Autor: Juan C. Velásquez Torres Profesor de Historia
1974. Tragedia aérea en Puerto Montt: choque de los Hawker Hunter
Artes 19 de febrero de 1974. Las largas vacaciones de verano ensu etapa final y se ve próximo el regreso a clases.
Cerca del mediodía, nos reunimos varios amigos del barrio Chorrillos-Miraflores y enfilamos nuestros pasos hacia la Costanera, para observar la presentación de cuatro aviones Hawker Hunter del Grupo de Aviación NO 9 de la Base Aérea El Tepual, que ese día iban a surcar el aire por algunos minutos, sobre la bahía de nuestra ciudad.
Mientras caminamos por el frontis del Bar El Dique, ubicado en la intersección de las calles Miraflores y Angelmó, uno de mis amigos afirmó: “Dicen que son los aviones que bombardearon el Palacio de la Moneda”. El lacónico y frío comentario provocó en todos nosotros un mayor interés por observar el accionar de las aeronaves. Cuando llegamos al borde costero, una gran cantidad de personas estaba ya sentada en los roqueríos de la Costanera para observar la anunciada presentación aérea. Tomábamos ubicación en las cercanías de la Rampa, un molo de abrigo para embarcaciones menores, ubicado en el sitio que hoy ocupa el Terminal de Buses, cuando un fuerte ruido retumbó en la bahía. Era la primera pasada de los aviones Hawker Hunter. Durante varios minutos, estuvimos observando la increíble velocidad con que se desplazaban en el espacio aéreo de nuestra ciudad esos aviones de la FACh. Repentinamente, se escuchó un golpe que no supimos a qué atribuir. Sin embargo, nos llamó la atención que, en una nueva pasada de los aviones, sólo surcaron el cielo puertomontino dos Hawker Hunter. Eran aproximadamente las 12.45 horas. En primera instancia, quedamos con la impresión de que la presentación aérea había finalizado y junto con mis amigos, emprendimos el retorno a nuestras respectivas casas, donde nos esperaban para almorzar. Mientras caminábamos por la Costanera, nos llamó la atención la salida de un patrullero de la Armada y el vuelo de dos helicópteros en dirección al sector de Pelluco. A lo lejos comenzamos a escuchar el ulular de una ambulancia. En la Base Naval también se observaba un intenso deambular del personal, en distintas direcciones al interior del recinto. Al llegar a casa, la radio Llanquihue informaba sobre el choque de dos aviones que participaban en la presentación que estábamos observando con mis amigos. La colisión se había producido sobre las aguas del seno de Reloncaví, frente a la localidad de Coihuín.
Las aeronaves se precipitaron al mar, causando la muerte instantánea de ambos pilotos, que fueron identificados como los tenientes Joaquín Berríos Carrasola (Antofagasta, 1949) y Roberto Urrutiaguer Vallejos (Santiago, 1950). Se agregaba que eran casados y padres de un hijo de corta edad.
“Las veloces aeronaves, que como pilotos de guerra se les había asignado, se encontraron violentamente en el espacio cuando evolucionaban en una misión de rutina sobre las tranquilas aguas del Reloncaví que bañan nuestra costa puertomontina y sus alrededores. El impacto fue, sin duda, el abrazo de despedida de estos jóvenes oficiales.
La FACHh de nuevo se cubre de luto; pero, las alas plateadas seguirán surcando el espacio infinito en la paz y en la guerra, y como en toda época sus hombres entonarán esas hermosas frases de: camaradas, camaradas en la vida, camaradas en la vida y en la muerte no olvidemos que la gloria se ha prendido en el avión”, escribió el periodista puertomontino Darío Toloza Paredes en el diario El Llanquihue. pasadas las 16 horas, el general de Brigada Aérea Juan Soler Manfredini, informaba que el cuerpo del piloto Joaquín Berríos Carrasola, había sido encontrado flotando en el mar y rescatado por el patrullero de la Armada “Cabo Odger”, que lo trajo hasta el recinto portuario. Cabe señalar que algunos restos del cuerpo del teniente Roberto Urrutiaguer Vallejos, fueron encontrados al día siguiente. En la noche del 19 de febrero, se realizó el velorio del teniente Berríos Carrasola, en la iglesia de los Padres Jesuitas ubicada en calle Guillermo Gallardo, frente a Rengifo. Una multitud se acercó al recinto religioso para dar el último adiós al malogrado piloto de la FACh. Al día siguiente, los restos de ambos oficiales fueron embarcados en un avión institucional y trasladados a Santiago, donde fueron velados en la iglesia Catedral Castrense. Posteriormente, se realizaron sus funerales, que congregaron a una gran multitud.
Algunos meses después, el 21 de junio de 1974, se publicó en el Diario Oficial el Decreto Ley 524, que en su parte medular, señalaba: “Declárase, para todos los efectos legales y previsionales, que la muerte de los tenientes Joaquín Berríos Carrasola y Roberto Urrutiaguer Vallejos, acaecida el día 19 de Febrero de 1974, ocurrió en acto determinado del servicio.
La Caja de Previsión dela Defensa Nacional adquirirá y transferirá, a título gratuito, un bien raíz a la señora Patricia Mónica Toledo Díaz y a su hijo Joaquín Sebastián Hernán Berríos Toledo; como asimismo, a la señora Kathryn Wale Rosales y a su hijo Mauricio Roberto Urrutiaguer Wale.
Estarán ubicados en el lugar que determinen las beneficiarias y sus características serán apropiadas para satisfacer las necesidades habitacionales de ellas y de sus respectivos grupos familiares”. Firmó Augusto Pinochet Ugarte, general de Ejército, comandante en Jefe del Ejército, presidente de la Junta de Gobierno.