Autor: FABIÁN LLANCA
Quince artistas arman y desarman el cuerpo humano en el MAVI
Montaje exhibe parte de la colección del museo Prácticas tradicionales La muestra en el MAVI incluye algunas singularidades, como un óleo sin nombre sobre tela que Juan Downey pintó en 1962 y que en la carrera del artista se ubica en un periodo exploratorio que amplía el repertorio orientado al video, lo que en cierta manera invisibilizó prácticas tradicionales vinculadas al dibujo, la instalación y la performance.
La muestra reúne además a Gracia Barrios, Juan Domingo Dávila, María Mohor, Guillermo Núñez, Lotty Rosenfeld, Ingrid Wildi y Patricia Israel, de quien se ofrece “Mujer”, un óleo de 1991 que apela al tema de género y sus múltiples reivindicaciones. Marcela Trujillo, Maliki, da su versión en triplicado de la imagen de Venus. N un vértice de la sala, una figura humana descansa en un piso, aunque lejos de parecer agradada luce a punto de perder el equilibrio e inclinarse debido a que carece de brazos.
Esta imagen vulnerable se titula Hombre sentado y pertenece a Valentina Cruz, una de los quince artistas que están presentando obras suyas en cuerpos, exposición que durará hasta fines de julio en el Museo de Artes Visuales, también conocido como MAVI (Lastarria 307). La pieza de la autora penquista forma parte de la colección del céntrico museo, que desde el año pasado funciona en asociación con la Universidad Católica a través de una fundación que potencia con estos montajes la divulgación del acervo propio resguardado en una bodega ubicada en el barrio Lastarria capitalino.
Valentina Cruz, por ejemplo, fue convocada por su experiencia escultórica en la fisonomía humaPinturas, esculturas y fotografías de autores avezados abordan el desafío de representar la figura antropomoría en distintas materialidades. na a escala real usando materiales ajenos al quehacer artístico tradicional, como caucho, cera, cola, papel de diario, resina y sacos. La selección de las obras, a cargo de Carol Illanes y Carolina Castro, reúne algunas soluciones de artistas locales al desafío de la representación corporal a través de retratos pintados, fotografiados y esculpidos. Bajo esas coordenadas, Eva Lefever aporta Perfil punk, una litografía que aborda la marginalidad de los años ochenta con un tono armónico y en apariencia tradicional.
“Se caracteriza por su aspecto figurativo en muchos casos vinculado al expresionismo alemán y con grandes referencias a las técnicas clásicas renacentistas del dibujo, el grabado y la pintura”, refiere Francia Lufi, del área de educación del MAVI. La exploración femenina se acentúa con Es duro ser Venus, de Marcela Trujillo, Maliki, quien ofrece un tríptico con esculturas tempranas intervenidas. “Toma un tema clásico de la representación del ideal femenino, exagerando su erotismo con nuevos simbolos y figuraciones, generando una alegoría contemporánea sobre el cuerpo de la mujer”, asegura Lufi.
La exposición considera a autores de larguísima trayectoria, como el difunto Hugo Marín -de quien se exhibe un busto de color terroso sin nombre que retrotrae al arte rupestre de culturas aborígenes— o Ricardo Yrarrázabal, que también dejó de bautizar el Óleo de un rostro masculino desplazado, corrido y borroso que aborda delicadamente la deformación humana. El rubro fotográfico está representado por Mariana Matthews y sus series La memoria oculta La boda milagrosa | Anesthésie locale, y Adoremos, esta última un aclamado trabajo sobre las fiestas religiosas, especialmente católicas, en Chiloé. Otro tono tiene Autorretrato, registro de Inés Paulino que combina fotografía y textos.