Autor: Juan Toro. Fotos: Sergio Alfonso López.
FERNANDA FINSTERBUSCHI "NO TENGO MIEDO A QUE ME ENCASILLEN"
LA AG TRIZT DE HIJOS DEL DESIERTO AÚN NO TERMINA DE ADMIRARSE POR LOGRAR TENER EL TRABAJO QUE COMENZÓ A SOÑAR VIENDO PERSONAJES DE DISNEY. SOBRE EL LADO SEXISTA DE LA INDUSTRIA AUDIOVISUAL, ASEGURA: “DESPUÉS DE TODAS LAS DENUNCIAS CREES QUE NO QUEDARÁ GENTE QUE SE SIENTA CON EL DERECHO A PASAR SOBRE TI, PERO AÚN EXISTEN.
ESO ME SORPRENDIÓ”. Una sala de hospital de principios del siglo XX, un bar oscuro, un jardín interior y entre medio, para romper la ilusión del viaje en el tiempo de este set de grabación, Fernanda Finsterbusch, celular en mano, baila y hace muecas mientras explica, aún con evidente asombro, detalles de su trabajo. La actriz de 22 años interpreta a Josefina Bornman en la teleserie de época de Mega, Hijos del Desierto. Esta es la tercera producción del canal en que trabaja, pero para ella, el asombro aún no termina: — Tener mi edad y trabajar donde estoy ahora es algo que jamás pensé posible. Hay personas cercanas que me dicen “obvio que ibas a llegar ahí”, pero no es así. Despierto todos los días a vivir un sueño. Dedicarse al arte es una construcción que se aprende de los pares... digo pares, pero para mílos actores con que trabajo son personas que admiro profundamente por su carrera. He ido aprendiendo de cada producción. Cuando llegó a la primera lectura de guion para su papel en la teleserie, Finsterbusch se fijó en que sus compañeros de elenco tenían todos sus textos destacados y con anotaciones escritas.
A la siguiente reunión, ella hizo lo mismo. —¿ Qué lecciones ha sacado de los actores con que ha trabajado? —Pancho (Francisco Melo) me dijo ayer “cuando hagas una pregunta, no quites la mirada hasta que te respondan”. Hay tips así de puntuales, pero también entendí que aquí tengo que estudiar como nunca, me Siento como en una clase de Teatro.
Veo * actores fantásticos y me digo “ok, si me llamaron a trabajar con ellos, por algo debe ser”. —¿ Se cuestiona estar aquí? —Ayer estaba en un auto de los años 30 y me sentía como Cada extra en la escena. Marae “ME SIENTO SEGURA EN EL ESPACIO EN UE TRABAJO, PERO N OTRAS OCASIONES NO HA SIDO ASÍ, TAMBIÉN SON ATISBOS DE QUE FALTA MUCHO PO AVANZAR”. villada. Pero a la vez tengo que normalizar este espacio para poder trabajar y existir. Para concentrarse en su trabajo como actriz, Finsterbusch congeló su carrera de Teatro en la Universidad Católica a comienzos de año, pero retomó el segundo semestre. La decisión, asegura, fue sencilla: —Amo estudiar Teatro, es otro desafío que antes pensaba que no iba a lograr. Pero trabajar y estudiar al mismo tiempo hace que no disfrutes ninguna de las dos. Eso es triste. Llegó un momento en que no pude congeniar y entonces congelé.
Siempre supe que iba a volver a terminar la carrera, me queda poco, pero lo hago porque me hace feliz, nadie te obliga a terminar de estudiar. — ¿ Por ser Teatro? —SÍ, no vas a perder un trabajo por no tener título, no es como otras carreras. Hay gente que sale de estudiar esto y nunca se dedica a lo que quiere. Yo nunca fui capaz de aceptar eso. No va a ser así, para eso siempre estuve trabajando. El camino de Fernanda Finsterbusch siempre fue el espectáculo, eso lo entendieron rápidamente sus padres Gastón y Carolina Passalacqua.
Tampoco fue un problema en el colegio Isabel La Católica de Ñuñoa, donde estudiaba, porque siempre tuvo los permisos para bailar, faltar para ir a grabaciones y seguir el sueño que le dejó su infancia marcada por las estrellas juveniles de Disney como Hannah Montana:—Siempre tuve buenas notas, podría haber estudiado algo como Odontología y lo pensé, pero incluso mi familia me dijo que no ¡ ba a ser feliz con eso.
Me gustaba bailar, me pasaba los recreos bailando con una radio —recuerda y menciona un video donde ella, entonces de 8 años, y una amiga se presentaron a bailar “Don” de Miranda en un show de talentos que debía estar reservado para cursos mayores—. Me conseguí ese permiso porque creí que teníamos que estar ahí. Siempre fui busquilla. Alos 13 entró a la academia de Maitén Montenegro para estudiar baile, aunque se dio cuenta de que lo suyo era la actuación. En tercero medio, ya decidida por el teatro, armó un portafolio con sus fotos y comenzó a postular a castings que encontraba en redes sociales de estudiantes de Cine.
“SIEMPRE ME HA GUSTADO INDAGAR EN LA ENERGÍA MAS ESTEREOTIPICAMENTEMASCULINA, UN POCO OSCURA, RUDA, ME INTERESA MUCHO”. así llegó a su primer rol, en la película de terror “Contra el Demonio”; también tomó trabajos en Canal 13, para Alfombra Roja, y el canal de You Tube de la señal. Participó en Miss 17, y en un video musical de Mario Guerrero. Cositas así vas conociendo el mundo y el arte. Cuando no estás en una familia con vínculos en la tele y el teatro, es algo que no se conoce. La tele era un mundo aparte para ver en el televisor de la casa. En ese tiempo no pensaba en grabar teleseries. El arte es azaroso, el camino para llegar a lugares así cuando no vives en el medio es muy diferente al que hace quien tiene contactos desde un principio.
Y no me acompleja esto, pero también sé cómo me veo y la gente con eso se hace una idea de dónde vengo y cómo llegué al punto donde estoy. — ¿ Por el cliché de la niña rubia de clase alta? —SÍ. Y es triste cuando se hacen esas analogías así de rápido. Es cierto que el mundo funciona así, pero desvaloriza mucho el camino que uno recorrió. Yo me tiño rubia porque me gusta, el resto tengo que demostrarlo en el camino. La gente no tiene por qué saber de dónde vienes. —Cuando comenzó a actuar se destacó que es sobrina nieta del difunto crítico de cine Ítalo Passalacqua. —Esa historia es freak. Me preguntaron si tenía parentesco con él en un evento y dije eso, pero no lo conocí, suena feo, pero es un pariente lejano. Es una lata que me relacionen con eso, porque me ven como una cabra nueva y buscan a ver por dónde tengo conexiones. Pero la gente siempre va a hablar. —Si no tiene esos privilegios que se asumen de usted, ¿ cuáles sí? —Mi familia es mi mayor privilegio. Lo que le da sentido a mi vida son las relaciones personales, mi familia es muy unida y tengo un pololo que es una persona preciosa. Se habla mucho de la salud mental hoy y para mí llegar después de un mal día y que me den cariño, es lo mejor. “Contra el Demonio”, el debut cinematográfico de Fernanda Finsterbusch, se estrenó en 2018. Después de eso, comenzaron las teleseries en Mega, actuó en Edificio Corona, Pobre Novio y ahora Hijos del Desierto, además de interpretar a Arantza en la segunda temporada de La Jauría. La televisión, asegura, no es lo que esperaba, pero en un buen sentido: —Me imaginaba la tele como un lugar frío, pero es muy acogedor. Hay personas trabajando en las producciones que son muy acogedoras. Sobre todo en Hijos del Desierto me di cuenta de que se puede crear un espacio creativo actoral muy profundo, algo que pensaba no iba a encontrar en la tele. Haber comenzado con una película de terror fue una buena vitrina para Finsterbusch, aunque asegura que quiere probar diferentes géneros: —Durante un tiempo me llamaron para cortometrajes y proyectos de muchos personajes sufridos. Ahí pensé que tenía ganas de un día hacer una comedia. Pero esa oscuridad era el espacio. Ahora me piden reír y al principio se me hacía muy falso, porque no lo había hecho, pero vas abriendo espacios.
No tengo miedo a que me encasillen, soy capaz de mutar. —Comenzó su carrera poco después de la irrupción del movimiento ¿ no le preocupó entrar joven a la televisión tras las acusaciones de abuso? —Esa preocupación siempre existió. Cuando entré a la escuela de Teatro en 2018 empezó el paro feminista, es algo presente. No ando asustada por la vida, pero sí atenta. después de todas las denuncias crees que no quedará gente que se sienta con el derecho a pasar sobre ti, pero aún existen. Eso me sorprendió. Hay gente en este medio que hace bromas o comentarios inadecuados a las actrices. Es preocupante. Y hablo del mundo audiovisual, pero es toda la sociedad, a fin de cuentas sigue siendo muy machista. Y existe un “humor” que si le das una pequeña cabida, la gente entra como por un tobogán. — ¿ Le tocó ver ese tipo de situaciones? —SÍ, pero no es tanto. Yo me siento segura en el espacio en que trabajo, pero en otras ocasiones no ha sido así. También lo he visto con mis compañeras que están en esto. Son atisbos de que falta mucho por avanzar. Prefiero no decir nombres o situaciones puntuales, pero son cosas que suceden. Lo importante es saber que es un mundo que le falta por avanzar. Y también reconocer que algo hemos avanzado. Antes siempre tocaban la bocina en la calle, ahora es menos común y hay algo más de respeto. Las nuevas generaciones lo han entendido mucho mejor. De a poco se irá avanzando. Entre los cambios de ropa para la sesión de fotos que acompaña a esta entrevista, Fernanda Finsterbusch toma su teléfono y se toma varias selfies. Algunas las sube a las historias de su Instagram donde suma más de 222 mil seguidores. —En internet la catalogan como influencer, ¿le acomoda?—No mucho, pero sí es una figura que me sirve. Cuando no tienes mucho pudor a ocupar las redes sociales y subir fotos puedes ver los límites a los que quieres llegar. Cada vez publico menos. Yo estudio Teatro y me dedico a otras cosas, no digo que soy influencer, esas etiquetas son un poco banales. Se queda corto para describir a lo que me dedico. — ¿ Esa exposición en internet es parte del trabajo? —SÍ y yo nací en un mundo muy conectado. Desde muy chica existen muchas redes sociales. Creo que por el camino que he tenido y mis ansias de comunicarme con las personas, me gusta decir en qué estoy, no solo en internet, hasta con los vecinos. Aún así me cuido mucho con qué subo a redes sociales y qué no. Por lo menos no estamos en esos años en que los medios de farándula te perseguían a la casa, esa sería una realidad diferente.
Hoy basta con Instagram. — ¿ Dejaría de lado el trabajo en redes sociales ahora que su carrera en la actuación parece haber tomado ritmo? —No sé cómo explicarlo, pero mientras más se abre el mundo actoral, necesito concentrarme más y más en él. Me pasó que tuve que darle un “pare” a estar subiendo contenido online para poder concentrarme. Después voy nivelando, es importante nivelar para concentrarse. Una campanada en su teléfono suena a ratos mientras Finsterbusch habla. Ella no le presta atención y continúa hablando, El sonido son las notificaciones de las ventas de la marca de ropa que tiene junto a su hermana, Wisteria. Ese emprendimiento, asegura, ha sido clave para encontrar estabilidad financiera y ser más arriesgada en su carrera actoral: —Es un espacio estable pero entretenido. Con mi hermana creamos ropa, vemos qué funciona y qué no, también es un poco azaroso. Digo que es mi trabajo estable, el que no falla, pero también arriesgas un presupuesto, esos son los riesgos de una pyme. Es increíble para alguien que se dedica al arte asegurarte con un negocio estable, que no tiene que ver contigo como persona, te aleja un poco. Es interesante.
Fernanda Finsterbusch camina por los pasillos de Mega de la mano de su pareja, el periodista Daniel López, mientras saluda a parte del elenco de la teleserie La Ley de Baltazar que está almorzando, entre ellos Amparo Noguera y Andrea Eltit, ambas en trajes de monja. En el camino desde la azotea del área dramática hasta los estudios de grabación no deja de bailar y hacer bromas. Todavía no termina de grabar Hijos del Desierto, pero en su cabeza ya hay una segunda preocupación, debe volver a retomar las clases en la universidad. Pero congelar los estudios, explica, es una idea cada vez más común en el rubro: —Hoy se está aceptando que el teatro es una carrera difícil. La gente lo estudia y no tiene dónde trabajar, así que me dieron las posibilidades de congelar. Aunque hay de todo, profesores flexibles y otros que te dicen que debería estudiar porque “todo a su tiempo”. Pero si es todo a su tiempo, yo ando a mi tiempo, que no es ese. También hace seis años en la escuela veía un mal prejuicio sobre la tele, pero se ha ido desvaneciendo.
Se dieron cuenta de que es Una puerta para encontrar muchos espacios. —¿ A qué otros espacios le gustaría entrar? —Tengo muchas ganas de hacer teatro, pero ese espacio lo voy a encontrar en la escuela. Los proyectos que estoy viendo para el futuro son en su mayoría series y personajes con energías diferentes a las que he trabajado hasta ahora.
Siempre me ha gustado indagar en la energía más estereotípicamente masculina, un poco oscura, ruda, me interesa mucho. —¿ Se proyecta más por el tipo de personaje que el tipo de proyecto? —Soy muy mala para pensar en el futuro. Estoy siempre en el presente y buscando lo que se viene para adelante. Estoy en un par de conversaciones para trabajos al terminar la teleserie, que es entretenido porque ahora veo que me consideran en más proyectos aunque no he cerrado nada. Prefiero disfrutar el ahora, mientras me voy acercando al final para tomar nuevas decisiones. Pero más presente que futuro. Siempre. «