Los venezolanos que quieren hacer reír a los chilenos
Los venezolanos que quieren hacer reír a los chilenos Lejos del escenario del Festival de Viña, un grupo de más de 15 migrantes venezolanos es parte de la pequeña escena de stand up capitalina. Su desafío no es menor: conseguir aplausos, a pesar del creciente recelo hacia la gente de su país. ¿Cómo lo lograron? Lo primero, fue aprender a reírse de ellos mismos. Por María José Halabi y Eduardo Molina uigi García pensaba que sabía cómo hacer reíra los chilenos. Oeso al menos era lo que creía en noviembre de 2020, cuandosesubió a la tarima del bar de comedia Gran Refugio, en el barrio Italia de Santiago. Noera la primera vez que el venezolano de 32 años trataba de sacar risas. Meses antes lo había intentado en el restobar Zaperoko de Ñuñoa, en julio de 2019. Fueron 10 minutos en los que García se sintió muy nervioso y tenso. Si bien recuerda alguna que otra risa, e: cuchaba murmullos mientras contaba sus chistes. Deesa experiencia, García sentía haber sacado ciertas lecciones que podría poner a prueba en este monólogo de 10 minutos que había preparado. Partió así: "Como venezolano, hay cosas que me dan vergiienza, como nuestra selección de fútbol.. ", dijo. El humor era parte de la vida de García. Su gran inspiración era su padre, porque lograba acaparar la atención de los demás con sus historias. Sólo que su primera opción laboral nolo posicionó arriba de escenarios. En 2008, García entró a estudiar Ingeniería de Petróleo en Caracas, pero nunca ejerció. No sólo no le atraía ese mundo, sino que, además, en sus tiempos de ocio se distraía escuchando a comediantes venezolanos que se movían con soltura entre el humor negro y blanco. Esa mezcla pícara y burlesca fue la que trató de aplicar esa noche en el Gran Refugio.
Mientras el público asistente ponía más atención a sus teléfonos que a su rutina, García cerró su chisteasí. "Pero vera la Vinotinto ganarle a Chile con túnel a Vidal, eso nunca lo voy a Ol-Vidal". La referencia al triunfo dela selección venezolareferencia al triunfo dela selección venezolareferencia al triunfo dela selección venezolana por2a1enlaseliminatorias no resultó divertido. Cuando García terminó de hablar, sus miedos se hicieran realidad: nadie estaba riendo. Sólo entonces entendió que hacer reír alos chilenos no iba a ser sencillo. Ese tipo de traspiés no eran fáciles de digerir, porque la comedia era una suerte de respiro en la vida del caraqueño. Después de migraraChile en 2018 consu pareja, terminó trabajando como ejecutivo en una agencia de moteles. Aquí, en Santiago, comenzó su carrera humorística inscribiéndose en el 2019 en talleres de improvisación teatral y de stand up. Cuando se sintió más preparado tomó contacto con Ace Palma, fundador de Venecomedia: una sección de stand up protagonizada por un círculo de unos 15 comediantes venezolanos, en el bar Gran Refugio. Ese lugar, además del Doblestandup, en Providencia, eran ejemplos de espacios donde comediantes venezolanos trataban de hacerse un lugaren la escena capitalina. En esos bares, por ejemplo, se presenta Esteban "Dich" Urdaneta: una especie de celebridad dentro del nicho de expatriados venezolanos que, por ejemplo, es seguido por másde 89 mil usuarios en Instagram. Las redes sociales, de hecho, eran en buen punto de partida. Ya desde el 2018 Luigi García fue probando y subiendo contenidos humorísticos.
Se titulaban "Tipos de personas cuandose pican", "Tipos de personas tomandocafé" y "Tipos de personas estornudando". La respuesta, que no era la que esperaba, le hizo ver que quizás la falta de humor de sus rutinas noera elúnico problema al que seenfrentaba.
Un comentario decía: "Nos vienen a invadir". Otro: "No queremos más venecos". Otro: "No queremos más venecos". Esa tarde, Luigi García comprendió algo que Luis Navas (37), otro comediante venezolanoavecindado en Santiago, ya había descubierto. "Hay personas a las que les cae mal lo que uno hace, por el simple hecho de uno serextranjero -dice Navas--. Hagas lo que hagas, no les va a gustar". Reírse del otro Lo que decía Luis Navas era cierto. A una parte de los chilenos no les gustan los venezolanos.
Se veenredes sociales, en los comentarios de las noticias, en conversaciones en la calle. "Eso tiene que ver justamente con los discursosque se van instalando en laopinión pública, en los medios de comunicación y en actores políticos, que van instalando la idea de que la migración es peligrosa y que existe un delito detrás de esto. El problema es quese empiezan a instalar y a legitimar discursos de odio", explica Olaya Grau, académica dela Escuela de Trabajo Social de la UC.
Ese odio partió con videos viralizados que mostraban sus fiestas a deshoras en edificios del centro de Santiago y Estación Central, y escaló gracias al descontrol migratorio en Colchane, las imágenes de migrantes venezolanos tomándose plazas y playas en Iquique, las casas de muerte y tortura de facciones del Tren de Aragua en Arica y Maipú, además de la muerte a tiros del suboficial Daniel Palma a manos de ciudadanos de ese país el año pasado en Avenida Matta. "Los ven como delincuentes, pobres, personas sin educación y caros para el Estado", dice Eduardo Cardoza, dirigente del Movimiento de Acción Migrante.
Todo eso tieneen contra un comediante veTodo eso tieneen contra un comediante venezolano cuando se sube a un escenario chileno para tratar de sacar una risa. "No juzgo a las personas que generalizan, porque hoy en día la inseguridad se desató, hay muchos temas en la calle negativos y sé que muchos venezolanos participan de eso. Y entiendo alos chilenos, porque antes eso nosucedía en Chile", reflexiona Navas. Esaesuna parte. La otra es que el humor que proponían, muchas veces consistía en reírse del otro.
Como la broma de Luigi García burlándose de Vidal y la selección chilena, o el mismo Navas, que una vezse presentó con este chiste de un amigo suyo: "Un día fui a La Vega y estaba sorprendido. *¡No, si acá todo es barato!, decía. "Tal como el transporte: ¡ Yo llego a La Vega y acá, por una luca, un haitiano te lleva en su espalda! "". Después del show, un amigo se le acercó y le dijo: "No puedes hacer esto abiertamente acá en Chile, te puedes meter en problemas". También se lo hacían saber los mismos espectadores. "Me dicen, "mira, la cagaste aquí". Son muy directos. Te encaran y te dicen "no me gustó esto. Eres muy pesado en ese aspecto acá", y se van molestos. Me ha pasado bastante". Navas hacía lo que haría cualquier migrante: exponer las cosas que le sorprendían sobre el paísque lorecibía. El problema esquelo hacía burlándose de otros grupos, como migrantes de otras nacionalidades, deportistaslocales o, incluso, de las mujeres chilenas y su higiene. Todoeso mientras las noticias que titulaban la crónica policial diaria cada vez tenían más presencia de crímenes protagonizados por sus compatriotas. En los momentos en que el público menos quería reírse con un venezolano, Navas, García y otros trataban de hacer reír burlándose delos rasgos que los separaban del público que llegaba a verlos. Y eso, al principio, no lo entendieron. "La audiencia venezolana se ríe, aunque no les haya dado tanta risa. Cuando van a ver un show, están dispuestos a pasarla bien", cree Navas. "Laaudiencia chilena contrasta Luigi Garcíaes bastante exigente. No te va a comprar ala primera el chiste, sino que vaa esperar que te esfuerces en verdad". Esforzarse, entonces, significaba intentar algo distinto. Algocomo, por ejemplo, reírse de ellos mismos. Verdad y dolor El primer experimento fue un ejercicio de ficción. Luigi García, sobre la tarima del Gran Refugio en el 2023, contó esta experienciainventada. "Estoy ahorrando por todos lados -contó. Elmes pasado me llegó el agua caliente en40 lucas. Entonces, ¿qué hice? Me inscribí en el gimnasio. Pago $22.900 al mes, ahora me baño allá. A veces hago ejercicio para que no sospechen", contó una vez. Ahí sucedió: en vez de mirar sus teléfonos, el público rió un poco. Noes que García no tuviese episodios en su vida de ese tipo para contar antes. Es que pensaba, erróneamente, que erauna forma de diferencia de otros humoristas venezolanos: creía que ya había demasiados hablando mucho sobre trabajar en Uber y Rappi, dos tra. Los venezolanos que quieren hacer reír a los chilenos bajos que se asocian con los extranjeros. "Al principio me parecía que no iban a llamar mucho la atención. No quería sonarcomo "ah, este es un migrante más', "quiere que sepamos que lo están pasando mal", "quiere hacerse la víctima", cuenta García.
El pasosiguiente fue probar con un recuerdo genuino: laimposibilidad de seguir enviándoles dinero a sus padres, quienes seguían en Venezuela. "Es que no me da la plata -admite--. Entre el arriendo, los gastos comunes, la comida, el transporte, un delivery los domingos, una cerveza con los amigos para no caeren depresión, una ropita en Shein... No me da, entonces qué hice: prioricé mis gastos. Ya no le mando plata a mi familia en Venezuela.
Seacabó, hay que hacer sacrificios, a míme ha funcionado, a ellos no tanto". Esa realidad, triste y llena de derrota, GarEsa realidad, triste y llena de derrota, García la convirtió en humor haciendo algo muy chileno: reírse de las propias tragedias. Con eso encontró una fórmula: verdad más dolor. "Qué mejor que hablar de las experiencias cotidianas para expresar un sentimiento con humor, expresar nuestra realidad", explica el standupero. La probó el 5 de noviembre de 2022, en el bar Sociátes del barrio Bellavista. García apareció con un jockey burdeo, una camisa blanca con estampados y con luces de color verde a su alrededor, contándolo así: "Mi mamá, pobrecita. Mimamá vive en Venezuela y ella vive de lo que yo le mando. Y ya por ahí, todo mal, ¿no? Hace un mes le hice una compra de mercado para 15 días y le expliqué lo que era el ayuno intermitente", dijo esa noche. Pasó de nuevo: algunas risas y ningún llamado de atención al final de la rutina. Hablar mado de atención al final de la rutina. Hablar *k "Hay personas a las que les cae mal lo que uno hace, por el simple hecho de uno ser extranjero.
Hagas lo que hagas, no les va a gustar" Luis Navas, comediante venezolano venezolano venezolano desu vida, de las cosas que vivía como migrante venezolano en Chile sílograba sacar más risas. "Mi error en ese momento fue no hablar de lo que me pasaba en el presente. Lo que yo veo, y lo que me pasa, saca más chistes. Me di cuenta de que cada experiencia es distinta. Es una verdad colectiva que hay discriminación", reflexiona García. Julio Caneo, un comediante chileno, dice, porel contrario, queesas visiones sí hacían falta en la escena local. "Revela estos secretos a voces -discriminaciones-. Y hablan de que han sido discriminadoso queson víctimas de xenofobia. Por esto están llegando a más público". Esteban Urdaneta (35), la celebridad migrante del humor venezolano, había llegado a esa misma conclusión antes.
Hablar sobre los prejuicios que los chilenos tenían sobre ellos era entretenido para los chilenos: "El punto inicial es reírse de uno mismo y de los estereotipos que todos podemos llegar aidentificar", dice Urdaneta, y lo ejemplifica con un chiste que contó varias veces en el bar Gran Refugio. "Siento que me estoy chilenizando en las cosas más mínimas. En estos días estaba en Estación Central y llegó un loco que me dijo "oe, hermano, ten cuidao que estánrobando", y yo dije *shhh deben ser extranjeros". "Estas cosasestán pasando y hay que hablarlas. Esun tema sensible para nosotros, pero el humor negro disminuye el peso del problema. Es más llevadero", cree García. También le pasó a David Pérez (25). El comediante venezolano pensaba que sería imposible sacar una risa hablando sobre los cuatro años que demoró en obtener un Rut. Aun así, cuando lo intentó, funcionó.
Tal vez porque hablaba de algo que, en ese momento, Pérez no vio: lo delirante y engorroso y surreal que puede ser el camino para convertirse en un ciudadano chileno. "Cuatro años aquíen Chile, por fin tengo Rut -cuenta Pérez en ese chiste--. Chicos, cuatro años sin acumular puntos en el Lider.
Cuatro años. ¿Sabes que es chimbo? Llegar al Lider, hacer tus compras, pasar por la caja y que la cajera te pregunte: ¿ Acumula puntos? No, no porque no pueda, sino porque no quiero". Los cambios en lasrutinas han atraído más público en bares de comedia.
Eseeselcaso de la sección Venecomedia del local Gran Refugio, donde, según el dueño del bar, Alber Moya, ha llegado más gente para ver las presentaciones de comediantes venezolanos: "Pasó de ser una apuesta, para ver cómo iba, a ser un show permanente. Están todos los viernes a las 22.00 y siempre está lleno", explica. La última prueba para García fue en agosto pasado. Estaba, de nuevo, en el Gran Refugio: ese lugar del que se había ido derrotado tantas veces. Subió ala tarima y contó, otra vez, un chiste sobre su país. "Hace poco fui a Venezuela", dijo.
Los recuerdos sobre la broma de Vidal seguían presentes. "Venezuela no se arregló un coño =siguió-. " Pero también tenía claro lo que había aprendido. "Sí, está un poquito más segura... Porque todos están acá, obviamente", cerró. Esa vez, toda la gente se rió. O.