Autor: ANNA NADOR
Cada año mueren más de 150 mil personas en el mundo a causa de las olas de calor
Cada año mueren más de 150 mil personas en el mundo a causa de las olas de calor nos de muertes asociadas, en comparación con el resto del mundo, particularmente Canadá, Estados Unidos o Europa". Parte de la razón, precisa Patricia Matus, epidemióloga medioambiental y académica de la Facultad de Medicina de la U. de los Andes, es que "América Latina y el Caribe están adaptados a vivir con más calor que el resto". Pero además, añade Palmeiro, también doctora en Salud Global por la U. College de Londres, es que "en Latinoamérica, particularmente en Centroamérica, tenemos población que es mucho más joven.
Y esa población joven hace que (nuestra región) sea un poco menos vulnerable a las olas de calor o al efecto del calor extremo y, por lo tanto, tengamos una menor cantidad de muertes o de enfermedades asociadas". E ntre 1990 y 2019, más de 150.000 muertes anuales en todo el mundo se asociaron con olas de calor, según una nueva investigación publicada ayer en la revista PLOS Medicine. El estudio --liderado por Yuming Guo, de la U. de Monash (Australia)-utilizó datos de la Red de Investigación Colaborativa Multipaís Multiciudad, que incluían las muertes y temperaturas diarias de 750 localidades de 43 países.
Así se vio que durante las estaciones cálidas de 1990 a 2019, el exceso de muertes relacionadas con las olas de calor representó 153.078 al año, es decir, 236 muertes por cada 10 millones de habitantes o cerca del 1% de las muertes mundiales. Por continente Los investigadores también trazaron la disparidad de estas muertes entre los continentes.
Asia registró el mayor número de muertes (74.939 ) al año, pero Europa la mayor tasa ajustada a la población, con 655 muertes por cada 10 millones de residentes (Asia llega a 192 muertes por esta causa por cada 10 millones de habitantes). En tanto, América Latina y el Caribe tuvo 3.405 muertes al año, con una tasa ajustada a la población de 62 muertes por cada 10 millones de personas. Consultada al respecto, Yasna Palmeiro, magíster en Salud Pública e investigadora del Centro de Políticas Públicas de la U.
Católica y del Lancet Countdown, quien también ha estudiado el efecto de las olas de calor, asegura que es esperable que "en Latinoamérica tuviésemos un poco meEsto, ya que los más vulnerables ante olas de calor son los adultos mayores, como también los menores de un año, aunque estos últimos suelen recibir mayores cuidados, dice Matus.
De acuerdo con los autores del estudio, las olas de calor aumentan el riesgo de muerte por sobrecarga térmica del cuerpo humano y provocan disfunciones de múltiples órganos, así como agotamiento, calambres y golpes de calor. El estrés térmico también puede agravar enfermedades crónicas preexistentes y provocar muertes prematuras, trastornos psiquiátricos y otras consecuencias. Coincide Palmeiro: "Cuando hay mucho calor ambiental, nuestro cuerpo no puede perder calor.
Si esto progresa, y nosotros no somos capaces de liberar ese calor, llegamos a fallas en los órganos: cerebro, corazón, riñón y, potencialmente, a una falla general que lleva a la muerte". Cabe destacar, señala Raúl Cordero, climatólogo y académico de la U. de Santiago, que "las olas de calor han aumentado en intensidad y frecuencia en todo el mundo y Chile no es la excepción.
En Santiago, la frecuencia de olas de calor se ha triplicado en las últimas décadas y su intensidad ha aumentado al menos un 50%". La razón detrás es que "el alza en la temperatura promedio asociada al calentamiento global aumenta explosivamente la frecuencia con la que se registran temperaturas extremas", precisa. Cada vez más En este escenario, "es posible que las muertes que hemos observado por olas de calor aumenten más de lo que hemos visto hasta ahora", considera Matus. Sobre todo, añade Palmeiro, tomando en consideración el envejecimiento de la población.
No obstante, el que aumenten o no las muertes "depende de cuán bien o mal nos preparemos". El investigador Guo concuerda con ello: "Nuestros hallazgos de que las olas de calor están asociadas con una carga sustancial de mortalidad (... ) sugieren que debe haber una planificación de adaptación localizada y una gestión de riesgos en todos los niveles de gobierno". Por ello, acota Cordero, "la primera manera de minimizar los riesgos para la población (... ) es que esta debe ser alertada oportunamente, de modo de que pueda evitar realizar actividades físicas intensas en días en los que las temperaturas son extremas". Asimismo, añade, "en el caso de personas mayores, se debe asegurarles refugios climáticos, es decir, zonas acondicionadas que permitan sobrellevar períodos de intenso calor. En el mediano plazo, las ciudades deben considerar en su diseño áreas verdes y cobertura vegetal generosa.
Los árboles y la sombra que proyectan pueden contribuir a mitigar significativamente la sensación térmica". Estudio con datos de 43 países, entre 1990 y 2019: Cada año mueren más de 150 mil personas en el mundo a causa de las olas de calor ANNA NADOR Se trata del 1% de los fallecimientos totales. Estos fenómenos climáticos extremos van en aumento, por lo que es clave trabajar en la adaptación. Europa registra en promedio 655 muertes por cada 10 millones de habitantes al año. Esta es la mayor tasa de muertes ajustada a la población por olas de calor, según el estudio. En la foto, Madrid, en 2022. AP El verano más cálido El año 2023 registró el verano del hemisferio norte más caluroso en 2.000 años, según un estudio publicado ayer en Nature. Los científicos utilizaron datos de los anillos de los árboles para estimar las temperaturas antes de que fueran registradas por instrumentos de medida, es decir, entre los años 1 y 1850. Así se desprende que el período estival de 2023 fue al menos medio grado Celsius más cálido que el verano del año 246, el más caluroso antes de las lecturas instrumentales..