Autor: María Angélica Pérez Molina Presidenta Instituto O'Higginiano Filial Los Ríos
Educación y libertad
E Hace ya más de dos siglos, en los albores de nuestra Independencia, en donde un lider visionario entendió que la verdadera fuerza de una nación no reside en sus armas, sino enla inteligencia, el conocimiento y laconciencia de su pueblo.
Ese líder fue Bernardo O'Higgins Riquelme, quien no solo luchó por la libertad política de Chile, sino que también sembró las primeras semillas de unideal más profundo: “Laeducación como derecho fundamental y como herramienta de transformación social”. O'Higgins no veía la educación como un privilegio para unos pocos, sino como un pilar esencial para construiruna República justa y soberana.
Por eso, impulsó con firmeza una educación pública, laica y entendía que un pueblo educado es un pueblo libre, pensar por sí mismo, de defender sus derechos con argumentos y no con violencia, y de construir una sociedad más equitativa. Su compromiso fue más allá de los estudiantes. Supo que sin maestros formados no hay escuela posible, y en suvisión incluía la formación de profesores capacitados y laimplementación de métodos pedagógicos innovadores para la época.
Con esa decisión, no sologarantizó la transmisión del conocimiento, sino que elevó la dignidad del magisterio, reconociendo importancia y el rol fundamental del docente enla formación de ciudadanos. ¿Qué mensaje nos deja hoy este legado? A estudiantes: que cada libro que abren, cada clase que asisten, cada esfuerzo que hacen por aprender, no es solo para aprobar un examen, sino para ser ciudadanos libres, críticos y responsables, A padres y familias: que apoyar la educación desus hijos es continuar la obra de quienes soñaron con un Chileilustrado y justo. Alasociedad: que invertireneducación no es un gasto, sino la inversión más noble que podemos hacer en nuestro futuro. Bernardo O'Higgins no solo liberó un territorio; quiso liberar mentes. Y esa batalla, la de educar con calidad, equidad y dignidad, sigue siendo la más importante. Porque, como él bien supo, un pueblo educado es un pueblo invencible.