Equidad de género desde la primera infancia
Equidad de género desde la primera infancia La primera infancia es un período crucial en el desarrollo humano, una ventana de oportunidades donde se moldean las percepciones de uno mismo, del otro y del mundo.
Durante estos años formativos los entornos familiares y educativos ejercen una influencia profunda, no solo en la trayectoria de vida de niños y niñas, sino también en cómo aprenden a percibirse y relacionarse con los demás a través del lente del género. La Educación Parvularia se sitúa en el corazón de este proceso, sosteniendo la llave para desmantelar estereotipos y fomentar una sociedad más justa e inclusiva. Éste nivel educativo debe levantarse como una plataforma vigorosa para la promoción de la equidad de género, garanti zando quelos más pequeños disfruten delas mi masoportunidades para explorar, aprendery desarrollarse plenamente. Sin embargo, la tarea de inculcar valores de igualdad y respeto porla diversidad desde la primera infancia, conlleva desafíos significativos y requiere de un esfuerzo coordinado y sostenido detodoslosactores involucrados. Desde la selección de materiales lúdicos y experiencias, hasta la formación continua de educadores, cada aspecto debe ser minuciosamente examinado y ajustado para eliminar prejuicios y fomentar un desarrollo libre de discriminación. Las interacciones cotidianas en los centros educativos juegan un papel fundamental. Los educadores deben ser conscientes del lenguaje que utilizan y de cómo las actividades propuestas pueden perpetuar inadvertidamente estereotipos vinculados al sexo de las personas.
La creación de ambientes de aprendizaje inclusivos, que ción de ambientes de aprendizaje inclusivos, que permitana todoslosniños y niñasexplorarlibremente sus intereses y habilidades, es fundamental para romper con las expectativas tradicionales de género quelimitanel potencial deeste grupoeetario. Laparticipación delasfamilias y lacomunidad en este esfuerzo es igualmente esencial.
El hogar es el primer entorno educativo de un niño o niña, y las actitudes y expectativas de los padres, madres y otros cuidadores tienen un impacto directo en cómo ellos se ven a sí mismos y alos demás. Fomentaruna colaboración estrecha con las familias para promover prácticas de crianza inclusivas y respetuosas de la diversidad es clave para consolidar los esfuerzos realizados en el aula. Además, es imprescindible que los educadores reciban formación continua para identificar y combatirsuspropios prejuicios y sesgos. Soloa través de una reflexión Y aprendizaje constante po. dremos asegurar que las prácticas educativas promuevan genuinamente la equidad enesteámbito. Las instituciones educativas deben establecer políticas claras y efectivas para prevenir cualQuier forma de discriminación, asegurando un ambiente seguro y acogedor para todos sus estudiantes. Esto incluye el desarrollo de protocolos específicos para abordar y resolver situaciones de discriminación y acoso basadas en género. MARÍA LORETO. BUSTAMANTE Directora Carrera de Educación Parvularia Universidad de Las Américas, Sede Concepción Américas, Sede Concepción. -