Boric y los medios: Salidas de libreto, "estilo enojón" y excesivo control
Boric y los medios: Salidas de libreto, "estilo enojón" y excesivo control Gabriel Boric B ajó las escaleras hasta llegar ante los camarógrafos y periodistas en el Patio de los Naranjos. Molesto y con una pelota antiestrés en la mano, increpó a quienes captaban su imagen dentro del despacho presidencial, espacio que a su juicio es privado. Así fue el exabrupto que en abril del año pasado protagonizó el Presidente Gabriel Boric con la prensa acreditada de La Moneda. En un año, las cosas no han cambiado tanto.
Si bien no ha tenido roces en vivo -como cuando en septiembre de 2022 cuestionó a un reportero por una pregunta sobre el embajador de Chile en España, Javier Velasco-, a fines de enero criticó que periodistas se burlaban "socarronamente" del anuncio de caletas con perspectiva de género. Y sigue priorizando medios regionales y redes como X para hacer sus anuncios. Por esa vía, por ejemplo -y pese a que andaba con una comitiva de periodistas-, manifestó esta semana su malestar con la ministra argentina, Patricia Bullrich.
Quienes han cubierto actividades de otros gobiernos aseguran que el estilo de Boric con los medios es más lejano que sus antecesores (ver pág. 9). No le gustan las conversaciones sin micrófono, se deja ver con menos frecuencia en los pasillos de La Moneda y cuando hace puntos de prensa las preguntas se limitan a tres o cuatro.
Tras un silencio de casi un mes, esta semana trascendió que sostendría una reunión con periodistas, cuestión que no ocurre desde el primer año, cuando encabezó un desayuno, luego una minicelebración de fiestas patrias y un cóctel en el salón Montt. Pero la cita no se concretó. Hay otros aspectos que se resienten. Por ejemplo, en Palacio se evita que los periodistas queden de punto fijo en lugares donde suelen transitar autoridades, como las entradas por Alameda o Moneda. Tampoco hay movilización para cubrir las actividades oficiales del Presidente en terreno, cuestión que sí ocurría antes. Eso sí, la prensa valora que con el nuevo equipo de prensa del Presidente, liderado por Nicole Vergara, la información oficial fluye de manera expedita.
Paula Walker, socia directora de Origen Consultores y exSecom de Bachelet, considera que "el Presidente debería balancear dos cosas en su relación con la prensa: el uso de sus redes sociales como una zona segura para expresarse y evitar así que lo "mal interpreten" junto con organizar "comparecencias" periódicas con la prensa, dando entrevistas, contestando preguntas y contrapreguntas". También sugiere que un elemento a mejorar, "es su impulso enojón cuando no le gustan las preguntas y comprender que la prensa tiene todo el derecho a hacer cualquier pregunta y él tiene derecho a contestar, o no.
Debería evitar el diálogo público con un o una periodista frente a los colegas, como retándolos, porque eso no corresponde". Alberto Precht, académico de derecho de la información UAI, califica la relación de Boric con los medios como "no muy feliz", con "salidas de libreto y actos que podrían ser calificados un tanto de prepotentes". Pero observa una evolución positiva en el Presidente, aunque "cada cierto tiempo vuelve a haber salidas de libreto o dirigirse a medios de comunicación o periodistas por su línea editorial". Francisco Leturia, expresidente del CPLT y académico UC de derecho de la comunicación, cree que "si el Presidente o sus ministros quieren llevar una relación de estilo sobrio, crítico o confrontacional, es su derecho y se le debe respetar". Sin embargo, "el Gobierno tiene la obligación constitucional de facilitar el escrutinio público y el acceso a la información". Respuesta del Gobierno Desde prensa Presidencia indicaron que como Gobierno están "interesados en que exista prensa diversa y pluralista que informe respecto a los actos del Ejecutivo y del resto de los poderes del Estado, así como también del acontecer nacional e internacional. Facilitamos el trabajo de la prensa diariamente. Existe una muy buena relación con la prensa acreditada, con los Corresponsales Extranjeros y con todos los que cubren las actividades. Y se realizó una elección de directiva de la agrupación de periodistas, con quienes mantendremos esta cooperación". El distante estilo del Presidente para relacionarse con los periodistas ha sido una constante en su Gobierno. Por Nicolle Peña y René González Debería organizar comparecencias periódicas con la prensa, contestando preguntas y contrapreguntas". Paula Walker, exSecom de Bachelet.
Juicio de expertos Boric y los medios: Salidas de libreto, "estilo enojón" y excesivo control El director de la Escuela de Periodismo Usach, Antoine Faure, anota que "la relación entre Gobierno y prensa siempre es problemática, poco importa el color político o las líneas editoriales de los medios. Y sabemos que en Chile, históricamente, la prensa es muy conservate con la prensa internacional, ya sean corresponsales de diarios extranjeros en Chile, agencias de noticias e incluso diarios extranjeros durante viajes, por ejemplo. El Presidente y el Gobierno gozan de un capital político a nivel internacional y no lo han usado. Cuando, en todos los gobiernos anteriores, la prensa internacional ha sido un intermediario importante para comunicar sus proyectos políticos". dora en lo editorial. Ante un Gobierno que planteó un programa transformador, que incluye al PC y que se destaca por su juventud, la prensa no ha sido particularmente comprensiva.
Tampoco el Presidente". Agrega que le "sorprende la escasa relación del Gobierno y el PresidenFaure: "La prensa no ha sido muy comprensiva; tampoco el Presidente" Cada cierto tiempo vuelve a haber salidas de libreto o dirigirse a medios de comunicación o periodistas por su línea editorial". Alberto Precht, UAI.. los estilos de otros presidentes Comenzando el siglo, inició su gobierno Ricardo Lagos. Abrió las puertas de La Moneda y así como no escabullía el contacto casual con quienes pasaban, tampoco lo hizo con la prensa. Era de encuentros diarios con los reporteros y de hacer vocerías semanales. Gustaba de juntas en off the record o de darse una vuelta por La Copucha. En los viajes internacionales a veces se subía a alguna van en que se movilizaba la prensa. Gustaba de compartir sus anécdotas, sin olvidar nunca los apellidos de los reporteros y dándoles siempre un trato formal. Siempre respondía consultas, incluso a veces volvía al micrófono cuando escuchaba lamentos. Vivió dos momentos complejos: en una de sus actividades solo fueron invitados un canal y una radio. Las críticas saltaron y echó pie atrás. El desaguisado más importante lo vivió con TVN. Apareció afirmando que podría romper relaciones con el Vaticano, si el cardenal Jorge Medina seguía interviniendo en política. Su equipo llamó al canal, alegando que la conversación fue en off y la emisora luego actuó en consecuencia. La oposición acusó “intervención”. Con Bachelet el estilo cambió, no tanto en su primer mandato como en su segundo, donde se hizo conocida por sus silencios, que marcaron su estrategia para enfrentar el caso Caval. Igual que Lagos, era de aprenderse los nombres de los periodistas y dónde trabajaban, aunque con un trato más cómplice. Ella se acercaba a la prensa y su equipo la alejaba. También usaba mucho el off y en esas ocasiones no solo entregaba y recibía información, sino también preguntaba por la vida personal. Un periodista recuerda que surgieron “grupies” y así como había “bachemelenas” en política (seguidoras), también las había en los medios. La cercanía llegó a tal punto que hubo “carretes”, como en Punta Arenas, donde viajó a despedir una expedición a la Antártica. En la noche un grupo de periodistas fue a un bar en la Plaza de Armas. Bachelet ya estaba allá y siguieron disfrutando todos. Sebastián Piñera no olvidaba una cara y tampoco un enojo. En su primera campaña (2006) pidió cambiar a un periodista de un medio, porque no le gustaron sus infidencias. Pero sí era de puertas abiertas.
Eso no se manifestaba solo en sus off o cuando se acercaba a algún reportero a pedir un cigarro, sino también con su equipo: ciertos tipos de trascendidos estaban permitidos si tenían algún fin estratégico o si permitían adelantarse a una publicación. Gustaba ir a la parte de atrás del avión presidencial, a conversar con la prensa y era de bromas, no siempre comprendidas. Hubo momentos de silencio mediático, como para el estallido social, pero eran más bien excepcionales y sus apariciones eran ritualmente definidas una vez a la semana, en un gran comedor. Entrevistarlo no era cosa fácil: tenía la costumbre de intentar dictar a los periodistas de prensa escrita y hasta solicitaba corregir lo que había dicho.