12 de octubre: entre memoria y olvido
MU Eb María Gabriela Huidobro Salazar Doctora en Historia Decana Facultad de Educación y Ciencias Sociales Universidad Andrés Bello 12 de octubre: entre memorta y olvido persona no lo haya notado, porque la condición de festivo de esta fecha pasa cada vez más desapercibida.
Si hubiera coincidido con un día de semana, su conmemoración se habría trasladado para el lunes más cercano, pero el día desasociado de su motivo también contribuiría a deslucir el hito histórico que, en principio, se pretende recordar.
El contraste entre la relevancia de la fecha y su invisibilidad en el calendario actual resulta cada vez más notorio y ello se debe, en parte, a que el trasfondo histórico del 12 de octubre de 1492 ha generado polémica.
Hace unos años, el feriado que antes se reconocía como “día de la raza” pasó a llamarse “día del encuentro entre dos mundos”, calificativo que buscó suavizar el lenguaje, pero que, para muchos, expresa ingenuidad o cinismo respecto de los conflictos y la violencia que el proceso de conquista y colonización europea en América provocó durante siglos. No es un tema sencillo de abordar, pues ñ yer, 12 de octubre, fue feriado.
Tal vez usted o alguna otra Durante las últimas semanas, en el marco de un proyecto de investigación, hemos podido realizar una evaluación de conocimientos históricos a escolares de Enseñanza Media de múltiples establecimientos y diversa dependencia. (... ) Sorprende que casi un 30% de los estudiantes encuestados no sabe quién fue o qué hizo Cristóbal Colón -y dejan la respuesta en blancomientras que sólo un 35% lo reconoce en una imagen”. Aún despierta profundas sensibilidades y críticas. Expresión de ello fue, hace un tiempo, la destrucción y daños a estatuas de Cristóbal Colón, Hernán Cortés y otros referentes hispanos de este proceso.
Se trata de una pulsión revisionista y censora que los romanos tildarían de damnatio memoriae, es decir, un esfuerzo por borrarlos de los registros que antes los elevaron como grandes personajes de la historia, como si así pudiera borrarse el impacto que tuvieron.
Tal vez con una intención conciliatoria o en un empeño similar, en mayo pasado, un grupo de parlamentarios presentó un proyecto de ley para reemplazar la conmemoración del 12 de octubre por feriados regionales diferenciados, que permitan destacar hechos históricos locales y fortalecer la descentralización.
La iniciativa, al parecer, no ha prosperado, pero aun así es expresión de una tendencia que no necesariamente resulta aconsejable en términos pedagógicos e historioen orden a -más que juzgarenfrentar, reconocer y reflexionar sobre el pasado. Durante las últimas semanas, en el marco de un proyecto de investigación, hemos podido realizar una evaluación de conocimientos históricos a escolares de Enseñanza Media de múltiples establecimientos y diversa dependencia.
Entre las preguntas, les hemos solicitado explicar quién fue o qué hizo cada uno de los hombres y mujeres de la historia que les mencionamos en un listado y, en otro ítem, identificar en imágenes a algunos personajes del pasado. Sorprende que casi un 30% de los estudiantes encuestados no sabe quién fue o qué hizo Cristóbal Colón -y dejan la respuesta en blancomientras que sólo un 35% lo reconoce en una imagen.
Aunque no es un caso aislado y otros personajes históricos también han caído en el olvido de las nuevas generaciones, el escaso reconocimiento de Colón puede ser síntoma de un fenómeno de debilitamiento de la conciencia histórica al que poco contribuye la invisibilidad del 12 de octubre y del hito que representa.
Poco a poco, se ha abandonado la atención sobre nuestra historia más remota o nuestro pasado anterior al siglo XX -sobre todo, previo a 1973-, lo que, lamentablemente, podría llegar a perjudicar, a largo plazo, la valoración del patrimonio y nuestro sentido de identidad nacional o de pertenencia cultural, elementos que son fundamentales para fortalecer la cohesión social. Más que “mirar para el lado” o “dar la espalda” a fechas incómodas, deberíamos ver en ellas una oportunidad para reflexionar con perspectiva comprensiva y constructiva sobre nuestro pasado y, desde ahí, valorar nuestro presente. Una sociedad que desconoce su historia y que no valora sus raíces debilita su conciencia identitaria y puede poner en riesgo su sentido profundo de existencia. Sólo enfrentando la historia con honestidad y altura de miras, será posible construir un futuro más consciente y cohesionado.