Las historias tras el censo agropecuario en pandemia
Sadrac Sánchez accedió por mar a las localidades más alejadas de Chaitén, en la X Región. Ensarel agro en pandemia ha resultado todo un desafío. De hecho, por diversas razones, el VIII Censo Nacional Agropecuario y Forestal debió ser postergado y no se ha actualizado desde 2007. Poreso la necesidad de contar con información actual sobre qué y quiénes son los productores de alimentos chilenos llevó a que aun en plena pandemia comenzara a aplicarse a principios de este año.
Y si bien el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la entidad encargada deejecutarlo, haincorporado tecnología digital para reunir la información, sigue siendo necesario llegar a todos los productores agroalimentarios, que están dispersos en pequeñas localidades de las diferentes regiones de Chile, muchas veces en zonas aislada y con casi nula conexión.
El recorrido de los censistas muestra la realidad de cómo se produce y vive en las zonas más aisladas o distantes del país, incluidos los territorios insulares como el archipiélago Juan Fernández y Rapa Nui EL COLOMBIANO QUE CAMINA POR ELQUI El colombiano Carlos Garrido Posso, ingeniero agroindustrial de 27 años, llegó a Chile en octubre de 2019 para estudiar un posgrado en la Universidad Católica. A los pocos días surgió el estallido social y luego la pandemia, y el programa se postergó. Ala espera de que se reanudara, se fue a La Serena con su padre. El año pasado postuló como recolector del Censo, para lo que requería tener movilización propia. Si bien su padre le ofreció un vehículo, no alcanzó a obtener la licencia de conducir y decidió hacer el levantamiento en buses y caminando.
Así llegó hasta Paihuano, en el fondo del Valle del Elqui -con una densidad de poco más de tres habitantes por kilómetro cuadradoy donde la principal actividad es el cultivo de uva pisquera y de mesa.
Durante tres meses, Garrido se levantó diariamente a las 5:30 horas, tomó el bus de La Serena a Paihuano y fue a censar las localidades de “Tres Cruces, Quebrada de Pinto, Quebrada de Cochiguaz, Cochiguaz y Monte Grande.
Recuerda que cubrir las unidades productivas agrícolas (UPA) como “Tres Cruces, por ejemplo, le tomó una semana caminando, y que en algunas ocasiones tuvo que volver hasta tres veces a un mismo lugar, porque los habitantes no estaban. Pero logró completar la zona.
UN GEÓGRAFO EN CAMARONES Aunque vive en Arica, el recién titulado geógrafo Héctor Contreras tuvo que alejarse varios kilómetros para encuestar a los productores de la comuna de Camarones, que tiene una densidad de tres personas por kilómetro cuadrado. La semana antes de comenzar a censar, fue al pueblo de Camarones, de 150 habitantes, para arrendar una pieza y no viajar a diario a Arica.
“Fue bueno quedarme en los pueblos porque si bien al principio la gente desconfía, cuando uno se queda se transforma en un vecino y te reciben de otra manera”, dice, y resalta que este fue su primer trabajo.
Al recorrer los pueblos se dio cuenta de que varios eran parientes y que los mismos habitantes le decian dónde había actividad agrícola, para que no faltara nadie, aunque la mala conectividad y a falta de informantes fueron un obstáculo.
“A veces no encontraba a nadio, por lo cual dejaba un volante de productor ausente con los datos y teléfono para que me contactaran, pero pueden llamar solo cuando llegan a zonas donde funcionan los celulares, eso fue complicado”, dice En sus recorridos fue al sector de Parcohayla, a pocos kilómetros del salar de Surire, hasta donde caminó más de cinco kilómetros, y al lago Chungará, a censar a productores de llamas y alpacas. EL ENCUESTADOR QUE LLEGA POR MAR Aunquenació y creció en Chaitén, recolectar la información para el Censo no fue fácil para el técnico agropecuario Sadrac Sánchez Núñez, de 31años. Se encargó delas zonas aisladas, como las islas Desertores, que son las seis islas más orientales de Chiloé, y la península de Ayacara, territorios a los que solo se accede por mar.
Así, tuvo que tomar una embarcación y ponerse a navegar al menos cuatro horas para llegar a cada localidad, lo que lo obligó a contactar previamente a cada productor y quedarse a dormir en sus casas. “Por lo mismo, el coordinador del Área Censal en lazona contrató a un lanchero. Se quedaba en la lancha, mientras yo recorría las islas caminando, ya que en estas no hay vehículos”, explica Sadrac Sánchez. De esa manera, hacer el levantamiento de datos en las islas Desertores le tomó1S días, para luego ingresar los datos al sistema en Chaitén, el lugar no había internet.
También resalta que el aislamiento es muy grande, sobre todo para quienes no tienen una embarcación propia, porque la única posibilidad que tienen para entrar y salir de las islas es una lancha de recorrido que pasa una vez al mes, y que muchas veces se suspende en el invierno. También dice que enfrentó problemas para recolectar los datos debido a disputas por los terrenos. “En Ayacara, por ejemplo, uno se encuentra con campos sin trabajar o personas reacias a responder por problemas con los títulos de dominio. Uno les explica que el Censo se levanta independiente de eso”, dice Sadrac Sánchez.
Pese al difícil acceso y la mala conectividad digital, los censistas han llegado a localidades lejanas en el norte y el sur de Chile, incluso a través del mar, para evitar que queden productores sin ser encuestados. Carlos Garrido recorrió caminando y en bus el Valle del Elqui durante tres meses. Héctor Contreras alojó en diferentes pueblos de Arica y Parinacota para que no quedaran productores sin ser encuestados