Autor: DRA. ANA ESPINOZA U. Médico anestesiólogo, profesor asociado UDD y Universidad de Chile
Programas de formación en salud
Señor Director: A raíz del triste y lamentable fallecimiento de una alumna de la Universidad de los Andes, mucho se ha comentado del maltrato como factor gatillante de su muerte. Se está haciendo un llamado a mejorar la forma de relacionarnos al interior de los equipos de salud, lo que me parece necesario. Sin embargo, me gustaría hacer ver otro aspecto que tiene que ver con las responsabilidades de las universidades en torno a la docencia. Las instituciones formadoras no les están haciendo un favor a los alumnos ni a nadie, están siendo remuneradas por su labor y existe un "contrato" que debe cumplirse. Esto implica muchas responsabilidades, por parte de los alumnos, de los docentes y de la universidad que imparte una carrera en el área de la salud. Estos programas no se cumplen solo con clases expositivas y talleres, sino que requieren de campos clínicos en que se desarrollan actividades prácticas tuteladas.
Considerando lo anterior, pareciera pertinente preguntarse: ¿ Los docentes de los campos clínicos tienen una relación formal con la universidad? Porque de otra forma, ¿cómo se les estimula, evalúa, exige o sanciona? ¿ Los docentes conocen los programas y protocolos para proceder en caso de alumnos que no cumplen objetivos? ¿ Tienen horario protegido para hacer docencia? ¿ Existe una evaluación periódica anónima por parte de los alumnos de las rotaciones clínicas? Y si existe esa información, ¿se hace algo con ella? ¿ Existe la instancia para proceder en caso de reclamos repetidos por parte de los alumnos? Por último, ya que nadie está obligado a enseñar en forma permanente si no tiene habilidades, ¿los docentes eligen esa opción o se les impone como campo clínico? ¿ Reciben remuneración o algún estímulo por su labor docente o es solo por “amor al arte"? Son muchas más las preguntas, pero son las universidades las que tienen que preocuparse periódicamente de averiguar si están cumpliendo o no la de programa que imparten. Finalmente, son las instituciones que acreditan a las universidades las que tienen que hacer una labor seria, rigurosa y especializada, teniendo como objetivo mejorar y asegurar la calidad de la formación de los profesionales. Espero que la muerte de Catalina contribuya no solo al trato más amable, sino también al mejoramiento de la docencia en salud en nuestro país.