Autor: DANIELA SILVA ASTORGA
Cecilia García-Huidobro: “Habría esperado deferencia humana”
“Gracias a que teníamos seguros, hoy hay más de mil millones disponibles para reconstruir el edificio”, afirma García-Huidobro.
Después de un par de años críticos —con un museo fracturado, debido a la salida de Isabel Parra, y errante, por el incendio de su sede—, Cecilia García Huidobro preparaba la apertura de la nueva Sala Violeta Parra en el MAC de Quinta Normal cuando recibió la carta que la dejó fuera de la dirección del Museo Violeta Parra (MVP) y de los proyectos que lideró entre estallido y pandemia. El más relevante: iniciar el trabajo para reconstruir el edificio de Vicuña Mackenna 37.
Pero la carta de Roberto Guerra, quien desde abril preside el directorio de la Fundación Museo Violeta Parra como representante de la ministra Julieta Brodsky, no fue secundada por ningún llamado ni diálogos cara a cara. —¿ No se enteró de las razones? “No, nada. Pero qué va a decir: la confianza es algo que se pierde cuando hay una relación. No puede existir sin conocerse. Nunca fui citada al directorio. Les escribí cuando asumieron y les mandé informes, pero no contestaron. Pienso que las motivaciones deben ser otras”. —Guerra representa a la ministra. ¿Tuvo alguna conversación con ella? “Antes, los funcionarios le pedimos una reunión, mediante la Ley del Lobby. Como me solicitaron que me retirara, no me reuní con ella. Creo que la deferencia es parte del buen vivir, así como las convivencias colaborativas.
Uno puede tener divergencias y querer separar camino, pero con humanidad hay razones, tengo que entender que querrán poner a gente afín”. La exdirectora del Museo Violeta Parra habla sobre su reciente desvinculación, de la que se enteró a través de una carta.
También se refiere a la intención familiar de disolver el museo, para recuperar las obras que cedieron al Estado. —¿Ve un asunto político? “He sido directora por seis años, as que había pasado por más de un gobierno. Hay que decir que estos cargos en fundaciones o museos no son políticos, ni para llamar a amigos. Son cargos profesionales. Pero como no fui citada a directorio, ni siquiera pude conocer si querían cambio de rumbo. Tampoco lo supieron las funcionarias ni funcionarios, que son los que mantienen vivas las instituciones. No se deben obviar” —Su salida se da en medio de proyectos clave, ¿qué habría esperado? “Deferencia humana y profesional Tengo cierta trayectoria y estuve años a la cabeza del museo. Pero que no exista humanidad en el trato simplemente es falta de educación”. La historia de García-Huidobro con Violeta Parra ha sido larga e intensa.
A inicios de los años 2000, la licenciada en Filosofía y máster en Literatura —reconocida por su quehacer en torno al patrimonio y la cultura— empezó a trabajar con la hija de la artista, Isabel Parra, en el rescate del legado de su madre. Juntas consiguieron, además de investigar y catalogar las piezas, una sala para mostrar la obra plástica en el Centro Cultural La Moneda. Espacio de exposición temporal que actuó de preámbulo y cimiento para el Museo Violeta Parra, construido con un financiamiento importante del Estado —casi mil millones— e inaugurado en 2015. Un año después, García-Huidobro fue convocada como directora ejecutiva por la fay el directorio de su fundación. “Lo que ha pasado este museo no lo ha vivido ningún otro”, asegura la exdirectora.
Aunque se refiere esencialmente al estallido que los obligó a cerrar en noviembre de 2019-por consejos de la Asociación Chilena de Seguridad-y que enmarcó los tres incendios que terminaron destruyendo el edificio, también alude otras crisis y, de paso, a la vulnerabilidad de la escena cultural.
Ya en el segundo año de funcionamiento, y en el marco de la discusión de la Ley de Presupuestos, ella misma tuvo que salir en defensa de la institución frente al anuncio de un recorte presupuestario de 30%. Una amenaza reiterada que, pelea tras pelea, jamás se ha concretado. Hoy, el MVP recibe unos $460 millones anuales desde el Ministerio de las Culturas. Monto que ha sido suficiente para la operación e incluso para ahorrar. Así, en una acción poco usual en los museos estatales, han logrado adquirir varias obras que descansaban en colecciones privadas. Una de las más importantes es "La huelga de los campesinos", comprada en 2020 y restaurada por el MAC de la U. de Chile. Otra situación compleja, también en medio del estallido, fue el rescate de la colección. Constituye una imagen nítida de la precariedad de las instituciones culturales: "No teníamos dónde resguardarlas, pero nos ayudó la U. de Chile. Coordinamos autos y motos, para sacarlas de madrugada y, por suerte, antes de los siniestros. No existieron pérdidas patrimoniales". Pero sí hubo otras. Al poco tiempo, Isabel Parra-quien encabeza la fundación que lleva el nombre de su madre-se distanció del directorio de la Fundación Museo Violeta Parra. Aunque existía la opción de reconstruir el inmueble quemado, y ella la conoció, jamás la aceptó: no quería volver a la "zona cero" del estallido. En 2021 anunció a través de la prensa su intención de disolver el museo: "Nos vamos con todas las obras a la U. Católica”. Sin embargo, la figura no es tan simple. El legado de Violeta Parra que resguarda el Museo Violeta Parra reúne dos vertientes. Más de 40 obras, entre Pinturas, arpilleras, bordados y papeles maché, son las que la Fundación Violeta Parra entregó en dominio al Estado de Chile con la creación del museo, proceso que comenzó en 2011. Otra docena, junto con una serie de documentos y donaciones, como las de la viuda de Ángel Parra, son propiedad de la Fundación Museo Violeta Parra. La familia solo puede recuperar el patrimonio cedido si se disuelve el museo. Y esa fue la petición que la hija de la artista le hizo al directorio. “Fue sumamente turbulento para nosotros”, recuerda García-Huidobro. Y suma: “El equipo y parte del directorio sostenía que cómo íbamos a disolver un museo que resguarda un patrimonio de todos los chilenos. Hubo intentos de establecer un acuerdo, pero no llegó. Y la posición de la familia fue: “Nos vamos del directorio, pero con las No obstante, debo ser sincera y clara: las obras de la Fundación Violeta Parra continúan en los depósitos de la U. De Chile.
Al directorio actual le corresponderá la decisión de si las entrega o no”. —Si se concretara la devolución a la familia, ¿podría sostenerse un Museo Violeta Parra con las piezas que queden? “Sí, porque ese número corresponde a las obras pictóricas. La Fundación MVP también tiene manuscritos, documentos, fotos. Y podría ampliarse el acervo con otras colecciones. Con un museo quemado logramos mantener las funciones, mediante salidas a terreno y proyectos educativos, como la de Violeta”. Un museo también es eso. Instituciones con sentido y vida, que transmiten el espíritu de la artista”. “De todas maneras, Violeta Parra merece un museo, no un espacio de exposición, porque no es lo mismo. El museo tiene la misión de educar, investigar, difundir y ampliar la colección. Y sobre todo, tiene otra connotación: la de la permanencia”, concluye la exdirectora.