Autor: MAUREEN LENNON
¿TAN LEJOS .. TAN CERCA?
A CIEN AÑOS DEL GOBIERNO DE ARTURO ALESSANDRI P Xiste consenso entre los investigadores en que Arturo Alessandri Palma (1868-1950) fue una de las figuras centrales de Ja vida nacional durante varias décadas, y se lo sitúa entre los personajes más relevantes de la historia de Chile de todos los tiempos.
Tras ganar una reñida elección senatorial, en el norte del país y en circunstancias bastante difíciles, comenzó a forjar su mítico apelativo: “El León de Tarapacá”. Al poco tiempo, se dedicaría a trabajar para una futura candidatura presidencial y en 1920 postuló al principal sillón de La Moneda, en esa famosa campaña del “Cielito Lindo”. Entre sus proyectos, destacaron reformas constitucionales al régimen parlamentario y laboral, mejoras en la condición legal de la mujer y el fomento de la descentralización.
Como escribe el historiador René Millar en su volumen “La elección presidencial de 1920” (Editorial Universitaria), la contienda entre Arturo Alessandri Palma y Luis Barros Borgoño se viosalpicada por varias prácticas irregulares, entre otras, el cohecho, el control de la votación campesina por parte de los propietarios de los fundos, la acción de turbas que impidieron la votación de los bandos contrarios y la falsificación de actas y escrutinios.
Para mayor problema, los resultados electorales aumentaron la Al legendario "León de Tarapacá” se lo considera una de las figuras más de la historia de Chile del siglo XX, entre otras razones, por su personalidad fuerte, su llegada a las masas y su. Lucha por ponerle un límite al Congreso de la época. Al cumplirse el centenario de su llegada a La “ese momento político v el actual? Les 1 fantasma del parlamentarismo (a la chilena) aún ronda en el país.
Sin go, creo que más bien se trata de esa vieja actitud frondista”. FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ de géneris del parlamentarismochileno de inicios del siglo XX recaían sobre un extendido con= senso antiautoritario y un sistema de partidos más estable que el que existe ahora”. GABRIEL CID.
Arturo según el historiador René Millar, la prensa demócrata y radical de provincias, al igual que muchos militantes de esos partidos, veían al candidato "como la persona indicada para poner término al caos político, como luchador incansable a favor de la clase obrera, enemigo del centralismo y de la oligarquía”. 1 tra más complejo que los vividos con anterioridad no solo por el cuestionamiento a la legitimidad del texto vigente, sino sobre todo por encontrarse el Ejecutivo en minoría en ambas cámaras, lo que facilita la intromisión en materias que van más allá de sus facultades”. RENÉ MILLAR: ido tj mentos la ruptura de ciertos consensos a partir de un proceso de polarización en que la política, en vez de construir acuerdos, pasa a ser un juego de suma cero”. ÁNGELSOTO al an abundantes y la imagen de la clase política estaba por los suelos, allanando el camino al movimiento. Militar”. JOAQUÍN FERMANDOIS Tores sociales que hasta entonces se habían encontrado marginados de las decisiones políticas.
“Uno de los aspectos novedosos que trajo consigo la elección fue el protagonismo que adquirieron las masas, los miembros de los nuevos sectores sociales urbanos, clases medias y obreros, que fueron convocados a expresarse a través de manifestaciones públicas multitudinarias en apoyo del candidato Arturo Alessandri. Este los atraía con su carisma, dotes oratorias y una retórica pensada y dirigida hacia ese tipo de auditorio, en la que enfatizaba su identificación con las dificultades e injusticias que sufrían”, dice Millar. El profesor del Instituto de Historia de la UC pone el énfasis en la propaganda y en la utilización de la música como medio para exaltar a los adherentes. “La canción mexicana “Cielito Lindo”, con letra adaptada a la coyuntura electoral, se transformó en el himho alessandrista, que se utilizó con mucho éxito”, dice. Del mismo modo, el historiador destaca que “por primera vez se puso en práctica una campaña del terror' en torno al adversario político.
Según la propaganda unionista, el triunfo de Alessandri, con un discurso que fomentaba la lucha de clases, haría de Chile una nueva Rusia, donde la violencia, la miseria y el hambre estaban entaizados”, explica René Millar, La política de masas Ángel Soto, doctor en Historia y profesor dela Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Ándes, se suma a este análisis y coincide en que la elección presidencial de 1920 significó la llegada de la clase media al poder, y que de ahí en adelante todos los presidentes de la repú: blica del siglo XX tienen ese origen.
El académico contimúa con su reflexión, y añade que estamos ante la culminación de un proceso histórico incubado en los años previos, en la guerra civil de 1891, que originó un nuevo orden, pero que se agota en los años 20, y que tiene como uno de sus hitos centrales la “Cuestión social” y la celebración de un centenario (1910). “En 1900, Enrique Mac-Iver se había preguntado si éramos o no felices, interrogante que se mantenía vigente en los 20, en los años que siguieron... y quizás continúa hasta el presente”, expresa Ángel Soto, y considera que, finalmente, los militares —pocos años después— harán ingreso a la escena política, “manifestando una sensibilidad social incubada en parte por el conocimiento de una realidad del bajo pueblo, que si bien los acercó durante la guerra del Pacífico, quedó más en evidencia al interior de los cuarteles a partir de la ley de servicio militar obligatorio de 1900”. El historiador Gabriel Cid, docente de la Universidad San Sebastián y autor —entre otros volúmenes— de “Pensar la revolución”, también afirma a “Artes y Letras” que la contienda de 1920 corresponde a un hito histórico, ya que marca la irrupción de la política de masas y, con ello, de la democracia moderna. “Creo que su importancia debe ponderarse en ese ámbito.
No es que antes no se hayan realizado movilizaciones con este propósito —la llamada “campaña de los pueblos' de Vicuña Mackenna en la elección de 1876 es un antecedente lejano—, pero sí marca un punto de inflexión crucial para la historia política chilena”, explica Cid, y agrega que en adelante aspectos otrora menores, “como el carisma del candidato, la planificación de las campañas, la interpelación a los sectores medios y populares, el uso intensivo de los medios de comunicación de masas, entre otros, serán claves para definir el ascenso al poder por las vías electorales”. Joaquín Fermandois, académico del Instituto de Historia de la UC, comparte esa mirada y sostiene que estamos ante la primera elección presidencial manifiestamente competitiva, con movilización de masas (aunque votó solo el 3 por ciento de la población). “Incluso es de sospechar que a Arturo Alessandri se le dio la ventaja de un (1) elector, entre poco más de 300, por miedo a la reacción popular.
Se condensó en la campaña la idea de crisis, incrementada por la oleada revolucionaria proveniente de la sanguinaria experiencia rusa”. El historiador añade que el tercer candidato, Luis Emilio Recabarren, apostaba al camino soviético como modelo para Chile, y aunque obtuvo pocos votos, su obra tendría una marcada influencia en el Chile del siglo XX.
“En todo caso, persuasiones revolucionarias y antirrevolucionarias no fueron 'inventadas' al calor de la crisis, sino que se originaron en las dos décadas anteriores, y correspondían a sensibilidades de la política moderna en gran parte del mundo”, dice el profesor de la UC, Fermandois afirma queel sistema no se ajustó, pero la atmósfera política cambió y, al final, resultó en un período de turbulencias políticas y discontinuidad institucional entre 1924 y 1932, incluyendo la primera dictadura en el desarrollo del siglo.
“De paso, emergió la Constitución de 1925, no demasiado diferente a la de 1833 (en este sentido, en la historia de Chile hay relativa continuidad), siendo el gran cambio el terminar con el semiparlamentarismo existente desde 1891, Las críticas al Parlamento eran abundantes y la imagen de la clase política estaba por los suelos, allanando el camino al movimiento militar”, cierra Joaquín Fermandois.
“Estás conmigo o contra mí” El historiador Alejandro San Francisco escribió en una columna publicada en este diario, el pasado 26 de junio, que el proceso de Descomposición del sistema político y la crisis constitucional que sacudió a Chile hace cien años “tienen una serie de factores análoal momento actual, y bien valdría la pena revisar esa historia y su tortuosa evolución”. Gabriel Cid, sumándose a ese análisis, dice que hay un par de elementos significativos, “aunque no circunscribiría las analogías mente al factor político y constitucional. Las ampliaría al recrudecimiento de la desigualdad y a la crisis de confianza en las élites de todo tipo.
Pero también hay un elemento clave que, hasta el momento, no parece ser similar: la década de 1920 coincidió también con un proceso de politización de los militares que terminó empujando el camino hacia una nueva Constitución. Esa es una diferencia Elacadémico Ángel Soto (UAndes) Crucial”. El investigador de la Universidad San Sebastián también se refiere al papel de los congresistas en esa época y sus paralelismos con el Chile contemporáneo. Cid afirma que, a primera vista, el recurso cada vez más recurrente a la interpelación parlamentaria parecería instalar nuevamente el fantasma del predominio del Congreso por sobre el Ejecutivo. “Creo, sin embargo, que esto es un espejismo. Las prácticas de la versión sui géneris del parlamentarismo chileno de inicios del siglo XX recaían sobre un extendido consenso antiautoritario y un sistema de partidos más estable queel que existe ahora”, concluye Cid. Ángel Soto plantea que la historia no se repite, pero eso no impide que podamos hacerle preguntas desde nuestro presente.
“En Ese sentido, un aspecto que me llama la atención, pero que Chile ha vivido en distintos momentos, es la ruptura de ciertos consensos a partir de un proceso de polarización en que la política, en vez de construir acuerdos, pasa a ser un juego de suma cero.
Un ambiente de enfrentamiento con una lógica de estásconmigo o contra mí”, lo que le hace mucho daño a la democracia”, dice el docente de la Universidad de los Andes René Millar cree que el Congreso, alo largo decasi toda la historia republicana, ha luchado por incrementar sus facultades, a la vez que ha pretendido limitar las del Presidente.
“Durante la vigencia de la Constitución de 1925, bajo un régimen presidencialista muy fuerte, el Congreso se las arregló para ejercer una influencia que trascendía sus facultades e intervino en ámbitos de poder reservados al Ejecutivo, llegando con frecuencia a obstruir su gestión.
En consecuencia, lo que ocurre en la actualidad no implica algo nuevo en la evolución del sistema político”. El autor de “La elección pres dencial de 1920” agrega que la Constitución de1980 justamente entregó amplias facultadesal Presidente de la República para tratar de evitar esa injerencia desmedida del Congreso.
“El problema actual se muestra más complejo que los vividos con anterioridad nosolo por el cuestionamiento a la legitimidad del texto vigente, sino sobre todo por encontrarse el Ejecutivo en minoría en ambas cámaras, lo que facilita la intromisión en materias que van más allá de sus facultades”, explica el profesor de la UC, y concluye que el parlamentarismo “difícilmente puede presentarse como una alternativa para un nuevo régimen de gobierno dado el prejuicio que existe sobre dl”. Francisco Javier González Errázuriz señala que, al considerar los sucesos previos a la elección de 1920 y las circunstancias del primer gobierno de Arturo Alessandri, no es extraño que se oigan voces señalando que existe una cierta analogía con el momento actual.
“Ante actitudes contrarias a la Constitución de algunos parlamentarios, ante una práctica obstruccionista poco racional de algunos legisladores, y la sustitución de la confrontación de ideas por una mera lucha de poderes, algunos quieren ver que el fantasma del parlamentarismo (a la chilena) aún ronda en el país, Sin embargo, creo que más biense trata deesa vieja actitud frondista que de tanto en tanto se hace presente en el mundo parlamentario”, dice Joaquín Fermandois, en tanto, sostiene que es dudoso que se haya reducido a la alternativa entre presidencialismo y parlamentarismo, “por más que se le toma como un talismán, en extraña patología latinoamericana, y en esto último hay analogía con la situación actual. Las crisis casi siempre surgen de una fuente subjetiva, acciones u omisiones; nunca por causas objetivas, materiales, inevitables, etc. Que vienen, vienen; en Chile, con inquietante regularidad. Con Arnold Toynbee, hay que asumir que la sociedad humana está sometida a retos o desafíos; hay que desempolvarla acción adecuada, la “respuesta”. Depende de nosotros”, concluye. Llar (UC). Elección de 1920. El día de los comicios, la gente se aglomeró cerca de la Municipalidad de Santiago. Operarias de fábricas recorrieron las calles de Valparaíso, en reclamo por el cohecho, La elección de 1920 se vio ensombrecida por prácticas irregulares, entre otras, la compra de votos,