La Cama
La Cama LA PETITE HISTOIRE_ Cama Loreto Casanueva Estudio y tema, para Frida Kahlo la cama fue el lugar donde pasó sus largas convalecencias, como la que vino tras el accidente que tuvo a sus 18 años, o el aborto que en 1932. Desde ahí pintó su primer autorretrato.
En torno camas ajenas y suyas, como la que hoy se exhibe en su en la Casa Azul creó otras tantas pinturas, como Ford Hosp ita! » o «El sueño». En esta última, que data de dos durmientes yacen en una cama de madera con dosel: la parte inferior, Frida envuelta en una manta amarilla de la brota una enredadera; en la superior, un esqueleto que toma sus manos un ramo de flores. Ambos se estiran en la misma el lecho puede ser también una especie de ataúd. Fue a una cama que Frida pudo asistir a la inauguración de primera exposición individual en Ciudad de México, en 1953, un año antes de su muerte.
La cama fue puesta en el centro la Galería de Arte Contemporáneo de Lola Alvarez Bravo, y ahí, vestida, peinada y maquillada como siempre, la artista de las pintoras más importantes del movimiento modernista compartió la jornada con sus visitantes. 1999, la artista británica Tracey Emin exhibió su obra «My en la Tate Gallery, de Londres, una cama deshecha acompañada de un pequeño tapete azul y una mesa de noche. Sobre ella desperdigan botellas de alcohol vacías, condones usados, ropa figuritas, basuras varias. Como confesó la misma Emin, cama fue su guarida en medio de un angustiante pero frenético depresivo. Aunque su lecho desordenado y repugnante gran escándalo, fue una de las piezas finalistas del célebre Prize». Entre la naturaleza muerta y el ready-made, Emin un autorretrato hecho a punta de objetos personales. Kahlo y Emin, cada cual a su modo, hicieron públicas sus camas. No es un gesto menor: en los últimos 200 años, este mueble ha sido considerado, junto con la habitación propia, el emblema de la privacidad.
Tanto así, que cuando estamos inquietos solemos tranquilizarnos diciendo que lo consultaremos “con la almohada”: su suavidad cómplice nos escucha sin juzgarnos, como le pasó a la escritora japonesa Sei Shónagon (siglo X) en «El libro de la almohada», inventario y diario de vida donde registró hondos y sinceros pensamientos, muchos de los cuales no habría revelado a su corte imperial.
Pero en la Prehistoria, en el centro del continente africano, tras la domesticación del fuego que no sólo permitió que dejáramos de dormir sobre los árboles sino también nos brindó protección contra contra los depredadores, se pasaba la noche en grupo sobre pozos cavados al interior de cuevas, rellenos con ramas y alisados con esteras tejidas que se colocaban encima, como quien pone una sábana sobre un colchón. En efecto, el sustantivo inglés bed significa significa lugar de descanso cavado en la tierra. Así nos lo cuentan los especialistas en arqueología Brian Fagan y Nadia Durrani en «Lo que hicimos en la cama. Una historia horizontal», libro traducido traducido a nuestro idioma en 2019.
A través de sus páginas, hurgan en las capas de este artefacto noble que, en su versión de cuna o moisés, nos recibe desde que nacemos, que nos abriga durante un tercio de nuestra vida, y que nos despide en la forma de un ataúd.
En uno de sus libros más famosos, Georges Perec le dedica un capítulo a la cama justo después de aquel que titula como «La página». La secuencia no es casual porque compara al catre con una hoja, con un lienzo.
Mi petite histoire debe llegar hasta acá por asuntos de espacio, pero la cierro haciendo eco de otras formas de lecho que el escritor francés desparrama en la sábana de su texto: “Y la hamaca? ¿ Y las camas-armario? ¿ Y los divanes profundos como tumbas? ¿ Y las literas del tren? ¿ Y las camas de campaña? ¿ Y los sacos de dormir?”. l Don Silvestro de Gherarducci, «Manuscript lilumination with the Birth of the Virgin iri an India! G, from a Gradual», Italia, c. 1375, tinta y oro sobre pergamino. The Metropolitan Museum of Art, Nueva York. Casanueva es profesora adjunta de literatura universal en la Universidad Finis Terrae, y Dra. en Filosofía, mención Estética y Teoría del Arte de la Universidad Chile. Es fundadora y editora del Centro de Estudios de Cosas Lindas e Inútiles (CECLI), plataforma dedicada a la investigación y difusión de la cultura material..