Vecino sufre purgatorio de inmundicias con derrame constante de aguas servidas
Vecino sufre purgatorio de inmundicias con derrame constante de aguas servidas Juan Olivares Meza cronica(Plidersanantonio. cl n la villa Puerto NueCartagena, de E vo donde el sol se refleja en el mar y la brisa salada debería ser un alivio, Carlos Mattheus Salazar respira putrefacción. Desde abril de 2024, su hogar enla calle Las Rocas 163 se ha transformado en el epicentro de una crisis sanitaria que las autoridades no han logrado-o no han queridoresolver. En este lugar un río de aguas servidas, escapado de la propiedad vecina, ha inundado su patio, convirtiendo su vida en una lucha diaria contra el olor nauseabundo, las moscas y la desesperanza. Las paredes de su casa transpiran humedad y un hedor que se adhiere a la piel.
El suelo, otrora firme, es ahora un lodazal maloCarlos Mattheus, su patio se inunda de inmundicia. caciones nos respondieron que si bien conocen este caso y recibieron los datos del denunciante, por tratarse de un problema entre privados el municipio no tienen injerencia alguna y que debiera ser la Seremi de Salud la que intervenga. Desde entonces, Carlos Mattheus ha inundado la Seremi de Salud y cuanta instancia existe con correos, fotos y reclamos. Pero las respuestas son trámites burocráticos, manos atadas, promesas incumplidas. “Los inspectores han venido, pero los vecinos no les abren la puerta”, explica. “La Seremi de San Antonio me dice que está con las manos amarradas, que mi caso está en manos de un abogado desde noviembre. Siete meses después, ¿y qué? Nada”. Su voz se quiebra. “Estoy agotado, cansado, dolido. Esto es abandono”. La impotencia se palpa en sus palabras. Cada mañaha, saca fotos nuevas del agua estancada, de la tierra encharcada, y las envía a Nátaly Vargas, de la Seremi, como un ritual de supervivencia. “Todos dicen que la solución es multar, pero nadie obliga a arreglar el problema”, se queja. La tarde del jueves, sin embargo, una tenue esperanza llegó. La delegada presidencial de San Antonio, Carolina Quinteros, al enterarse del caso, movió sus contactos para acelerar una respuesta. Aún no hay solución concreta, pero es la primera vez en meses que alguien con autoridad parece escuchar. Mientras tanto, Carlos Mattheus sigue en su purgatorio. El mar, a pocos metros, sigue susurrando, indiferente. Las aguas servidas siguen fluyendo. Y Cartagena, la ciudad turística de postal, guarda en sus rincones historias como esta, crónicas de un abandono que huele a po drido.
EL PATIO DEL CARTAGENINO ES UN LODAZAL DE AGUAS INMUNDAS, liente dondela vida parece nemosel servicio de alcanretroceder, “Hemos perditarillado domiciliario, por do todo ese terreno”, dice ende, las casas están proMattheus con voz cansada. vistas de pozos o fosas sép“Ni siquiera es mi probleticas.
Desde la casa vecina ma, es de ellos, pero yo soy las aguas servidas están filel que sufre las consecuentrándose hacia mi propiecias”. dad en un problema que “Aquí en la villa no teviene desde abril del año pasado”, dice con desesperanza el cartagenino. En enero de este año nuestro diario recogió su denuncia. En esaoportunidad contactamos a la Municipalidad de Cartagena para consultar por este problema y desde comuniNo tenemos alcantarillado domiciliario, las casas están provistas de pozos o fosas sépticas. Desde la casa vecina las aguas servidas llevan meses filtrándose hacia mi propiedad”,. Carlos Mattheus lleva meses luchando contra insoportables hedores y burocracia, mientras su patio se convierte en un asqueroso pantano de desesperación. 1%,