Autor: DANNY GONZALO MONSÁLVEZ ARANEDA
La Biblioteca Central y su gente
La Biblioteca Central es uno de los principales espacios y lugares de encuentro de estudiantes, académicos e investigadores, así como de visitas que buscan conocerla desde adentro. Por estos días, la Biblioteca Central de la Universidad de Concepción está cumpliendo 50 años.
Conozco la Biblioteca desde mediados de losaños noventa (1995), cuando ingresé a estudiar Pedagogía en Historia y Geografía y ese espacio se convirtió con el transcurrir de los años, en uno de mis favoritos, no solo desde el punto de vista académico, sino también emocional.
La Biblioteca Central es sin lugar a dudas uno de los principales espacios y lugares de encuentro de estudiantes, académicos e investigadores, así como de visitas que buscan conocer desde adentro aquel imponente edificio que resguarda libros, revistas, fuentes y archivos. En estos más de 25 años en la universidad, hesido testigo y protagonista de ocupaciones y tomas de la biblioteca en jornadas de protestas y movilizaciones. En otro momento y durante algunosaños me desempeñé como “alumno ayudante” en el tercer piso, en Sala Chile, incluso en la otrora Sala de Arte que por aquellosaños estaba en el tercer piso. Perosin lugara dudas uno de los mejores recuerdos que tengo fue conocer en “La Central” algunas personas que allí trabajaron o aun trabajan.
Cómo no recordar al ingresar al edificio a don José Enrique Cándia Martínez, más conocido como “Pele” o “Pepe Cándia”. En ese primer piso también estaba la sección “reserva” donde recuerdo a las señoritas Soledad Aguilera, Ana María Iturra y don Marcos Méndez. Ya en el segundo piso, el tema era más próximo puesto que estaba la Sala Chile a cargo de don Eugenio Alfonso Flores Marambio, profesor de historia y “custodio” de lo que allí se encontraba. Tuve el honor de ser ayudante de don Eugenio y detrás de esos lentes gruesos, barba a lo quijote de la mancha, Als parco y serio estaba ese caballero lleno de historias, anécdotas y sabiduría. En la dirección, recuerdo a la secretaría Martita, siempre alegre y dispuesta a un diálogo ameno. El sector más recurrente para solicitar libros era el tercer piso, llamado también “Circulación”. Allí también fui ayudante y me tocó compartir y aprender de don Carlos Urrutia, Silvestre Silva y Pedro Núñez. Años más tarde se sumaría Juanito Neira. En cuanto a las oficiales, imposible no recordar a Rosa Angélica Prado y por sobre todo difícil de olvidar a Karen Henríquez Almendra. Otro de los sectores recurrentes era el cuanto piso o Hemeroteca.
Allí pasamos gran parte del día revisando y fichando informaciones de prensa, tanto en pregrado, como ayudante de investigación como en el postgrado y en el último tiempo como académico consultando prensa local y nacional, así como revistas nacionales. Allíestaba doña María Ester Martínez, quien siempre aportaba algún dato histórico o referencia. También conocí y tuve el privilegio de compartir con tres grandes, don Aníbal Pinto, don Dagoberto Ulloa y don Guillermo Vásquez. De ellos guardo el mejor de los recuerdos y respetos, especialmente por don Dago, generosidad, respeto y sentido del humor. En unasociedad y universidad por momentos tan fría y distante, elloseran en ese espacio.
Seguramente he dejado fuera de esta lista a muchas otras personas, pido las disculpas del caso, pero mis recuerdos, son desde 1995 hasta hoy; de ahíentonces estas palabras para algunas personas que en el día a día han dado vida y actividad a uno de los espacios de sociabilidad más importantes en estos 50 años de vida de nuestra Biblioteca Central, Luis David Cruz Ocampo.