Autor: Paola Acevedo / Región de Coquimbo
Deserción Escolar: Un problema que se agudizó con la pandemia
El año 2020 se estimó que 1.260 niños y jóvenes de la Región de Coquimbo abandonaron el sistema escolar. El detalle mostró que fueron más hombres (687) que mujeres (571) y el principal curso en que este fenómeno ocurrió fue 19 medio.
Pese a que se consultó al Ministerio de Educación, mediante la secretaría del ramo, y el Servicio Local de Educación Pública Puerto Cordillera (SLEP Puerto Cordillera), no hubo respuesta hasta el cierre de esta edición respecto a la cantidad de niños que han abandonado el sistema escolar durante el 2022. Pese a la falta de cifras, el tema de la deserción escolar es preocupante, porque la pandemia y el retorno a la presencialidad ha dejado mellas en el sistema escolar. NOVENTA CASOS EN RIESGO DE DESERCIÓN Si bien aún no hay cifras de deserción, eso no quiere decir que las alertas no estén encendidas. El Departamento de Educación de la Corporación Gabriel González de la Municipalidad de La Serena, hoy se encuentran trabajando con cerca 90 casos de estudiantes que se encuentran en riesgo de deserción escolar, explican.
Las alarmas se han encendido gracias al trabajo articulado de los equipos de los establecimientos educacionales mediante la elaboración de diagnósticos y seguimientos mensuales de estudiantes que se encuentran con riesgo de deserción escolar, que es parte de la política de retención escolar de sus establecimientos.
Algo en lo que concuerda el presidente comunal de La Serena del Colegio de Profesores, Daniel Aguilera, en casos Las cifras de deserción de este año no están disponibles y las alarmas están encendidas como en el caso de la Corporación Gabriel González Videla, que ha detectado cerca de 90 estudiantes en riesgo de deserción. Las razones de la deserción en pandemia y de regreso a la presencialidad son variadas.
María Rosa Cornú directora Nacional de Vinculación Escolar y PREUSS de la Universidad San Sebastián enfatiza en que los padres no pierdan de vista la importancia de enviar regularmente los niños a los establecimientos; mientras que Andrea Osorio, directora de Aprendizaje para el Futuro de Fundación Chile, enfatiza en un sistema más inclusivo y con aulas con nuevas metodologías.
DURANTE EL 2020 CERCA DE 1.260 NIÑOS Y JÓVENES DEJARON DE ASISTIR A LAS AULAS el Departamento de Educación de la Corporación Gabriel González de la Municipalidad de La Serena, hoy se encuentran trabajando con cerca 90 casos de estudiantes que se encuentran en riesgo de deserción escolar. de niños que no han asistido durante todo el año, tienen menos del 50% de asistencia o incluso para quienes ya han salido del sistema, hay planes para reconectarlos con el aprendizaje.
TRABAJAR EN TIEMPO DE PANDEMIA La directora de Aprendizaje para el Futuro de Fundación Chile, Andrea Osorio, explica que dentro de los factores que han incidido en que los niños y jóvenes salgan del sistema escolar durante los dos años de pandemia, es que se afectó las rutinas de los estudiantes, pero también que la pandemia no sólo tuvo repercusiones sanitarias, también las tuvo económicas. un fenómeno que se evidenció principalmente fuera de la Región Metropolitana, y que determinó una “inmersión en el mundo del trabajo de manera temprana de jóvenes de enseñanza media, que es donde se provoca y se ve más notoriamente el fenómeno de la deserción escolar”, cuenta.
María Rosa Cornú, directora nacional de Vinculación Escolar y PREUSS de la Universidad San Sebastián, en ese sentido recuerda que “en nuestro país, un porcentaje importante de niños, niñas y jóvenes quedan a cargo de sus hermanos menores, de las labores de la casa o deben trabajar a muy temprana edad para contribuir económicamente en el hogar”. Factores que incidirían en la deserción, sin olvidar otros tan relevantes y que inciden de manera permanente como la presencia o manifestaciones de bulliying, que “tiene un alto porcentaje de peso en el abandono”, dice Cornú. PRESENCIALIDAD Pero en el regreso a la presencialidad, la alteración de las rutinas, el miedo al contagio y la organización familiar ha redundado en que hoy exista una baja asistencia.
María Rosa Cornú explica que con el regreso a la presencialidad se “realzó los temores de contagio de las familias, pues esto trae consigo volver a las rutinas antes de la pandemia: utilizar transporte público, interactuar con más personas fuera del círculo cercano, entre otras afectando la decisión de enviar a sus hijos e hijas al colegio”. Para la directora de Aprendizaje para el Futuro de Fundación Chile, Andrea Osorio, esa baja en la asistencia no sabremos cómo se reflejará en la deserción, pero es un tema que se puede agudizar. “Por muchos factores hemos tenido una baja en la asistencia y no vamos a saber los efectos de eso en términos de deserción hasta el próximo año, porque los chicos se mantienen matriculados.
Entonces, hay muchos chicos que están dentro del sistema, pero evidentemente no asistiendo de manera sistemática a clases, alejándose del vínculo de lo educativo, no estando presente dentro del proyecto de vida de manera tan anclada como a lo mejor estaba antes de la crisis sanitaria, evidentemente, esta deserción se puede agudizar”, indica Osorio.
LA IMPORTANCIA DEL COLEGIO Para María Rosa Cornú, “el valor e importancia de la asistencia a las clases de forma sistemática, es un atributo que las madres, los padres y/o apoderados deben recordar siempre”. “En ocasiones, producto del frío, de la lluvia, la distancia, el medio de transporte para llegar al colegio, de las diversas dinámicas familiares, de enfermedades e incluso de la misma convivencia escolar, el adulto responsable decide no enviar al estudiante al colegio. Dichas faltas afectan el proceso formativo de la niña, niño o joven y lo agudizan si esas inasistencias aumentan considerablemente”, explica.
Cornú recuerda que una de las “principales consecuencias del ausentismo escolar se traduce en la pérdida de los aprendizajes y en el aumento de la desigualdad de contenidos”. “Desigualdad que ya es evidente tras el período pandémico y que se hace más visible con el ausentismo o deserción escolar”, dice.
La directora nacional de Vinculación Escolar y PREUSS de la Universidad San Sebastián, recuerda que “los contenidos y sus respectivos aprendizajes, están diseñados curricularmente para ser enseñados en complejidad creciente y acorde a la edad evolutiva y estadio de desarrollo que posee cada estudiante; por tanto, toda merma en dicho proceso se traduce en vacíos importantes en su proceso formativo”. “Lo anterior, sumado a las variables socioemocionales que se ven disminuidas con la falta de interacción entre pares y por el escaso o nulo vínculo con la comunidad educativa, hacen que la permanencia en el sistema escolar sea necesario e indispensable en toda persona”, indica.
UNA ESCUELA MÁS INCLUSIVA María Rosa Cornú señala que para revertir la situación es necesario un “abordaje desde una mirada definida como un ecosistema escolar, con un vínculo bidireccional entre la familia y el colegio es vital”. Y en el aula, pone en el acento en las capacitaciones a los docentes en el área de la convivencia escolar “entregando herramientas pedagógicas y socioeducativas que también favorece significativamente a la permanencia de los estudiantes en sus contextos escolares. Son ellos, quienes desde su labor diaria en el aula pueden identificar signos que son claves para la detección temprana”, dice. Andrea Osorio, agrega que entre las “razones por las cuales las y los jóvenes pueden salir del sistema escolar, tiene que ver también con que el formato de escuelas y liceos, que es demasiado homogéneo.
Piensa en un perfil de estudiante típico y cada día la crisis sanitaria nos ha demostrado la diversidad que existe en la sala de clases”. “Tenemos una oportunidad hoy como sociedad de repensar nuestras escuelas de manera que sean más inclusivos y que no respondan a un solo perfil de estudiantes”, dice.
“Porque hay familias en que los jóvenes tendrán que trabajar, lo que implica otros horarios; hay niños que han salido del país o que han estado enfermo o que tienen una situación familiar compleja, en fin, no tenemos un solo tipo de realidad y en eso tenemos que ser capaces que las escuelas y liceos acojan las distintas realidades porque a veces la escuela excluye, cuando la persona no se adapta a este perfil único”, agrega. NUEVAS METODOLOGÍAS EN EL AULA Pero para Andrea Osorio, la pandemia también representa una oportunidad para cambiar la forma de enseñanza.
“Tenemos un modelo de enseñanza en que el poder del conocimiento y el saber está arraigado en el profesor y la profesora y esta idea de que los estudiantes están en sus mesas escuchando y atendiendo.
Por su puesto que las clases tiene una parte de exposición, pero también es necesario avanzar hacia otro tipo de dinámica, como por ejemplo, que no esté el profesor delante y todos los chicos en fila y se emula a la época de la era industrial, un poco como funcionaba la fábrica” “Así como el mundo ha cambiado y en los trabajos se trabaja en equipo, hay más colaboración y más creatividad, los liceos y escuelas también debieran hacer espacio a ese trabajo en equipo para la colaboración y creatividad”. “Los niños y jóvenes están en una etapa de la vida en que están interesados por aquello que los desafía y les provoca curiosidad y tenemos una sociedad en que se accede muy fácilmente a la información, así es que no son datos lo que debe dar el profesor si no estrategias para que ellos puedan capturar información y hacer cosas”, dice.
“La invitación a que nuestro sistema empiece a transitar para evitar que los niños no le vean sentido a la escuela”, dice Osorio. medidas Ministeriales Según detalla la directora de Aprendizaje para el Futuro de Fundación Chile, Andrea Osorio, hoy la principal medida que está promoviendo el Ministerio de Educación tiene que ver con que la escuelas y liceos puedan flexibilizar ciertas condiciones para poder apoyar esta adaptación y esta nueva revinculación y en ese sentido poder generar actividades distintas en los recreos, actividades pedagógicas que sean muchos más atractivas para las y los jóvenes, para las y los niños, actividades que le permitan pasarla bien en la escuela y el liceo.
De hecho, desde la Corporación Gabriel González Videla explican que como parte del acompañamiento que realiza el Departamento de Educación, se desarrollan seguimientos mensuales de los estudiantes que se encuentran en riesgo de deserción escolar, implementando medidas para fortalecer el bienestar socioemocional, a través de actividades recreativas deportivas, talleres de autocuidado, salidas pedagógicas, actividades extracurriculares, (kayak, trekking, mindfullness, otros) como también, innovar mediante la apertura e instalación de espacios de diálogos participativos y mesas de trabajo con Centro de Padres y mesas de trabajo con la Directiva Comunal de los centros de estudiantes de los colegios y liceos municipales.
Para María Rosa Cornú, “El apoyo que entrega el Ministerio de Educación en este tema y sus alertas tempranas de estudiantes que se encuentran en riesgo de deserción del sistema escolar, es valioso” “Esto le permite al colegio/escuela a través de sus equipos docentes y multiprofesionales, diseñar e implementar acciones o actividades intencionadas para estos estudiantes destinados justamente para favorecer su retención”, dice. Pero es importante, “que al aplicar las estrategias que forman parte del Programa se considere de forma explícita a la familia y a la comunidad educativa como agentes claves participantes”, dice.