Autor: Mayarí Castillo Investigadora Centro de Economía y Políticas Sociales, U. Mayor, y del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CUR)
Ventanas
Señor Director: El cierre de la fundición de Ventanas es un paso decidido hacia una transición ecológica, pero debiera ser el primero de muchos otros. Las llamadas zonas de sacrificio comparten dos atributos: degradación y afectación acumulativa, y concentración de fuentes emisoras con componentes diversos.
Este último punto es de gran relevancia: nuestra laxa norma vigente es aplicable a cada empresa de manera individual, pero no registra ni controla los efectos acumulados de todas las empresas ubicadas en un polo industrial.
Puchuncaví tiene, desde 1987, una amplia zona tipificada como “Zona de industrias peligrosas e insalubres” y en 1993 fue declarada como zona saturada de anhídrido sulfuroso y material particulado. ¿Hasta cuándo y cómo podemos mantener población en estos espacios contaminados? ¿ Cómo pensamos una restauración y reparación de la población post cierre? ¿ Y cómo distribuimos en el futuro las cargas ambientales de manera equitativa, para evitar nuevas zonas de sacrificio?