estar buscando algo que sea nuevo, en programación, repertorio, como la Clásica No Convencional o hacer un hito como fue estrenar la octava de Mahler que es la sinfonía más grande que existe y que nunca antes se había dado en Chile. --Este Gobierno llegó con el apoyo de muchos artistas. ¿Cómo es su evaluación de lo que se ha hecho en materia cultural? --La música es política en un sentido más ancestral, porque se dicen cosas a través de ella, se toman posturas, los compositores siempre han escrito bajo contextos.
De alguna forma, el arte en sí mismo también tiene política, pero en el sentido más fundamental, que tiene que ver con esa cosa más humanista, no partidista, la política desde lo filosófico, social, desde la polis y uno no puede abstraerse, como artista, de esa implicancia que tiene. Lo que no me gusta es cuando se pone tan concreto, analiza una gestión u otra, porque también tiene que ver con un macro de las cosas. Como en todo, se han hecho cosas buenas y también se puede hacer más.
Efectivamente, en el área de la cultura uno siente, como artista, que las cosas están al debe, en el sentido de que uno esperaría que fuesen más prioritarias las políticas que se toman en función de proteger la actividad cultural y los artistas. En la pandemia se vio sumamente afectado y desprotegido el gremio de los artistas, cero seguridad, estabilidad, garantías.
Sé que todo el mundo lo pasó mal, por eso también me cuesta hablar de eso. --Los teatros fueron una de las actividades que primero cerraron y que tardó mucho tiempo en reabrir. --Exactamente, incluso hubo orquestas en el mundo que se disolvieron. Eso hace pensar que, independiente de quién esté a cargo, la reflexión siempre es que "no es suficiente", porque se necesita un apoyo más sustancial para los artistas. Lo veo desde una visión de protección al arte, a este lenguaje humano que es tan necesario y que tiene esa cosa paradójica, porque en la pandemia lo que la gente más consumió fue arte. Todo el mundo leía libros, escuchaba música, veía películas. Incluso hay gente que se puso a pintar. ¿Qué te dice eso? Habla de algo muy instintivo, necesitas al arte, esa es una prueba empírica de cuán necesario y sanador es. Cuando te das cuenta que el instinto de la especie humana es vincularse con el arte, entonces dices el artista es de los que menos protegido está, es ahí donde te choca. Hagámonos cargo del valor que tiene el arte en la sociedad y la cultura y lo importante que es que lo protejamos. que lo protejamos. que lo protejamos. que lo protejamos..