"Estamos llegando en Chile con bastante rapidez a las iglesias-museo o iglesias-teatro"
"Estamos llegando en Chile con bastante rapidez a las iglesias-museo o iglesias-teatro" Rafael Otano R afael Otano nació el año en que la República fue derrotada en la guerra civil española y comenzó el franquismo. Cursó estudios de Teología en Salamanca y llegó a Chile como sacerdote en 1968, durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva. Estudió periodismo en la PUC y presenció el golpe militar de 1973 mientras trabajaba como redactor en la revista «Mensaje». Durante la dictadura, se desempeñó como editor en varios medios de oposición. Su libro «Crónica de la Transición», originalmente publicado en los años 90 y reeditado por editorial Planeta hace unas semanas, ofrece un análisis detallado de los orígenes y el desarrollo de la transición chilena.
Otano argumenta que el inicio del proceso se remonta a un seminario realizado en julio de 1984 en el Hotel Tupahue, donde Patricio Aylwin, en una declaración pública, señaló que el retorno a la democracia sólo era viable si se aceptaba la Constitución del 80.
Exdirector de «Apsi», sostiene que, pese a que la propuesta de Aylwin generó críticas, ese momento fue crucial para comprender la transición, ya que representó un punto de inflexión entre dos tendencias dentro de la oposición: la resistencia en la calle mediante protestas y el sector moderado --liderado por Aylwin-que abogaba por ampliar los espacios de diálogo con el régimen. "Él defendía la aceptación de la carta constitucional para hacer más viable el diálogo. Su argumentación era sencilla. Gustase o no, la constitución ilegítima de 1980 se había impuesto como plataforma de Gobierno. Para avanzar en el proceso democrático, sería preciso a los opositores entrar en el juego de la dictadura con el objetivo de salir del impasse. Era una postura táctica que no convencía del todo a los partidos opositores que optaban en gran parte por una política de enfrentamiento. Desde la DC hasta el PC se había construido un relato épico que parecía prometer éxito. Pero al final la tesis de la salida negociada de Aylwin triunfó.
Nadie tenía suficiente fuerza para romper la baraja y saltar por encima del sistema", reflexiona. "Nuestra transición fue cautamente rupturista" --Como autor de «Crónica de la transición», ofreces una visión crítica de ese período. ¿Piensas que los gobiernos de la Concertación fueron demasiado conservadores? --Las transiciones políticas constituyen tortuosos desfiladeros hacia nuevos territorios. Al momento de transitarlos son necesarias tanto la audacia como la templanza. Si falla cualquiera de las dos, la transición falla; esta no hay que confundirla ni con revolución ni con gatopardismo. Es una figura políticamente distinta. Las transiciones tienen una fórmula propia para cada caso con la meta común de alguna versión homologable de la democracia. La proporción de audacia-templanza se alza como un desafío para estrategas de parte y parte que va a dar como resultado un determinado perfil de sociedad democrática. En Chile ha sido ejecutada con el recuerdo de una derrota en el pasado que inclina más a la cautela que a la ruptura. Digamos que nuestra transición ha sido cautamente rupturista. Los gobiernos de la dictadura habían logrado en los últimos años un éxito macroeconómico, pero con el coste de una gran parte de la población afectada por la pobreza.
Es lo que Aylwin llamó con acierto la deuda de Chile, la deuda social Rafael Otano: "Estamos llegando en Chile con bastante rapidez a las iglesias-museo o iglesias-teatro" "La iglesia Católica está en clara decadencia", dice este periodista, teólogo y exsacerdote, que acaba de reeditar unos de los textos fundamentales para entender al Chile contemporáneo: «Crónica de la Transición». F O T OGR AFÍA : CL A UDIO COR TÉ S V Por Daniel Rozas. "Estamos llegando en Chile con bastante rapidez a las iglesias-museo o iglesias-teatro" del Estado de Chile. Los casos vecinos de Raúl Alfonsín y Alan García fueron ejemplos de transiciones económicas desastrosas.
Estas experiencias reforzaron la prudencia de los gobiernos de Chile y de sus equipos económicos. --¿ Piensas que los empresarios tuvieron una excesiva familiaridad con el mundo político durante los 30 años de democracia posteriores a la dictadura? --Creo que la complicidad con los diversos poderes fácticos --grandes empresarios, alto clero y militares-sobre todo con los empresarios, ha sido el gran fallo de nuestra transición. Ha condicionado desde adentro la república. Esta connivencia de políticos y poderes fácticos ha cruzado transversalmente la mayoría de los partidos y ha creado una nueva clase sociopolítica que, en última instancia, se encarga de salvar los muebles.
Ese nuevo grupo de influencia cobra buenos sueldos, goza de privilegios y logra sobrevivir en la parte alta de la tabla aunque salga del sistema, y eso gracias a las redes que ha cultivado durante el ejercicio de sus cargos públicos. Hubo un momento en que apareció claramente la confabulación de algunos políticos con algunos empresarios y, lo que es más grave, con algunos partidos.
El gran escándalo de subsidiar a los colectivos políticos, aun a los ideológicamente más opuestos, mostró el plan deliberado de querer apoderarse del balón. --Hoy se habla de la fragmentación de los partidos políticos. ¿Piensas que el Presidente Gabriel Boric debería anunciar un proyecto de ley con urgencia para reformar sistema político? --La desafiliación en Estados Unidos, el reflujo en Italia y el desencanto en España son fenómenos sociales que expresan la desilusión respecto al escenario político y a sus realizaciones. Después de décadas de vivir de ideales colectivos, vuelve el individuo que no se puede resignar a actuaciones solo corales.
Este es un fenómeno de los años 70, coincidiendo con el brote individualista de la posmodernidad, y que se extiende a través de los 80 con el neoliberalismo de Reagan y Thatcher y, desde luego, con los Chicago Boys chilenos. Son los años de los exilios latinoamericanos, de las renovaciones socialistas y de la puesta al día del conjunto de partidos que aún tienen su sede física y mental en Europa. En los 90 las grandes familias políticas --conservadores, radicales, socialdemócratas, democratacristianos, comunistas-entran en diversas crisis. El sistema de partidos se disgrega en Italia y Francia e incluso en Alemania. El 2010 termina en Chile la Concertación y comienza una fragmentación de partidos que dificulta la racionalidad política.
Es muy probable que al Presidente Boric le incomode esta multiplicación de partidos que dificulta la gobernanza, pero lo único que puede hacer es promover una ley que limite los partidos. --En tu análisis mencionas la «taquilla» chilena como un fenómeno que contribuyó a la homogeneización y falta de innovación en la sociedad. ¿En qué consistía ese fenómeno y de qué forma impactó la vida política y cultural chilena? --La «taquilla» fue un momento de frivolidad en la naciente democracia de los 90. En un país donde se negaba hipócritamente el divorcio, los preservativos y la píldora del día después; funcionaban los rumores, las copuchas y las risas de la «taquilla». Era el momento del consenso. Alcaldes, académicos, militares, empresarios, monseñores, actrices de telenovelas, top models se mezclaban en una especie de olimpo, participando en eventos que creaban las liturgias de la nueva realidad social.
En medio de tanta agitación convertida en farándula, la «taquilla» tenía como imperativo implícito no debatir, no recordar, no problematizar. --Si bien la exConcertación estuvo implicada en casos de corrupción, sus dirigentes no se autoproclamaban como adalides de la probidad. Por el contrario, Giorgio Jackson, dijo que su generación tenía superioridad moral. ¿Cómo analizas el caso Convenios? --Los adherentes del Frente Amplio se presentaron ante sus públicos como promotores de la segunda transición. La primera había sido la mala, la carente de valores, la corrupta. A ellos, en cambio, les había correspondido la segunda transición: la buena, la honesta. Tenían además un toque moral del que, según ellos, sus antecesores carecían.
La crítica a la gente ya instalada es, desde luego, sana y necesaria, pero esa conciencia de superioridad ética de los dirigentes frenteamplistas los hizo o demasiado ingenuos o demasiado estudiantiles. --Algo muy parecido a su símil español: Podemos. --En España nació esta idea de la segunda transición con el partido Podemos, que golpeó política y electoralmente a lo que ellos denominaron la "casta". Es una generación que experimentó un entusiasmo similar al del Frente Amplio. Podemos tocó electoralmente el cielo con las manos hace unos años. Eran los tiempos del sorpasso, el adelantamiento respecto al PSOE.
Ahora los podemitas están divididos y sumamente mermados en su militancia. "Los periodistas no fomentan el culto a la personalidad" --El historiador Cristián Pérez sugiere que la izquierda enfrenta dificultades para comunicarse con el pueblo. ¿Crees que los sectores más desfavorecidos de la sociedad chilena son representados por la izquierda del Gobierno, como el Frente Amplio y el Partido Comunista? ¿ O consideras que esa izquierda se enfoca más en temáticas como minorías sexuales y lenguaje inclusivo en lugar de abordar temas económicos y sociales? --Es compleja la pregunta. Ante todo las sociedades más modernas vienen desde hace varias décadas incorporando a distintos actores ocultos o simplemente ocultados, a su escenario privado o público. Los actores ocultos padecen la situación más dramática. Tuvieron que disimular o esconder enfermedades, condición sexual, diversas creencias que no son bien vistas. Respecto a los actores ocultados, una parte de la ciudadanía no contaba, se puede decir que casi no existía. Muchísimos actores sociales eran invisibles. Hay un gran camino por recorrer en este capítulo. Apenas hoy se ven octogenarios o discapacitados en las calles de Santiago o Recoleta. Estamos descubriendo nuevos mundos de humanidad que teníamos delante de los ojos y no divisábamos.
Puede ser que haya habido exageraciones en el tema identitario, pero es evidente que si en algo hemos avanzado hasta ahora es en el descubrimiento de continentes humanos en que apenas se había reparado. --¿ Qué significa para el Gobierno y las izquierdas la permanencia de la Constitución de 1980? --Es un fracaso. Los opositores aceptaron tácticamente la constitución de 1980 con la intención de eliminarla.
A pesar de las reformas de 1989 y de los cambios avalados por la firma de Lagos y sus ministros en el 2005, el texto corregido no pudo evitar ser considerado como la constitución de Pinochet. Aquel documento era una especie de trámite por secretaría.
Los dos recientes intentos de converger en una Constitución que fuese un verdadero pacto social entre los chilenos mostraron un momento de profunda discordia con los ánimos poco proclives al necesario diálogo. --¿ Crees que se ha desarrollado un culto a la personalidad de los periodistas que han irrumpido como líderes de opinión en medios y redes sociales? ¿ Qué piensas sobre el impacto comunicacional de Tomás Mosciatti? --No creo que los periodistas que hacen con esfuerzo su trabajo de documentación y expresión por los diversos medios, y que han logrado ser líderes de opinión, puedan ser acusados de fomentar el culto a la personalidad. Si alguien da la cara y se expresa con libertad, está ejerciendo el derecho a la libertad de expresión. Otra cosa muy distinta es el caso de las noticias y opiniones realizadas desde el anonimato. Pueden tener aciertos, pero como modelo lo considero deplorable. No entra, según mi opinión, en el paquete de la libertad de expresión. El anonimato solo es atendible en un régimen de opresión. --¿ Qué rol cumple hoy la iglesia Católica? ¿ Desaparecerá del mapa por no actualizarse? --La iglesia Católica está en clara decadencia. El número de personas practicantes ha caído y estamos llegando en Chile con bastante rapidez a lo que pueden ser iglesias-museo o iglesias-teatro. Sin embargo, los teólogos y teólogas cristianas hablan de la palabra profética. Ella puede encenderse como ha sucedido en otras épocas decadentes en la institución. En la dictadura chilena y en la transición proyectó, de hecho, una gran influencia positiva. El Frente Amplio se presentó como promotor de la segunda transición. La primera había sido la mala, la carente de valores, la corrupta. La segunda era la buena, la honesta". Creo que la complicidad con los diversos poderes fácticos (grandes empresarios, alto clero y militares) sobre todo con los empresarios, ha sido el gran fallo de nuestra transición"..