Académicos rechazan actos de hostigamiento y piden a partidos políticos su condena transversal
Si bien el último hecho fue la “funa” de ciclistas al líder de Amarillos por Chile, Cristián Warnken, el expresidente Sebastián Piñera, el exministro Enrique Paris y el entonces diputado y actual Presidente Gabriel Boric, además de parlamentarios y exconvencionales de distintos sectores han sufrido la acción de grupos organizados que los increpan violentamente. N “Hay que ser muy enérgicos” en el rechazo a la violencia Manfred Svensson, director del Instituto de Filosofía de la U. De los Andes. A juicio de Manfred Svensson, director del Instituto de Filosofía de la U. De los Andes, "tenemos un pasado reciente en el que el país fue muy tolerante con la violencia.
Y aunque ella se manifieste ahora de otras maneras, la mentalidad que está detrás es la misma: que cualquier medio es lícito si mi causa es justa”. Añade que "estamos ante grupos que tratan la justicia de sus causas como indiscutible.
Hace ya tiempo que debiéramos estar poniendo en cuestión todo esto: las pretensiones de justicia son eso, solo pretensiones; como pretensiones son legítimas, por supuesto, pero por lo mismo tienen que plantearse en los mismos espacios democráticos en el que se plantean otras posturas.
Y en esos espacios, por cierto, uno tiene que saber perder”. Consultado respecto de si se puede hacer algo para contrarrestar este fenómeno, el filósofo responde que “obviamente las autoridades tienen un papel que deben cumplir. Y ahí no basta con dar señales, sino que tienen que ser señales consistentes. Pero también hay casos, como los ataques en redes sociales, en que lo decisivo no es el papel de la autoridad. No hay cómo reemplazar lo que solo una cultura ciudadana de respeto puede dar.
Nuestra sociedad ha dado ahora un giro hacia el rechazo de la violencia que tres años atrás se aceptaba, y eso está muy bien, pero hoy hay que ser muy enérgicos en completar ese giro". [nl ee E = S = m “Se fundan en una suerte de moral” La directora del Departamento de Filosofía de la U. De Santiago, Diana Aurenque, plantea que "la clase política hace bastante tiempo ha caído en descrédito. Las personas desconfían de los políticos porque sienten que sus intereses y los de la ciudadanía van por carriles aparte.
Y, desgraciadamente, la falta de acuerdos entre ellos, los constantes ataques, hasta físicos, que hace un sector contra otro, alimentan el desprestigio”. Para Aurenque, "las funas se normalizaron como primer mecanismo de reclamo o desaprobación, olvidando que su origen y/o legitimidad surge en contextos distintos, por ejemplo, en dictaduras, y como último recurso ante impunidad o desamparo de la ley”. Añade que hoy se fundan "en una suerte de moral'. Se funa porque se piensa que el funado es merece 'castigo' y repudio social, y que la acción funadora es un acto moral restitutivo que la sociedad requiere.
El problema de la funa es que es castigadora en marcos ajenos a los democráticamente consensuados Ante ello, afirma que es necesario “incluir más ética en el trato mismo entre políticos, repudiar transversalmente conductas de políticos (especialmente en redes sociales) que buscan incendiar a la opinión pública”, además de "campañas contra la funa, educar para el cuidado de la democracia, respeto a los DD.HH. Y la dignidad de las personas”. Diana Aurenque, directora del Departamento de Filosofía de la U. De Santiago ANDRÉS PÉREZ CUENCA Consultados por “El Mercurio”, advierten que estas acciones muestran el deterioro de la democracia: a “Es mucho más cercano al linchamiento público” Nicolle Etchegaray, académica de Periodismo de la UDP.
Nicolle Etchegaray, académica de la Escuela de Periodismo de la UDP plantea que las acciones ocurridas durante el último tiempo "ni siquiera podrían definirse como funa”, ya que si bien se utiliza una forma de "sanción pública” para generar un "castigo que el sistema formal no permitiría ejercer”, se pierden otras características como que haya "una acción directa de personas que son víctimas”, explica.
Por eso, Etchegaray considera que este tipo de acciones “es mucho más cercano al linchamiento público contra las brujas de Salem que un concepto que pueda efectivamente encontrar un espacio dentro de los ejemplos que la literatura diría que son prácticas de funa”. Además, sostiene que se cruza reiteradamente la "delgada línea entre el derecho a la expresión, a acusar a alguien, con el derecho de la otra persona a defenderse y muchas veces incluso de tener tu espacio de seguridad”. La académica cuenta que las funas surgieron como una forma de buscar justicia con el retorno a la democracia en los 90 en Chile y Argentina, pudiendo incluir como foco no solo un "perpetrador de violaciones a los derechos humanos”, sino también, eventualmente, "un político, por ejemplo, cuyas acciones generaron algún daño que se pueda mostrar y contar”, muy distinto alas funas ocurridas el último tiempo. “Es un nivel de miseria humana” El académico de la Escuela de Gobierno de la U.
Adolfo Ibáñez Cristóbal Bellolio recuerda que "la funa originalmente, era un mecanismo a través del cual los familiares de los detenidos desaparecidos, de alguna manera podían remedar la falta de justicia institucional”. Sin embargo, señala, que en lo que hacen los ciclistas o el llamado "Team patriota” —hechos entre los cuales no ve diferencias— "hay matonaje. Esto no es una funa. Una funa es cuando alguien denuncia algo, cuando no hay justicia”, pero acá los actos "son a partir de ciertas apreciaciones políticas de los protagonistas.
Hay una apreciación política del Team patriota” de que la UDI no estaría siendo fiel a su ideario de derecha (... ) y hay una interpretación política de los ciclistas de que Warnken y los Amarillos tienen más influencia de la que deberían y no les gusta cómo ha actuado en la negociación del proceso constituyente.
Pero aquí no hay un delito, no hay un crimen, no hay nada que revista la seriedad como para que te sientas justificado para tomar la justicia por tus propias manos”. Bellolio añade que "me parece que esto revela la debilidad de una cultura política democrática respetuosa” y que "justificar este tipo de acciones revela una comprensión defectuosa de lo que debiese ser una cultura política democrática donde uno respeta las opiniones políticas del otro”. Y critica “el elemento de la cobardía de ir con un lote (... ). Es un nivel de miseria humana”. Cristóbal Bellolio, académico de la Escuela de Gobierno de la U. Adolfo Ibáñez. O a 3 3 o E z e “Cayeron los límites que sostenían la convivencia” Rodrigo Pérez de Arce, subdirector de Instituto de Estudios de la Sociedad.
“Antes del estallido habían pasado cosas así, pero con este se vuelven más comunes”, reflexiona Rodrigo Pérez de Arce, subdirector del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES). Afirma que las funas son un fenómeno "que se ha transversalizado y que importan elementos de otros mundos para usarlos en política.
Pienso en Francisco Muñoz: él hacía exactamente lo mismo con los futbolistas de Colo Colo”. A su juicio, "se cayeron los límites que sostenían nuestra convivencia y hay grupos dispuestos a hacer cosas que antes estaban vedadas y que tienen un gran sentido de espectáculo.
El propósito no es solamente perseguir a estas personas y generarles miedo, sino también se nutren del espectáculo que generan en las redes sociales y los medios de comunicación (... ). Juegan en dos dimensiones: en el efecto que producen en los políticos, pero también están hablándole a la opinión pública”. Postula que "como sociedad tenemos un problema muy grande en cómo procesamos el disenso”, pero afirma que esto se puede recuperar: “Lo hizo Mandela en una sociedad tremendamente polarizada.
Pero bueno, recordemos que la expresidenta de la Convención dijo que no tenía el estándar de Mandela”. A su juicio, "lo que hacen los ciclistas y 'Pancho Malo es poner en juego atoda la democracia”, por lo que lo que pueda lograr el nuevo proceso constituyente será clave. SERGIO ALFONSO LÓPEZ