Autor: Paulina Modiano
"El mundo necesitará más cobre y nosotros somos los mejores posicionados para proveerlo"
Alejandra Wooa, directora ejecutiva de Cesco: Soy una allegada a la minería”, dice sin tapujos Alejandra Wood, directora ejecutiva del Centro de Estudios del Cobre (Cesco), una corporación sin fines de lucro dedicada a la investigación y también a ser un lugar de encuentro de los distintos actores de esta industria.
Y recorriendo su historia, la verdad es que llegó casi por casualidad al rubro cuando, a los 23 años y mientras hacía su tesis para titularse como historiadora de la Universidad Católica, tomó un trabajo temporal administrativo en una empresa minera. “Entré a un mundo totalmente desconocido para mí, aunque algo sabía sobre que Chile era un país minero, pero me gustó porque siempre me ha desafiado el vínculo con el resto del país”, cuenta. “Me pareció impresionante la escala, la gesta humana, que es muy difícil comprender si uno está afuera.
Todo lo que hay que poner en un proceso de funcionamiento no sólo para sacar el mineral, sino para que vaya desde la mina hasta el puerto en términos de carreteras, líneas de alta tensión, campamentos para miles de personas. Es una actividad que tiene una dimensión impactante”, resume. -¿ Toda esa experiencia te fue atrayendo o allegando como tú dices? -Cautivando porque se requiere de mucho tiempo. Para hacer una mina se necesita de grandes inversiones de capital. Estamos hablando de miles de millones de dólares y en el período de exploración una suerte de apetito por el riesgo.
Al mismo tiempo, todo esto produce un impacto local en términos de ingresos, empleo y encadenamiento, porque alrededor del 60 por ciento de lo que hace una faena minera es comprar energía, agua y una enorme cantidad de insumos... esto es como un pequeño país en sí mismo y también con un enorme potencial.
Y agrega: -En las últimas décadas ha sido fundamental la producción básica de minerales y obviamente el reciclaje, porque el cobre tiene esa maravillosa capacidad, La ejecutiva aborda la oportunidad de Chile para ser líder en minería verde, analiza el proyecto de royalty, y se refiere a la necesidad de que el país apueste por “pasar de exportar simples minerales a servicios y tecnologías, capacidad profesional, además de hacer una mayor inversión en ciencia”. aunque no es suficiente para cubrir la demanda proveniente de la digitalización y muchas otras áreas de la industria mundial. Entonces se va requerir muchas más veces cobre de aquí al 2050. Actualmente son como 20 millones más de los que Chile produce. -¿ Chile puede encarar ese desafío? -Sí, somos los primeros por lejos, con el 28 por ciento de la producción mundial. Pero la contribución que podemos hacer es de forma distinta a lo que se ha hecho en el pasado, en gran parte por el calentamiento global. Necesitamos una mayor producción de cobre, pero tiene que ser cuidadosa de su huella socio ambiental.
Hay que impulsar las capacidades locales y formas que tiendan a un desarrollo sostenible, que es lo que nosotros hemos llamado la minería responsable o verde, aunque hay gente a la que no lo gusta el nombre porque cree que es la forma de lavar la imagen del sector, que no es buena es términos ambientales. -¿ Cuáles son esas diferencia de las que depende la minería verde? -Se requieren cambios de distinto tipo.
Una colaboración público privada que, en el fondo, es un Estado que haga las políticas necesarias para incentivar este tipo de minería, sumado a que las compañías mineras trabajen adaptándose al cambio climático, que ya lo están haciendo. Pero también se necesita coordinación público privada para que se vayan disminuyendo los residuos y que estos se puedan insertar en sistemas de producción circular. Por ejemplo, la cantidad de neumáticos gigantes que la minería desecha se pueden utilizar como insumo para pavimentar, aunque acá en Chile las regulaciones no lo permiten aún. Por otra parte, necesitamos una minería que cuide la biodiversidad donde opera, e incrementar su conocimiento sobre el tema tanto en el área terrestre como marina. En esos ámbitos debe estar presente el Estado y la academia, por lo que es más bien un esfuerzo colectivo. Luego, destaca: -También una minería que sea eficiente en el uso del agua, que cuide los ecosistemas que podrían verse afectados.
La minería ha sido pionera en prever la escasez del recurso hídrico, sobre todo en la zona norte del país y por lo mismo, es la primera en construir plantas de agua desalada; hoy existen más de diez de ellas.
En el futuro vienen 15 más y se pronostica que alrededor de un 50 por ciento del consumo de agua hacia fines de esta década va a venir de agua de mar. -Sobre la desalinización hay también bastantes críticas, porque parte del residuo vuelve al mar como salmuera y afecta a las especies marinas. -Efectivamente lo que vuelve al mar es salmuera, agua con mucha sal, pero hasta donde se ha estudiado no afecta al medio marino. Claro, hay que desarrollar más conocimiento, sobre todo si pensamos que en el futuro puede haber más plantas desaladoras.
Pero esta solución la Lo prudente y lo sano para el país sería poner una tasa de tributación similar a la de nuestros principales competidores, como Perú”. Es tal el potencial de nuestro país, que muchos analistas piensan que Chile puede ser como Arabia Saudita, con su poderío en el petróleo, pero en términos de cobre”. usa Israel y otros países del mundo. -Muchas medidas requieren modificaciones legales. ¿Hay piso para avanzar? Porque también implican un aumento de costo para las empresas. -Es cierto.
Pero la verdad es que los países que no sean capaces de llevar la transición hacia la minería verde no van a tener muy buenas expectativas, porque el mercado no va a demandar minerales que no cuenten con huella verde. La oportunidad para una economía como la nuestra es que se va a enfrentar a mercados que discriminan entre una minería responsable y una que no lo es. Por otro lado, también las regiones mineras y las comunidades donde están los proyectos podrían negarse a dar la licencia social para operar. Por eso es importante que el Estado tome cartas en el asunto, para normar y propiciar este nuevo desarrollo minero. Esto tiene que ser una visión compartida.
Si Chile tiene una ventaja competitiva al ser el país con mayores reservas y con el parque industrial más grande en producción de cobre, porqué no pensar en aprovechar la oportunidad de ser el proveedor de cobre más sustentable del mundo. Eso significa la coordinación de muchos ministerios, del sector, las empresas proveedoras... En el fondo, es una visión de cómo llegaremos a ser un país desarrollado. -Es cierto.
Pero China, el principal consumidor de cobre del mundo, también es uno de los países con los peores estándares de calidad ambiental. ¿Les importará comprar el metal verde? -Ellos efectivamente no le están dando prioridad a la calidad ambiental, pero China tiene que mejorar sus estándares ambientales y sí puede avanzar en esa meta por la cantidad de planificación que posee. Acaban de anunciar su nueva estrategia para los próximos quince años, y en la industria del cobre para ellos es prioritaria la economía verde.
Los cálculos que hacen es que para su desarrollo van a seguir respaldando la industria del cobre en los próximos 15 a 30 años, y estiman que para el 2040 el consumo será de 2,5 millones de toneladas sólo por demanda verde. El mundo va a cambiar. Yo siento que esta tendencia de que los mercados van a exigir productos responsables va a ser global y de alguna manera, también va a ser una exigencia de los inversionistas. Entonces es importante ver que es una oportunidad que puede tomar Chile antes que otros países. Además, tenemos ventajas como la capacidad incomparable de producir energías limpias en el desierto. Es tal el potencial que muchos analistas piensan que Chile puede ser como Arabia Saudita, con su poderío en el petróleo, pero en términos de cobre.
“Una relación balanceada entre la carga minera tributaria y el Estado” - ¿ Existe en este momento una visón de líderes empresariales, políticos y de opinión que estén dispuestos a impulsar un desarrollo minero de las características mencionadas? -Este es un momento muy crucial para Chile porque tuvimos nuestro estallido social y es probable que vayamos a tener que transitar por un período en que ese tejido vuelva a unirse.
Si esa es nuestra visión de futuro, hay que compartir un liderazgo que vaya tomando las riendas del país en los próximos cuatro años, porque tenemos el trabajo de la Convención Constitucional, pero también de los sectores productivos, que creen que deben sumarse a la reconstitución de este tejido. -Eso significa aceptar procesos de cambio bastante grandes... -Es cierto y tal vez la incertidumbre causa miedo, pero ya estamos en esto. -¿ Y ese miedo o resquemor podría causar un impacto en la minería? Porque se puede dejar de invertir, pero finalmente las minas están acá. -Yo creo que las perspectivas de inversión para Chile no son malas.
Se acaba de aprobar el estudio de impacto ambiental de la mina Collahuasi para ampliar sus años de vida útil, de 3.200 millones y que tiene como objetivo asegurar la continuidad de las operaciones por un período de 20 años. Además se estima que hay proyectos para esta década en torno a 70.000 millones de dólares, la mayoría de ellos en la región de Antofagasta y después Atacama. Entonces, evidentemente Chile sigue siendo un país minero muy atractivo, con muchos destinos de inversión. Indudablemente se están observando de cerca iniciativas como la del royalty, que significa un aumento de la carga tributaria para el sector. Nosotros pensamos, como centro de estudios, que hay espacio para revisar esta idea. Pero es importante generar una relación balanceada entre la carga minera tributaria y el Estado, que es el dueño de los recursos, con las empresas que invierten su capital y asumen el riesgo del negocio. Eso es muy relevante para mantener la posición competitiva como país minero y así atraer esas nuevas inversiones.
Creo que lo prudente y lo sano para el país sería poner una tasa de tributación similar a la de nuestros principales competidores, como Perú. -¿ Y eso cuánto sería? Porque la discusión sobre el royalty o impuesto específico a la minería lleva largo tiempo entrampada y no se ha visto mucho avance en llegar al menos a un término medio. -En el fondo es incrementar un poco la recaudación en un margen variable, que esté siempre relacionado al precio.
Lo que me parece más complejo es que el proyecto que existe actualmente pone una tasa de cobro a la venta que es un impuesto regresivo y que castiga de manera pareja a todos los productores en circunstancias de que son distintos, porque sus yacimientos son diferentes. Entonces ese cobro fijo creemos que no debe ser más alto de un uno por ciento. El proyecto actual contempla un tres por ciento, y eso sería muy complejo para el sector. -Pero la minería privada reporta grandes ganancias.
Incluso en este período de pandemia y crisis económica han tenido muchas utilidades por el alza del cobre, que ha llegado a una media de aproximadamente cuatro dólares por libra. -La carga privada del sector minero chileno es de alrededor de un 40 por ciento por las ganancias. Nosotros creemos que deberíamos quedar entre un 45 y 50 por ciento, sobre todo cuando el precio del cobre está alto.
Pero es complejo poner un impuesto a la venta o valores porque hace menos competitivo tu yacimiento de entrada. -Esto es muy similar a la carga que tuvo que soportar Codelco por décadas con la llamada Ley Reservada del Cobre, donde tenía que traspasar el 10 por ciento de sus ventas a las fuerzas armadas, tuviera o no ganancias. -Es muy relevante que la discusión de este proyecto se haga con el apoyo técnico necesario para no dañar la posición de Chile como país minero. Porque sino, a la larga, va a significar menores ingresos para el fisco; sin inversión en el futuro va a haber menores ingresos para el Estado. Siento que hasta aquí la relación del Estado con en el sector minero siempre ha sido un matrimonio por conveniencia: hay un conjunto de reglas y ustedes pagan impuestos.
Sería muy deseable que esa relación sea más rica y compleja. -¿ Cómo se logra un matrimonio más feliz? -Haciendo una apuesta como país y pasar de exportar simples minerales a enviar al exterior servicios y tecnologías por el tamaño de nuestra industria, capacidad profesional, además de hacer una mayor inversión en ciencia, que es indispensable.
Ya hay unas 400 empresas proveedoras y otras 6.000 de tamaño pequeño y mediano en el área minera, pero necesitamos que esto permee a la economía del país y para eso tiene que haber una apuesta más audaz, como la que ha hecho Canadá y Australia. -Se dijo que si triunfaba Gabriel Boric, habría una fuerte fuga de capitales, ¿Han visto una disminución o paralización de proyectos en la minería, que habitualmente son de largo plazo? -No, en realidad no. Yo diría que hay una suerte de cautela o compás de espera, pero se sigue trabajando en el desarrollo de los proyectos. Y no hay que olvidar el contexto internacional, el mundo va a necesitar mucho más cobre y nosotros somos los mejores posicionados para proveerlo. Pero si se establece un royalty que no es realista, en términos de cuidar la competitividad, se van a empezar a estudiar otros distritos. Aún así, nuestro parque industrial es lo suficientemente grande para pensar que vamos a seguir teniendo una industria muy relevante. Lo importante es cuidarla, proyectarla, y que el Estado y la industria trabajen en conjunto.