Autor: Carlos Godoy Labraña, obispo de Osomo
“El Patrón me llama y aquí estoy, listo y feliz”
ColumnaE sel comentario que le hace el Padre Hurtado a uno de susmédicos de cabecera cuandole diagnosticaron un cáncer al páncreas. Eralatarde del 18 de agosto de 1952, cuando el Santo Chileno, levantando débilmente las manos y los brazos y en'comendándose ala Virgen, falleció en el Hospital Clínico de la Universidad Católica.
Cuentan las crónicas que numerosas personas acudieron al hospital con la finalidad de despedirse del sacerdote antes que este falleciera, entre ellos niños del Hogar de Cristo que reconocieron en él una verdadera visita de Dios. Asilo relató uno deellos: “No podía hablar, pero nos quiso tener cercadeél yse despidió consu mirada y con unasonrisa bondadosa.
Yo guardo un recuerdo imborrable de ese último momento”. Ciertamente que el Padre Hurtado marcó un hito fundamental enla vida de tantas personas que lo conocieron, querecibieronsu ejemplo de consecuenciacon consejo, susabiduría y sobretodosu el evangelio de la misericordia. Naturalmente que, dentro de sus obras más significativas está el Hogar de Cristo, que surgió como una manera de brindar alimento, techo yabrigo a los más pobres y excluidos.
No obstante, su mensaje fue más allá de lo que tradicionalmente se entendía por caridad (asistencia los más pobres). Su reflexión, sus escritos y predicación pretendieron mover el corazón de todos ala solidaridad y ala construcción de una sociedad más justa. No concebía un cristianismo queno selajugara por forjar un mun-domás humy a másn fraotern o. Decía: “La miserino a e s un problema político, es un problemade fraternidad”. Susentido de justicia eraaltísimo.
Muy amenudo exhortaba: “El católico debe luchar con odas sus fuerzas valiéndose de todas las armas justas para hacer imperar la justicia”. Le escandalizaban las tremendas diferencias que había entre ricos y pobres: “Hay dos mundos demasiado distantes: el de los que sufren yel de los que gozan, y deber nuestro es recordar que somos hermanos y que en toda verdadera familia la paz y los sufrimientosson comunes”. Contodo, habría que preg¿ ude ndóntde a sacraba s todea e sa fuerzainterior que lo movía con tanta pasión a luchapror lajusticia? El Padre Hurtado era un hombrede profunda oración. Su vidagiraba entorno ala Eucaristía, Concebíala oracióncomo aquella llave que le permitíaal cristiano tener los ojos bien abiertos ante el dolor humano. Su propósito esencial era hacer la voluntad de Dios: "Larealización en concreto de lo que Dios quiere: he aquí la gran sabiduría. Todo el trabajo de la vida sabia consiste en esto, en conocerla voluntad demiSeñor y Padre.
Trabajar enconocerla, trabajoserio, obradetodalavida, de cadad ía, decada mañana, ¿qué quieres Señor demí... ? Esta es mi gran misión, mayor que hacer milagros”. El ejemplo del Padre Hurtado sigue tan vigente como siempre y puede ser una fuente de inspiración para un compromiso mayor de parte nuestra en la construcción de un mundo más humano yfraterno..