Autor: CAROLINA ABELL SOFFIA
Elena Ferrada es reconocida por U. de Talca
ESCULTORA CHILENA: La escultora Elena Ferrada. Escultura realizada con metacrilato. Ferrada incursionó también en otros materiales en su extensa obra. A U. de Talca desarrolla hace décadas una labor cultural relevante para el país a través de sus centros de extensión en Curicó, Talca y Santiago. Como también a través del Museo Lily Garafulic y el parque escultórico talquino, que reúne a los nacionales más connotados; Garafulic, Vial, Valdivieso, Castillo, Assler, Castro y otros. Este año parten en su sede en Santiago con una meta: “Poner en valor el aporte escultórico y docente de Elena Ferrada”, explica la encargada de colecciones y exposiciones, M. Emilia Murgas.
El miércoles pasado se inauguró la primera exposición El establecimiento maulino rinde un homenaje presencial a la artista en su sede de Santiago, donde se inauguró una muestra retrospectiva de grabados y piezas realizados por Ferrada. presencial de la temporada tras las restricciones pandémicas con la muestra de la artista, nacida en 1929, en Quebec 415 (Providencia): 15 grabados y 15 esculturas de diversas materialidades.
Las creaciones son hitos de una reconocida y sólida evolución creadora (19472022). Pese a que Elena —conocida como Nena— se siente muy cansada debido a dolencias físicas postraumáticas, está “contenta, ya que han sido muy amables”. La selección refleja “mi desarrollo creador en madera, terracota y piedra”. Con décadas de trayectoria internacional, la artista incluyó trabajos más recientes. Las piezas de metacrilato y acero inoxidable muestran su innovadora y abstracta manera de ver la escultura contemporánea. En Chile, solo ella ha transformado —desde 1961—, con originalidad e insistente urgencia, las planchas de este material maleable, cuya transparencia la cautiva. A los 16 años, Ferrada sintió la vocación creadora llegando a la Academia de Bellas Artes para encontrarse con Garafulic, Colvin y Vásquez. “No te enseñaban técnicas ni nada. No daban indicaciones especiales, pero conversaban, transferían experiencias muy agradables”, Desde su partida al extranjero —Argentina (1954), México (1959-1960) y Alemania (1965 a 1967, DAAD y Escuela Superior de B. Artes)—, la calidad de su obra fue reconocida con becas y premios. En 1968 fue nombrada representante cultural de Chile. Expuso en las Américas, Europa y Unidos (Beca Fulbright, 1970). Tras la muerte de su madre española, regresó a España. Allí, contando con doble nacionalidad, combinó la supervivencia con la creación. Hizo diseños para una fábrica de estampados y enseñó arte a niños sordos. Afianzó un lenguaje sintético abstracto que desconoce influencias directas más que las raíces precolombinas a través de diversas materias: arcilla, gres, bronce, piedra (mármol, ónix y basalto) y, hasta hoy, metacrilato. Entre la década y 80, avecindada en Vigo, Madrid y El Escorial, compartió el escenario cultural con extranjeros y chilenos. Expuso, individuales y colectivas, junto a Raúl Valdivieso, Alfredo Portales y otros. En 1982 regresa a Chile prosiguiendo su labor en Santiago.
Desde su pequeño taller capitalino, esta valiente mujer soltera sigue el camino personal de la abstracción contemporánea que incluye, además, en sus formas espaciales transparentes, la luz y el color. —¿ Qué significa vender sus obras? “No me gusta mucho, porque me cuesta desprenderme de ellas... Vender significa ¡ continuar!”..