Autor: JUAN RODRÍGUEZ M.
ROBERTO MERINO: leer, olvidar y volver a la infancia
ENTREVISTA Textos sobre literatura En la 101.. ) me gusta pensar en cosas de Henry James, ponte tú, ciertas cosas de Nabokov; escenas, imágenes, palabras”. 11 spórate... ”, dice luego de oír la pregunta.
Roberto Merino parece ensimismado. ¿Recuerdas cuándo y por qué te volviste un lector? “Recuerdo —silencio— haber tenido... te estoy hablando de cosas muy remotas, haber tenido una relación con los libros para niños que no consideraba la dimensión de la lectura, eracomoesto —apunta alas cosas que hay en la mesa de una heladería en Providencia: un servilletero, una grabadora, un celular—, un objeto. Objetos que eran míos; a veces me leían en voz alta, te fijas, o me hacían leer en voz alta; sin embargo, no me producía nada.
Pero recuerdo una noche que tuve un breve insomnio, debo haber tenido unos cuatro años, había un libro sobre un gato, de tapa dura, negra, lo tomé del velador y me puse a leer y alí entendí, me metí en algo, me metíen un mundo. Y me dio una especie de emoción, incluso después guardé el libro debajo de la almohada. Y me puse a dormir. Era un notorio descubrimiento de algo que no cono Decía un viejo filósofo que nadie puede bados veces en el mismo río; ni el agua que la misma, ni lo esl bañista, Todo cambia. Puede que con la lectura ocurra lo mismo, volver a ese libro, a esa historia, a ese poema, a ese ensayo oartículo puede ser uncamino pare lo, igual al de la primera vez.
Durante trece años, cada dos semanas, Roberto Meri—cronista, ensayista y poeta, autor de libros como “En busca del loro atrofiado”, “Padres e hijos”, “Luces de reconocimiento” y “Transmigración”— publicó en este cuerpo cultural una columna llamada “Diario de lectura”, Son textos digresivos y asociativos, especulaciones, pequeños ensayos motivados por libros y escritores, desde Marcela Paz a Edgard Allan Poe, pasando por Enrique Lihn, Federico Gana y James Joyce; por el acto presente y pasado de leer y recordar, por la literatura, sin sometimiento a las novedades editoriales. Asílo explica Merino en la “Nota del autor” que precede a “Combustión espontánea” (Ediciones UDP), el libro recién lanzado que reúne dichos textos, editado por Andrés Braithwaite.
Hechos concretos Son los mismos escritos, pero no, porque ha pasado el tiempo y la memoria, porque ahora están sumados, fijos —hasta la próxima lectura— en un volumen, ya no solos y quincenales enel papel de diario, “Me gusta el hecho de que textos brevescomo estos, escritos con un par de semanas de diferencia, ahora —puestos unos junto otros— discurran en un flujo continuo y acumulen un espesor”, anota Merino, como si hablara de un río que se acumula enel mar, hasta evaporarse y, ojalá, volver a ser rí El libro comienza así: “Es imposible dimensionar la multitud de páginas por las que hu mos pasado nuestros ojos y que luego, más temprano que tarde, hemos olvidado.
Extensos novelones, infinidad de poemas, inteligentes observaciones, textos eruditos: estuvimos ante ellos algún día, o más bien dentro de ellos, pero hoy han pasado a engrosarel caudal indetermiado de la realidad”. Más adelante, en un texto sobre Joaquín Edwards Bello, sobre su novela “Valparaíso”, leemos: “Cada una de misrelecturas ha sido ejec tada por sujetos distintos, tan distintos como puede ser un niño que busca la sabiduría y un viejo reciente que no está dispuesto a tolerar un centímetro de aburrimiento. Es una magia verosímil dela literatura ese hecho casi trivial: que releer un libro es como mirarse al espejo de tiempo en tiempo. Es otro el que lee cada vez y otro el que se mira”. Tipo de lector eres? “Mira, bastante fragmentario. Habría que hacer una distinción: fui un lector más o menos obsesivo a cierta edad, en la universidad y en los años posteriores, y ya no lo soy tanto. Pero tengo recuerdos de lecturas, a veces las lecturas realizadas en el pasado siguen siendo productivas... productivas en términos de sentido. Por lo tanto, a veces también leo en la memoria. Reque puede que los estérecordando de un modo distorsionado, pero a veces me gusta pensar en cosas de Henry James, ponte tú, ciertas cosas de Nabokov; escenas, imágenes, palabras. Pero así como de andar leyendo todo el rato, no.
De hecho, ahora me compro libros que sé que voy a leer en el momento, ya nocomprolibros para completar una zona dela biblioteca, solo lo que sé que voy a leer”. —¿ Qué clase de libros son? “En general, reportajes, periodismo, cosas así. Cuestiones vinculadas a la realidad directamente”. —-¿ Y sabes por qué eliges esos libros? “Porque me interesan las cosas en ese grado.
En verdad, estoy siempre especulando con la construcción dela realidad, de modo más o menos metafísico, pero hay una cuestión para mí que es impagable, que esel interés de las cosas, de los hechos más o menos acreditados. Si hay libros de coanálisis, también me interesan. Pero todavía me interesa pensar que hay un desciframiento posible en el que hay algo oculto”. —En los hechos... “Hechos concretos, claro.
Lo que leo es Aburrimiento y ansiedad “El presente parece estar hecho de movimientos demasiado fugaces”, escribe Merino en uno de los ensayos, titulado “Persiguiendo el presente”. “Terminamos la jornada (... ) cofuéramos una persona distinta de aquella quese levantó en la mañana ya remota”. Cuando volvió a leer los textos para hacer “Combustión espontánea”, Merino descubrió que muchos no los recordaba: “Es increíble la capacidad de olvidar”, dice ahora —¿ Te gustó leerte? “Sí, en este caso sí. Me gusta que esté mediada porel olvido la cuestión, porque dala impresión de leer a otro autor, a un autor desdoblado de uno mismo. Eso me gusta, fíjate. Me pasó también el otro día, abrí el libro Padres e hijos” y me sorprendí leyendo algo que me interesó, pero queno lo reconocía como personal. Lo había olvidado también. Estas cuestiones se olvidan... Se olvidan como la vida misma, te diría”, —En “Combustión espontánea” hay hartos textos sobre el olvido. “El olvido, digamos, natural”. —Por ejemplo, libros de los que recordabas dos cosas y al releerlos descubres que hay tanto más. “Claro, es un fenómeno que uno puede experimentar habitualmente. Uno puede leer todas las cosas que leyó cuando joven, ponte tú, cuando adolescente, y probablemente la cuestiónvaarendir destellosinimaginables. Está todo mediado porel olvido, siempre. Y si no estuviera eso, sería como la locura, ¿no?, como Funes el memorioso.
Es una función de sobrevivencia”. —También hablas harto de libros y autores injustamente olvidados, como las memorias de Julio Subercaseaux, y, además, varios textos dehacia la infancia y la adolescencia. ¿Eres nostálgico? “Mira, nostálgico en el sentido de que tenga vna preferencia por el pasado en relación con ahora, no. Más bienes una perplejidad del fenómeno de la memoria, eso es. Porque de repente reaparecen cuestiones, inminencias del pasado, como si el pasado no se hubiera ido. Esmuy extraño también en qué sentido o qué distancia tiene la persona que uno es, del joven que fue. Hay 'modos de hablar, de mirar las cosas, es muy raro que esa persona que fue tan cohesionada no exista. No existe enuno... Yano aparecerá por las calles de Santiago, no te lo vas a encontrar. Es muy raro. Esraro que unose transforme, que uno haya sido guagua”. —Otro asunto sobre el que vuelves es el aburrimiento. ¿Lees para no aburrirte? “No, fate que no. Es que me aburro muy poco. Meabrumocon los deberes y con las cuestiones pendientes, pero si no hay eso, no me aburro con nada. Puedo estar sentado en el borde de la cama y no me aburro. A veces pongo la televisión sin volumen... Uno se distrae con No tengo esa noción del esparcimiento para diluir el tedio. Sobre todo, a que aspiro es a estar tranquilo.
La intranquilidad... És aburrido esperar, esperar algo, tener expectativas”. —Porque hay ansiedad... “La ansiedad también tiene que ver con el aburrimiento”. —Hay una ansiedad medio culposa, quizá, que viene de la idea de que hay que estar haciendo algo, trabajar. “Claro, culposa, pero también está esa ansiedad que viene del deseo mezclada con la falta de imaginación.
Es como el aburrimiento adolescente, esa cosa media talmada”. Entre 2007 y 2020 el escritor llevó, en estas páginas, un diario de lecturas que hoy reúne bajo el título "Combustión espontánea” (UDP). Son breves ensayos, en los que libros y e escritores sirven de ocasión para especular sobre lo raro que es estar vivo, sobre cambiar y ser el mismo. "Es muy extraño en qué sentido o qué distancia tiene la persona que uno es, del joven que fue”, dice Merino. Roberto Merino nació en Santiago en 1961. Ii a mí que es impagable, que es el interés de las cosas, de los hechos más o menos acreditados”. COMBUSTIÓN ESPONTÁNEA Roberto Merino Ediciones UDP, 2021,292 páginas, $20.000. ENSAYOS T a el olvido, siempre. Y si no estuviera eso, sería como la locura, ¿no? (... ) Es una función de sobrevivencia”.