Autor: Abraham Santibáñez Premio Nacional de Periodismo 2015
Balance triste
Fue un golpe inesperado. Cuando China entregó los primeros informes de “casos de neumonía” ocurridos en Wuhan, se enteró la comunidad mundial que se enfrentaba futuro en materia de salud. El virus ya había iniciado su agresivo periplo. El 3 de marzo de 2020 se confirmó el primer caso en Chile. El 11 de marzo, la OMS declaró oficialmente que se trataba de una pandemia. Fue bautizado como Covid-19. Pese al historial de plagas que arrastra la humanidad, ahora sabemos que el único que anticipó lo que ocurriría fue Bill Gates, el mítico creador de Microsoft.
En 2015 formuló una inesperada advertencia: “Si algo mata a más de 10 millones de personas en las próximas décadas, es probable que sea un virus altamente infeccioso en lugar de una guerra”. Sus palabras tuvieron escaso eco en ese momento. Pero en los últimos meses han sido recordadas recurrentemente. La semana pasada, en todo el mundo, el balance era desolador: dos millones ochocientos mil fallecidos y casi 130 millones de personas infectadas. Aunque el proceso de vacunación ha generado un justificado optimismo, sus resultados no dan tranquilidad... hasta ahora. El informe de la misión científica de la OMS, encargada de buscar el origen de la pandemia de coronavirus en Wuhan, solo sirvió para crispar el ambiente. Concluyó que lo más probable es que el Covid-19 haya pasado del reino animal al serhumano con el apoyo de murciélagos o esa curiosa delicia gastronómica oriental, el pangolín. Sin embargo, aún no se ha determinado cómo ocurrió. Tampoco descarta, como sostenía Donald Trump, si fue un producto artificial creado en un laboratorio chino. En los últimos días, los chilenos hemos sido bombardeados por Pese de la vacunación, desde más allá de las fronteras se insiste en criticarel manejo de la pandemia.
Desde el Gobierno, en cambio, las críticas: el ministro Enrique Paris dijo: “Tenemos derecho a mostrar lo que hacemos... ¿Quieren queno anunciemos nada de lo bueno?”. Pudiera ser una tardía reacción ante la mala comunicación inicial En verdad, lo único claro es que en Chile no tenemos (ni comemos) pangolines.