Autor: FANY MAZUELA F.
Polémica por cartera estilo bolsa de basura de Balenciaga
La marca vende el producto de cuero y su precio es de 1790 dólares Estas son las carteras de cuero/bolsa de basura que la marca quiso transformar en un objeto exclusivo.
A declaración de principios del director creativo de Balenciaga, Demna Gvasalia, al lanzar su línea de carteras emulando la clásica bolsa negra que se usa para los residuos fue: “No podía dejar pasar la oportunidad de hacer la bolsa de basura más cara del mundo porque ¿ a quién no le gusta un escándalo en la moda?”. Ya lo había hecho con su edición limitada de zapatillas con apariencia gastada en mayo de este año.
Ahora creó tres carteras/ bolsas de basura de cuero en negro, blanco y celeste, y el precio por cada una asciende a los 1790 dólares (poco más de $1.600.000 pesos). La campaña de inmediato provocó una discusión.
El diseñador argentino Benito Fernández parte afirmando que “la marca quiere generar controversia y estar en boca de todos” y plantea que "más que un objeto de lujo, podría pensarse como una expresión de arte o manifestarse como una herramienta de marketing”. Andrea Martínez, editora en jefe del sitio Viste la Calle, recuerda que "en 2012 Louis Vuitton con Marc Jacob lanzaron una cartera bajo la temática de bolsas de basura y también causó controversia porque es elevar un objeto común a uno de lujo, como lo hizo antes Andy Warhol con la sopa de tomates en el pop art”. Bracey Wilson, profesor del área de marketing de la Universidad Adolfo Ibáñez y ex director de Yves Saint Laurent para América Latina durante 8 años con base en Brasil, aclara que “uno no puede hablar de precios caros porque el único que puede evaluar si el precio es caro es el cliente, es decir, si siente que está recibiendo menos de lo que está entregando. Entonces podemos hablar de un precio elevado.
Lo importante es entender que cuando se fija el precio en estos objetos de lujo hay un valor intangible que no está en el producto”. "Balenciaga se ha puesto muy de moda entre los asiáticos y la generación Z (nacidos entre 1994 y 2009), apunta a la gente joven. Por lo tanto, tener este objeto único y raro es formar parte de un grupo, de los pocos que pueden acceder. Ellos no están comprando la bolsa, sino una llave de entrada a ese círculo exclusivo”, plantea. Y advierte que cha gente dice estos consumidores están locos y no lo están. Hay que detenerse en qué los motiva a comprar.
La necesidad no es el producto, sino el satisfactor de esa neceEx director de Yves Saint Laurent para América Latina, Bracey Wilson, precisa que “cuando se fija el precio en estos objetos de lujo hay un valor intangible que no está en el producto”. Un publicista, un diseñador y un periodista analizan el fenómeno. sidad.
Incluso ahora las marcas comercializan productos digitales para los avatar de los metaversos de juegos, como zapatillas y ropa porque ese pasa a ser tu nuevo mundo”. El periodista y profesor de televisión de la Universidad Autónoma, Pablo Laplace, opina que "en términos comunicacionales es un escándalo porque representa el desprecio más profundo hacia lo establecido porque en esa bolsa echas los desperdicios”. A su vez sostiene que la jugada de Balenciaga es absolutamente rupturista y la persona que busca distinguirse del resto va a pagar la cartera/bolsa porque responde a un quiebre con lo establecido a través de una manifestación que podría considerarse artística”. Mientras que el publicista y profesor de marketing de la Universidad Diego Portales, Cristián Leporati, explica que "las marcas normalmente lo que hacen es apropiarse de elementos culturales que la gente usa en lo cotidiano y si en ese sentido se entendió que la bolsa de basura tiene algún sentido estético y funcional para el consumidor, resignifican ese producto desde el branding (construcción de la marca)”. Lenciaga le da un valor distinto a la bolsa de basura y la población está dispuesta a pagar ese monto para conseguir status. Al asignarle valor a algo que no lo tiene, se ríe también del propio consumo”, resume.