Autor: Luis Valentín Ferrada V.
Idea de una Nación Docente
Nadie discutirá acerca de la importancia decisiva que tiene la educación, en todos sus grados, en las sociedades contemporáneas. Una Nación o sociedad en la que todo y todos educan y son educados por todo y todos los demás.
La historia moderna de la humanidad no ha conocido otra época — después del siglo del Renacimiento - en la que la calidad y cantidad del conocimiento general desempeñe un rol de mayor significación para el desarrollo social.
Se ha sintetizado este principio definiendo a las actuales como “Sociedades del Conocimiento”. Alcanzar esta alta categoría exige cumplir requisitos esenciales bajo grandes principios compartidos, entre los cuales el hacer de cada ciudadano un educador y un educando activo, permanente y progresivo, puede considerarse el mayor. Una sociedad en la que todo y todos educan, y a un tiempo son educados por todo cuanto se hace.
Una NACION DOCENTE es aquella en la cual cada institución pública y privada, cada sociedad intermedia, cada ley, cada autoridad, cada sentencia, cada empresa, cada medio de comunicación y, por sobre todo, cada hogar, es una escuela, un taller, un centro de pedagogía y cultura humanista, o de investigación y divulgación científica en el caso de la grandes industrias tecnológicas modernas.
Por esto es extraña la discusión burda y pastosa que se extiende largamente en Chile, diferenciando y colocando en oposición la enseñanza que presta el Estado o los municipios con aquella que, con vocación noble, es impartida por personas e instituciones privadas consagradas al mismo fin superior. Se fracciona y fractura, contra todo pensamiento ideal, a las universidades en diferentes grupos según quienes son sus sostenedores o quienes las han originado y las conducen.
Lo mismo se hace con los colegios, liceos, escuelas, jardines de primera infancia, como si unos y otros no persiguieran alcanzar el mismo objetivo superior: hacer y conformar a Chile como una NACION DE ALTA EDUCACIÓN Y CONOCIMIENTO. Principalmente para nuestras generaciones jóvenes, esencia de nuestro futuro común. La Universidad de Chile es un gran centro de educación y cultura, dueña de una historia y motivo de orgullo nacional.
Institución fundamental del patrimonio cultural de los chilenos... ¿ qué duda cabe?... Pero.. . ¿no lo son acaso, también, las históricas Universidad de Concepción, la Federico Santa María en Valparaíso, la Universidad Católica o, las más modernas, como la Universidad Autónoma de Chile, la U.
Diego portales, la de Los Andes, la de Humanismo Cristiano, la del Desarrollo o la de San Sebastián y otras de ese mismo carácter privado?... Puedo hablar acerca de esta realidad en la Región del Maule, la tierra de mis mayores y mía, que conozco mejor. Desenvuelven sus actividades educacionales en la Región del Maule importantes Universidades, públicas y privadas. Y todas ellas prestan grandes aportes a nuestra juventud y al desarrollo regional. La UNIVERSIDAD DE TALCA, de carácter público, es legítima acreedora de un creciente prestigio, y así es ampliamente reconocido.
Pero, por ejemplo, la UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHILE o la UNIVERSIDAD CATOLICA DEL MAULE frutos de una admirable vocación educacional de personas e instituciones que consagran sus vidas a la pedagogía superior — más otras que han extendido sus brazos hacia esta Región - no le van en zaga a la pública en cuanto contribuyentes de la mayor riqueza cultural y profesional, base insustituible para nuestro efectivo progreso. ¡Cómo no se advierte, por ejemplo, lo que significa que la Universidad Autónoma de Chile, imparta en Linares las carreras de Medicina y Ciencias de la Salud!... ¿Quién pudo imaginarlo hace algunos años atrás?... Hoy es una feliz realidad, de enorme trascendencia.
Conviven noblemente estas Universidades - estatales y privadas - conformando una comunidad pedagógica que incrementa con sus acciones el patrimonio moral e intelectual de nuestra sociedad; haciendo posible que miles de jóvenes, año a año, crezcan como personas y se integren a la marcha ascendente del país con altos grados de preparación y anhelos de ser más. Una NACION DOCENTE, en la que todos eduquemos y seamos educados por los demás, puede concebirse como la más alta expresión de una auténtica sociedad del conocimiento. Una sociedad que avanza por la noble conquista del saber para construir un presente y futuro más perfecto y justo.
De esto se trata esencialmente: que el mañana de nuestra sociedad además integridad moral, más cultura, mayor perfección en nuestras normas de vida, más paz y justicia social, en suma, la más alta expresión de una verdadera democracia social.
Nuestra sociedad será hoy y en adelante lo que la importancia de nuestro patrimonio educacional nos permita; y, la riqueza de ese patrimonio será la suma integrada e integradora de los esfuerzos que todos, sin distinción, hagamos con tal propósito.