Autor: JAZMÍN LOLAS
Realidad y ensoñación: la aventura cinematográfica de Valeria Sarmiento
Lanzan libro que revisa la trayectoria de la directora chilena “Siendo mujer, uno nunca ve de frente. Siempre observamos el mundo a escondidas”, afirma Sarmiento. Traída porel cine desde muy pequeña por influencia de sus padres, ambos cinéfilos, Valeria Sarmiento vio por primera vez una película cuanto tenía cinco o seis años. “Todavía recuerdo lo que vi. Se trataba de Las zapatillas rojas, el filme de Powell y Pressburger.
Supongo que en la época no era capaz de leerlos subtitulos, pero las imágenes eran lo suficientemente elocuentes para seguir la historia”, dijo al agradecer el doctorado honoris causa que le otorgó la Universidad de Valparaíso el 12 de septiembre de 2019.
En ese mismo discurso, la realizadora comentó que, aunque es “dificil fijar simplemente los orígenes de las cosas”, es posible que esa experiencia de la niñez haya detonado “el comienzo de mi aventura cinematográfica, el nacimiento de mi vocación”. Forjada a lo largo de medio siglo, la vocación de Valeria Sarmiento (sus motivaciones, resultados y alcances) es motivo de un exhaustivo análisis en un libro recién publicado por Ediciones Universidad Alberto Hurtado.
Bajo el título Una mirada oblicua, el volumen reúne una serie de ensayos que analizan diferentes rasgos de su trabajo, además de una extensa entrevista, su filmografía comentada por ella misma, la intervención que hizo al recibir el título de la Universidad de Valparaíso donde nació en 1948y un álbum de fotos de distintas etapas.
“La obra de Valeria Sarmiento ha recibido un reconocimiento tar- “Titulado “Una mirada oblicua”, el volumen reúne una serie de ensayos sobre la abundante obra de la cineasta, e incluye también una entrevista, un álbum de fotos y su filmografía comentada por ella misma. dio, pero unánime, en los últimos años: muchas veces desplazada por la deslumbrante y cuantiosa producción de su esposo, el cineasta Raúl Ruiz, y de dificil acceso por las circunstancias del exilio, su filmografía aparece cada vez como una creación consistente, original, aguda, caracterizada por un oficio cuidadoso, ciertas preocupaciones a las que regresa reiteradamente y un modo muy peculiar de mirar que hemos querido caracterizar como una mirada oblicua, ya que rehúye encarar los temas de manera frontal u obvia”, escriben en el prólogo Bruno Cuneo y Fernando Pérez V., editores del libro. “Creo que, siendo mujer, uno nunca ve de frente. Siempre observamos el mundo a escondidas.
Eso siempre está en mis películas”, dice la directora, montajista y guionista en una de las tantas citas de las que se valen los ensayistas para estudiar su trayectoria, que ha transitado entre “la realidad en los documentales y la ensoñación en las ficciones”, como ella afirma, y ha reflejado su pasión por el melodrama y la cultura popular. escritos por investigadores como Macarena Garcia Moggia, Paz López, Paula Dittborn, Héctor Oyarzún, Claudia Valdés y Elizabeth Ramirez, los textos abordan temas y la estética del cine de Valeria Sarmiento.
Así van surgiendo, entre otros tópicos, la vida de las bailarinas del Bim Bam Bum en Un sueño como de colores, filmado en 1972, en la plena efervescencia ideológica de la Unidad Popular; la postura de la mujer opositora a Allende, igualmente limitada a su hogar, en La dueña de casa, de 1975; el machismo latinoamericano en El hombre cuando es hombre, de 1982; la transgresión sexual y la sumisión en Mi boda contigo, de 1984; Valparaiso como entorno de un triángulo amoroso con desenlace trágico en Amelia Lopes de 1990; y la Cuba prerrevolucionaria en Rosa la China, de 2002. un poco perpleja “Conocí a Raúl en una fiesta en la que celebrábamos el fin del primer año de la Escuela de Cine (por eso me exaspera que digan que yo llegué al cine porque Raúl hacía cine). El vino acompañando a Pepe Román, que era profesor de historia del cine.
Bailamos y me invitó a ver Tres tristes tigres' en el Cine Arte, una proyección privada”, cuenta Valeria Sarmiento en la entrevista que incluye el libro “Una mirada oblicua”. La cineasta precisa que, aunque ya había visto la primera película de Raúl Ruiz, aceptó la invitación y se repitió el plato. “Si soy honrada, debo decir que quedé un poco perpleja”, comenta.