El camino a ninguna parte
candaliza, si Jadue organiza el comando por el rechazo. Si es así, es posible que la votación nuevamente se convierta en un nuevo plebiscito de un Gobierno con una popularidad famélica. Y es posible que el Gobierno nuevamente sea derrotado. Difícil, pero no imposible. ¿Significaría eso que tiene alguna posibilidad de ser duradera esa Constitución aprobada? La respuesta es claramente no.
También es posible que, en caso de que en las encuestas no repunte el "a favor", los propios republicanos terminen bajándose (como lo ha insinuado ya varias veces José Antonio Kast). Total, encontrarán alguna excusa: que no les aprobaron todas las enmiendas, que los expertos les limitaron su trabajo, que Terminada la traumática conmemoración del Golpe, y al ritmo de tonadas de cueca, el Consejo Constitucional ha empezado a votar las enmiendas introducidas en las comisiones. Y los peores vaticinios se están cumpliendo. Los republicanos han puesto la música y Chile Vamos, con mínimas excepciones, se ha plegado plenamente a ella. Los acuerdos no aparecen y el destino parece cada vez menos auspicioso. Es cierto: el proceso actual no es comparable al anterior. Primero, por forma: nadie ha votado en la ducha ni se ha disfrazado de dinosaurio. Segundo, por el fondo: la propuesta que se está construyendo no inventa un nuevo país, no lo refunda, no lo radicaliza. En las enmiendas aprobadas, sin embargo, hay una mezcla de cosas identitarias con otras derechamente populistas.
Identitarias como la "guerra santa" por el aborto (cuando toda Constitución debiera permitir que el país decida si quiere o no aborto libre), populistas como el no pago de contribuciones (cuando no debiera ser la Constitución la que establezca la legislación tributaria y, peor aún, cuando la política en sí misma es regresiva). Pero identitario y populista no es igual a refundacional y radical. De eso no hay duda. Sin embargo, el proceso actual tiene una gran similitud, que es el germen inevitable del fracaso: la mayoría circunstancial quiere imponerle a la minoría su proyecto. Ayer fue la izquierda y la extrema izquierda, hoy es la derecha y la extrema derecha. Y ello solo augura un problema que no se resolverá. Una serie que tendrá una nueva temporada. Pero a diferencia de la vez anterior, esta vez lo identitario tiene una posibilidad de que se apruebe. En especial si el Presidente se pone en contra, si la ministra Orellana se eshabló de "campaña en contra y ridiculización"; es decir, vuelven a esgrimirse las "fake news" pero ahora por los del frente.
Solo falta por saber si la ministra Vallejo, esta vez considerará una "obligación" del Gobierno "informar" del proceso y si pondrá un quiosco afuera de La Moneda... No hay ninguna duda: solo es posible resolver el problema constitucion a l c o n u n g r a n acuerdo. Y la base de los expertos ya es un paso gigante para ello. No hay otro camino. Y ni siquiera ese camino asegura el triunfo en el plebiscito de la propuesta (total, siempre la anti política puede terminar imponiéndose). Pero al menos es el único camino que vale la pena intentar. Cada día que pasa, sin embargo, la tierra está menos a la vista. Cada vez más se prepara una cierta estética del fracaso. Solo Kenia y Zimbabue habían rechazado en un plebiscito una nueva Constitución propuesta. Hasta que Chile engrosó la lista el año pasado. Ningún país ha rechazado dos veces, dos propuestas constitucionales. Chile se apronta para ser el primero. Una vez más "la singularidad chilena"... Mientras tanto, tendremos cinco constituciones dando vuelta: la actual, la de Bachelet, la de la Convención, la de los expertos y la del Consejo. Tal vez no sea mala idea que, para cerrar el tema --en caso de que se rechace--, la gente vote entre las cinco cuál prefiere. Cinco constituciones compitiendo entre ellas. Un delirio. Total, igual seremos caso único. Total, sería una especie de remake de "Tres pasos hacia el delirio" de Federico Fellini. n nunca quisieron cambiar la Constitución actual. Mientras tanto, en un verdadero baile de máscaras, el que ayer decía A, ahora dice Z; el que ayer decía Z, ahora dice A. Los republicanos dicen que la Constitución tiene que plasmar las posiciones mayoritarias del país. Los consejeros de izquierda dicen que deben generarse grandes acuerdos. Exactamente lo contrario que decía cada uno de ellos con la Convención anterior.
Ayer incluso la presidenta del Consejo, Beatriz Hevia, OPINIÓN El camino a ninguna parte EN UN VERDADERO BAILE DE MÁSCARAS, EL QUE AYER DECÍA A, AHORA DICE Z; EL QUE AYER DECÍA Z, AHORA DICE A. LOS REPUBLICANOS DICEN QUE LA CONSTITUCIÓN TIENE QUE PLASMAR LAS POSICIONES MAYORITARIAS DEL PAÍS. LOS CONSEJEROS DE IZQUIERDA DICEN QUE DEBEN GENERARSE GRANDES ACUERDOS. EXACTAMENTE LO CONTRARIO QUE DECÍA CADA UNO DE ELLOS CON LA CONVENCIÓN ANTERIOR. FRANCISCO COVARRUBIAS El camino a ninguna parte. -