PERSPECTIVA HISTÓRICA DE LAS CRISIS INSTITUCIONALES EN CHILE
ALEJTANDRO SAN FRANCISCO ¿ Qué tienen en común la “revolución del 18 de octubre de 2019” con otros episodios críticos de la historia nacional? El historiador Alejandro San Francisco examina los principales patrones de las crisis institucionales más importantes de nuestro país. La crisis y la identidad nacional ay dos rasgos de la identidad política de Chile que se han manifestado nítidamente en diferentes momentos a lo largo de su historia. Ambos son expresión de las dos caras de la trayectoria política, el desarrollo económico y el progreso social del país.
El primer elemento es la autopercepción de excepcionalismo. ' Esto corresponde a la convicción de que, en el plano político e institucional, el desarrollo republicano y democrático nacional habría sido diferente al de los demás países sudamericanos, por la fortaleza de su constitución, 1 Hemos desarrollado el tema en Alejandro San Francisco, ““La excepción honrosa de paz y estabilidad, de orden y libertad”. La autoimagen política de Chile en el siglo XIX”, en Nación y nacionalismo en Chile. Siglo XIX, ed.
Gabriel Cid y Alejandro San Francisco (Santiago: Centro de Estudios Bicentenario, 2009), Tomo 1,55-84.22 cRISIS Y OPORTUNIDAD la estabilidad de sus gobiernos y la capacidad de resolver de manera pacífica los conflictos entre los poderes del Estado y los partidos.
La segunda dimensión es la existencia de rupturas institucionales muy dolorosas, habitualmente asociadas al uso de la violencia y que han significado el fin de una etapa relativamente larga de continuidad política, a través de una guerra civil o un golpe de Estado. En el siglo XX, estas situaciones han sido precedidas de crisis sociales, políticas o económicas, que van asociadas al surgimiento de reflexiones intelectuales, que cristalizan en una crítica que se proyecta en el tiempo.
El excepcionalismo, que algunos denominan “mito”, logró asentarse claramente desde mediados del siglo XIX y se ha mantenido vigente bien PS Y q OS 1 con altibajoshasta el presente. ? Fue entonces cuando un intelectual argentino se refirió a Chile como “la excepción honrosa de América del Sur”. ? El concepto ya se había utilizado antes en la prensa local, al terminar el decenio del general Joaquín Prieto.
Un artículo de El Araucano enfatizó que el país era “la excepción honrosa de paz y estabilidad, (43 de orden y libertad”, situación que se daba “en 2 Alfredo Jocelyn-Holt, “¿Un proyecto nacional exitoso? La supuesta excepcionalidad chilena”, en Relatos de nación. La construcción de las identidades nacionales en el mundo ed. Francisco Colom González (Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 2005), Tomo 1,417-438.3 Así aparece citado en Simon Collier, “Chile”, en Historia de América Latina, ed. Leslie Bethell (Barcelona: Crítica, 1991), tomo 6,238.
ZN Y, sx vÉRTICE e Y xy] +? JOSÉ MIGUEL (1785-1821) Otto Grashof, Los fundadores de Chile (1854). Medio de los desórdenes de la anarquía y de las demasías del poder arbitrario que afligen a la mayor parte de los estados Hispanoamericanos”. * Esa fórmula continuaría hacia el futuro, e incluso desde otras naciones reconocerían la situación particular de Chile en el contexto continental. Con el tiempo, sería una autopercepción compartida por la clase dirigente chilena y una forma de presentarse ante el mundo.
A fines del siglo XIX José Manuel Balmaceda expresó ante el Congreso Nacional que Chile había sido “en el período de su organización una excepción entre las Repúblicas fundadas en el siglo XIX; y en los últimos treinta años ofrece un ejemplo sin igual en los continentes de ambas Américas, y acaso sin paralelo en el resto del mundo”, enfatizando que en esas tres décadas no había sufrido “ni un solo trastorno político, ni un solo motín militar.
Ni por un instante se ha perturbado la marcha de sólido progreso realizado por una y otra generación”. ? 4 El Araucano, Santiago, 9 de abril de 1841.5 El mensaje presidencial de José Manuel Balmaceda en ConENE 24 317 E (1778-1850) En el siglo XX, no es casualidad que incluso el presidente Salvador Allende —duro crítico de la realidad nacional y de la democracia burguesa— destacara en su primer discurso al llegar al gobierno: “Ya en 1845, Francisco Antonio Pinto escribía al general San Martín: “Me parece que nosotros vamos a solucionar el problema de saber cómo ser republicanos y continuar hablando la lengua española”. Desde entonces, la estabilidad institucional de la República fue una de las más consistentes de Europa y América.
Esta tradición republicana y democrática llega así a formar parte de nuestra personalidad, impregnando la conciencia colectiva de los chilenos”. * greso Nacional, Cámara de Senadores, Sesión de las dos Cámaras reunidas el 1 de junio de 1890,3-9.6 Las palabras del presidente Salvador Allende esta reproducido en “Discurso al instalarse el Gobierno de la Unidad Popular”, Estadio Nacional, Santiago, 5 de noviembre de 1970, en Salvador Allende 1908-1973. Obras escogidas, comp. Gonzalo Martner (Santiago: Ediciones del Centro de Estudios cRISIS Y OPORTUNIDAD La misma línea de argumentación manifestaría el propio Allende en su discurso ante las Naciones Unidas, en diciembre de 1972. Esta sería la visión general de los gobernantes chilenos y de la autopercepción política nacional. ” Sin embargo, al comenzar la tercera década del siglo XXI, la noción de crisis histórica está más presente en la sociedad chilena que la supuesta excepcionalidad histórica.
Desde la revolución del 18 de octubre de 2019 —o estallido social, como se le ha llamadohasta mediados de 2022, Chile ha experimentado un proceso de agudas contradicciones, utilización de la violencia y polarización en los más diversos ámbitos. * Podríamos decir que el país ha vivido mil días en medio de 99 Al comenzar la tercera década del siglo política, en la cual se XXI, la noción de crisis histórica está más vio afectado el Ejecupresente en la sociedad chilena que la supuesta tivo y se instaló un ES “parlamentarismo excepcionalidad histórica.
Desde la revolución de facto”; instituciodel 18 de octubre de 2019 —o estallido social, nal, que llevó a la como se le ha llamadohasta mediados de 2022, elaboración de una Chile ha experimentado un proceso de agudas nueva Constitución) sanitaria, producto contradicciones, utilización de la violencia y de la del polarización en los más diversos ámbitos. ¿g coronavirus y su secuela de muertes; económica, en la que dos millones de personas perdieron sus empleos; y social, que se ha notado en el aumento de la pobreza y la multiplicación de los campamentos, entre otros problemas.
Quizá lo más notorio en el plano internacional fue la crisis institucional y la ruptura que experimentó el sistema político posteriormente por los poderes del Estado—, que llevaron a muchos a preguntase sinceramente: Políticos Latinoamericanos Simón Bolívar/Fundación Presidente Allende (España), 1992) 287-301. La referencia en 290-291.7 El tema, para la última parte del siglo XX y comienzos del siglo XXI, ha sido desarrollado por Sebastián Hurtado-Torres, “De sombras y luces.
Nociones de excepcionalidad en la crisis, destrucción y reconfiguración de la democracia chilena”, Estudios Públicos 166 (2022): 107-140.8 Hay muchos libros que han tratado el tema de la crisis chilena y la revolución de octubre de 2019, desde diversas perspectivas. Entre ellos podemos mencionar Juan Pablo Luna, La chusma inconsciente. La crisis de un país atendido por sus propios dueños (Santiago: Catalonia, 2021); Benjamín Ugalde, Felipe Schwember y Valentina Verbal (eds. ), El octubre chileno. Reflexión sobre la democracia y libertad (Santiago: Democracia y Libertad, 2020); Gloria de la Fuente y Danae Mlynarz, (eds. ), El pueblo en movimiento. Del malestar al estallido (Santiago: Catalonia, 2020); Andrés Jouannet, Golpe al Estado. El octubre chileno (Santiago: Historia Chilena/Konrad Adenauer Stiftung, 2020); Kathya Araujo (ed. ), Hilos tensados. Para leer el octubre chileno (Santiago: Editorial USACH, 2021). En una línea distinta, y escrito antes del 2019, resulta interesante el trabajo de Daniel Mansuy, Nos fuimos quedando en silencio.
La agonía del Chile de la transición (Santiago: Instituto de Estudios de la Sociedad, 2016). 25 vÉRTICE e da ' a A de 1 dl EN Enrique Lynch, La matanza de Lo Cañas (1891). Fotografía Garreaud y Leblanc. Biblioteca Nacional de Chile. ¿ Qué le pasó a Chile? En alguna medida, podríamos responder, lo mismo que en otros momentos de su historia. Las rupturas institucionales En términos comparativos, efectivamente Chile ha tenido una trayectoria relativamente estable durante su vida republicana.
Desde luego, ha logrado desarrollar una democracia que logró expandirse a través del tiempo, aumentando el cuerpo electoral y las libertades públicas, dentro de un régimen constitucional. ? Después de un periodo breve de anarquía o ensayos constitucionales, el país consolidó 9 Un completo trabajo es el de Joaquín Fermandois, La democracia en Chile.
Trayectoria de Sísifo (Santiago: Ediciones UC/CEP, 2020). 26 un orden republicano bajo la Constitución de 1833 —cuya vigencia se extendió por casi un siglo—, surgida del triunfo pelucón sobre los pipiolos, es decir, de los conservadores sobre los liberales. Desde entonces hubo dos grandes cambios: la Constitución de 1925 y luego la Constitución de 1980 (esta última reformada en 2005). ! Analizado en términos históricos, la organización política chilena presenta una paradoja indudable.
Por una parte, las diferentes cartas fundamentales surgieron tras procesos de ruptura institucional violenta: la guerra civil de 1829 —a la que se podría agregar la guerra civil de 1891, que consolidó el parlamentarismo-—, los golpes militares de 1924 y 1925, y la intervención militar de 1973.
Después 10 Este tema ha sido desarrollado por Juan Luis Ossa, Chile constitucional (Santiago: Fondo de Cultura Económica, 2020). cRISIS Y OPORTUNIDAD de esos procesos nacieron las nuevas constituciones que, por lo mismo, contenían un problema de legitimidad de origen, por su origen fáctico —no institucional o democrático—, y porque representaban la imposición de los vencedores sobre los vencidos. '' Adicionalmente, en otros momentos han existidos otras manifestaciones de violencia política, llevadas a cabo por el Estado o por grupos particulares. '? 11 Alejandro San Francisco, “Poder fáctico constituyente y desarrollo democrático en Chile”, Átomo 6 (2021): pp. 123139; Sergio Grez, Asamblea constituyente.
La alternativa democrática para Chile (Santiago: América en Movimiento, 2019 [Tercera edición]), especialmente “Primera parte: La ausencia de un poder constituyente democrático en la historia de Chile”, 21-57.12 Brian Loveman y Elizabeth Lira, “La violencia política en Chile: Contextos y prácticas desde 1819”, en Historia política de Chile, 1810-2010. Tomo 1. Prácticas políticas, ed.
Iván Pese a ello, a la larga esas cartas fundamentales permitieron un avance en el desarrollo republicano del país, en parte porque tuvieron procesos de reforma posteriores y porque fueron aceptadas por los diferentes sectores políticos. !* Así, entre 1831 y 1890 Chile tuvo una estabilidad sin comparación en el continente; lo mismo ocurrió entre 1891 y 1924; también podríamos decir que hubo gran continuidad en el periodo clásico de la democracia, entre 1932 y 1973; finalmente, el restablecimiento de la democracia en 1990 permitió una nueva etapa de solidez institucional.
Como contrapartida, todos esos largos periodos de estabilidad culminaron con Jaksic y Juan Luis Ossa, (Santiago: Fondo de Cultura Económica/Universidad Adolfo Ibáñez, 2017), 361-392.13 Sofía Correa, “Mutación constitucional vía reforma: una mirada histórica”, Revista Anales 10 (2016): 61-75. vÉRTICE 99 La incapacidad de resolver el conflicto por vías institucionales llevó a los chilenos, en distintos momentos, a resolver sus problemas mediante vías violentas o de una forma distinta a la establecida en las respectivas constituciones.
Las diferentes crisis han tenido ciertos patrones que, al ser analizados comparativamente, permiten ver las potenciales razones de la ruptura o ciertos elementos que confluyen en la pérdida de vigencia del orden institucional. 66 las mencionadas rupturas, a las que se podría añadir el estallido social de octubre de 2019, con sus antecedentes y consecuencias. !* ¿ Por qué unas instituciones aparentemente sólidas entran en crisis y terminan por colapsar? ¿ Había conciencia de la crisis antes de la ruptura institucional? Las rupturas ¿ responden a circunstancias puntuales o representan más bien tendencias de largo plazo? Estas preguntas son necesarias y de sus respuestas podemos avanzar hacia una mejor comprensión de las paradojas del desarrollo político nacional.
Las rupturas institucionales y sus patrones La incapacidad de resolver el conflicto por vías institucionales llevó a los chilenos, en distintos momentos, a resolver sus problemas mediante vías violentas o de una forma distinta a la establecida en las respectivas constituciones. Las diferentes crisis han tenido ciertos patrones que, al ser analizados comparativamente, permiten ver las potenciales razones de la ruptura o ciertos elementos que confluyen en la pérdida de vigencia del orden institucional. Sin perjuicio de ello, cada una tiene sus lógicas propias y circunstancias específicas que requieren un estudio particular. Un primer elemento presente en todas las crisis es la discordia constitucional. En 1829 el problema 14 Una interesante revisión bibliográfica (Book review essay) al respecto en Nicolás M.
Somma, “Chilean democracia, past and present”, Latin American Research Review 57 (2022): pp. 1-14.28 era sobre la interpretación de la elección de vicepresidente de la República, que precipitó la guerra civil; en 1891 fue la disputa entre el sistema presidencial (representativo, se le denominaba) y el parlamentario; en 1924 fue por la crisis del parlamentarismo y la necesidad de una reforma profunda o un cambio en la carta fundamental; en 1973 fue por las violaciones a la Constitución de 1925, que se sumaban a las continuas propuestas previas de cambiar y dar por superada esa carta. La crisis del 2019 tuvo, sin duda, esta misma característica, al punto que pronto se inició un proceso constituyente. El segundo aspecto es la polarización política, e incluso el surgimiento de grados crecientes de odio entre los diferentes sectores involucrados en la lucha.
Esto es lo que permite apreciar el proceso de descomposición de la convivencia cívica, la consolidación de las posturas extremas e incluso la capacidad de usar la violencia o ir a la guerra intestina y matarse entre compatriotas.
Esta característica se vincula con otra: la incapacidad de encontrar acuerdos políticos estables en el tiempo o de actuar de acuerdo a fórmulas institucionales de resolución del conflicto, pese al deseo y esfuerzo de una parte de los grupos políticos o incluso a la intervención de instituciones extra estatales, como la Iglesia Católica.
Un tercer factor ha sido la irrupción de los militares, como actores políticos relevantes y decisivos en los procesos de ruptura Esto fue 15 Ver Alejandro San Francisco, “Los militares y la política en Chile republicano.
Dos siglos con contradicciones, intervenciones y constituciones”, Anales del Instituto de Chile XXX (2011): 109-148. cRISIS Y OPORTUNIDAD particularmente importante en el siglo XIX, en forma de guerras civiles, y en el siglo XX, cuando se manifestó a través de golpes militares.
Como resultado, diferentes líderes uniformados llegaron al gobierno poco después de la crisis: el general Joaquín Prieto en 1831, el capitán de navío Jorge Montt en 1891, el coronel Carlos Ibáñez del Campo en 1927 ruido de los mecanismos establecidos en la Constitución de 1828; la guerra civil de 1891 también inició un proceso constituyente, pero que no llegó a término, por la derrota del presidente José Manuel Balmaceda en dicho conflicto.
En el siglo XX, los golpes militares de 1924 y 1925 precipitaron la promulgación de la Constitución de 1925; finalmente, la Constitución de Diario Ilustrado, “Ruidos”. Caricatura sobre el “ruido de sables”. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. Y el general Augusto Pinochet en 1973. De esta manera, se verificaba un doble proceso de la mayor importancia: la politización de las fuerzas armadas, a la que siguió la militarización de la actividad política. En 2019 las Fuerzas Armadas no emergieron como actor político relevante. Como cuarto elemento, es posible mencionar que las grandes rupturas han tenido un proceso posterior de creación constitucional.
No es casualidad que la guerra civil de 1829 haya culminado no solo con un nuevo gobierno, sino también con una carta fundamental, que ciertamente no respetó de 1980 nació como fruto de la intervención militar de 1973.
Como sabemos, la crisis de 2019 devino muy luego en un reclamo constituyente, que dio inicio a un nuevo proceso de cambio de la ley fundamental del país y, sobre todo, a un cambio de paradigma político y de organización social. La conciencia de crisis La crisis del sistema político nacional —en sus diferentes momentos no ha llegado de manera espontánea.
Un análisis retrospectivo, vÉRTICE particularmente respecto del siglo XX, permite advertir que en los distintos casos hubo actores políticos o pensadores que describieron que Chile enfrentaba situaciones de crisis, cuyas dimensiones se extendían en diversos planos.
Incluso, mirado retrospectivamente, es posible advertir la decadencia de las instituciones, el deterioro del régimen de gobierno, la incapacidad de resolver las dificultades y desafíos en cada tiempo, la pérdida de consensos importantes, con las consecuencias de descontento social y polarización política. !* En el siglo XIX la tendencia general de los sectores dirigentes había sido concebir que la función del Estado era garantizar la libertad política, más que preocuparse de los asuntos sociales.
Solo en la primera parte del siglo XX emergió el concepto económico de gobierno, que implicaba una mayor preocupación del poder político por los problemas sociales y del Estado por la economía. !” En parte ello se debió a la aparición de la cuestión social, que fue acompañada de una crítica transversal en la que participaron intelectuales de diferentes orígenes políticos y líneas de pensamiento, que denunciaron múltiples males que aquejaban a la sociedad chilena. '? Entre ellos destacaron figuras como Enrique Mac Iver —quien denunció en 1900 “la crisis moral de la República”—, Nicolás Palacios, Tancredo Pinochet Le Brun, Alejandro Venegas (el doctor Valdés Cange), Francisco Antonio Encina, Guillermo Subercaseaux, Vicente Huidobro y 16 Gonzalo Vial, “Decadencia, consensos y unidad nacional en 1973”, Dimensión Histórica de Chile 1 (1984): 140-164; Bernardino Bravo Lira, “La eterna crisis chilena (1924-1973). Del Chile de ricos y pobres a la comunidad organizada y el Estado interventor”, Boletín de la Academia Chilena de la Historia 123 (2014): 7-73.17 Mario Góngora, “Libertad política y concepto económico de gobierno en Chile hacia 1915-1935”, Estudios Históricos 8 (Santiago: Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile, 1986). 18 Cristián Gazmuri, El Chile del Centenario. Los ensayistas de la crisis (Santiago: Instituto de Historia, Universidad Católica de Chile, 2001); Alejandro San Francisco, “La crítica social nacionalista en la época del Centenario (Chile, 19001920)”, en Nacionalismos e identidad nacional en Chile. Siglo XX, ed.
Gabriel Cid y Alejandro San Francisco (Santiago: Centro de Estudios Bicentenario, 2010), Tomo 1,3-33.30 N. * 31—Biblioteca de '* La Revista de Chile ” DISCURSO SOBRE LA moral d la Republica ENRIQUE MAc=IvER od e SANTIAGO, CHILE IMPRENTA MODERNA 2015 CALLE DE LA MONEDA 10740 1900 Enrique Mac-lver, Discurso sobre la crisis moral de la República (Santiago, Imprenta Moderna, 1900). De alguna manera, ellos mostraban en parte la descomposición del régimen parlamentario, de notable continuidad política, pero de escasa capacidad para enfrentar los problemas sociales, que desembocaría en la crisis final de 1924.
La misma situación se repitió a mediados del siglo XX, cuando diversos actores del mundo intelectual y político denunciaron las pésimas condiciones de vida de millones de chilenos, que se expresaban en una miseria generalizada, falta de 19 Algunas obras importantes de esta crítica social son las de Enrique Mac lver, Discurso sobre la crisis moral de la República (Santiago: Imprenta Moderna, 1900); Nicolás Palacios, Raza chilena (Valparaíso: Imprenta y Litografía Alemana de Gustavo Scháfer, 1904); Tancredo Pinochet Le Brun, La conquista de Chile en el siglo XX (Santiago: La ilustración, 1909); Alejandro Venegas (Dr. Valdés Cange), Sinceridad.
Chile íntimo en 1910 (Santiago: Imprenta Universitaria, 1910); Francisco Antonio Encina, Nuestra inferioridad económica (Santiago: Editorial Universitaria, 1912); Guillermo Subercaseaux, Los ideales nacionalistas ante el doctrinarismo de nuestros partidos políticos históricos (Santiago: Imprenta Universitaria, 1918). cRISIS Y OPOBTUNIDAD 99 En la década de 1960 amplios ART revolucionarios, globales... Uno io ANS AOS NN económicos y sociales, lo cual MS MA sistema y abría espacio para la lucha armada, ante el fracaso de las soluciones institucionales. ¿g e vivienda, malas condiciones de salud (con alta e S VA NS E OT económicos.
Entre ellos estaban el padre Alberto MOS nomistas Aníbal Pinto y Jorge Este último llegó a proclamar “la crisis integral de Chi21 MAR MS III ES SA campesinos y demás capas explotadas”. ” Para enhegemónica en la política nacional, como mostra ESAdenciales de 1970, de Salvador Allende, Radomiro Tomic y Jorge Alessandri. ?* AN problemas estructurales, por lo que los cambios CAI NA Montalva, llamado “Revolución en Libertad”, y al socialismo”. ?* Uno de los males de fondo era 20 Alberto Hurtado, ¿Es Chile un país católico? (Santiago: Ediciones Splendor, 1941); Julio César Jobet, Ensayo crítico del desarrollo económico-social de Chile (Santiago: Editorial Universitaria, 1951); Jorge Ahumada, En vez de la miseria (Santiago: Editorial del Pacífico, 1958); Aníbal Pinto, Chile. Un caso de desarrollo frustrado (Santiago: Editorial Universitaria, 1959). 21 Jorge Ahumada, La crisis integral de Chile (Santiago: Edi DN tiago: 1970), Introducción, 3. Co (Director general), José Manuel Castro, Milton Cortés, A E dro San Francisco y Ángel Soto, Historia de Chile 1960-2010. Tomo 5. Las vías chilenas al socialismo. Salvador Allende (1970-2010) (Santiago: CEUSS/Universidad San Sebastián, 2019), 117-120. Les”, en Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile, 5) ARMS ER armada, ante el fracaso de las soluciones institu este siglo XXL, que también fue precedida de una años.
Hacia fines de la década de 1990 apareció ¡ IS AM propuestas para cambiar “el modelo”, que todavía conservaba una percepción de Las movilizaciones estudiantiles -de 2006 y especialmente CIA NE forma de hacer política, pusieron en duda la le NRRA MO TO) Nacional) y redefinieron el mapa de las coalicio DS NS movimiento generacional, dispuesto a cambiar el sistema y a disputar el poder político. Sol NES! Sm A 126-138; ver también Adolfo Ibáñez Santa María, Historia de Chile (1860-1973), Tomo II (Santiago: Centro de Estudios Bicentenario, 2013). Ver además Alfredo Jocelyn-Holt, El Chile perplejo. Del avanzar sin transar al transar sin parar (Santiago: Planeta/Ariel, 1999 [Segunda edición]), Capítulo “De la eufo AR o Chile actual.
Anatomía de un mito (Santiago: LOM Ediciones, 1998). Tiempo después, entre otros, aparecieron trabajos EA NR AN AR AN AOS LOM Ediciones, 2012); Fernando Atria, Guillermo Larraín, A (Santiago: Debate, 2013). 26 Gloria de la Fuente y Danae Mlynarz, “Conversación con Manuel Antonio Garretón”, en El pueblo en movimiento, ed. De la Fuente y Mlynarz, 17-67. cRISIS Y OPORTUNIDAD Ivan Aivazovsky, Arcoiris (1873). Según se mire: unos 40 o 50 años, aproximadamente. Después de ese tiempo, sobreviene la crisis y la ruptura del orden constitucional y su reemplazo por uno nuevo.
Si analizamos las situaciones de los siglos XX y XXI, se puede apreciar que antes de la crisis se produjo el surgimiento de una nueva generación, que tuvo una expresión contestataria y rupturista contra el orden vigente.
En la práctica, parecía que en sus respectivos momentos se hubiera producido un desgaste del régimen parlamentario, del sistema presidencial de 1925 o del Chile posterior a la transición, mientras aparecía una juventud deseosa de propiciar o adelantar los cambios, ya que no se contentaba ni con el sentido de las cosas ni con el ritmo de la evolución política. Antes de 1925 se dieron dos fórmulas muy influyentes, tanto en el plano discursivo como en el orden práctico.
El primer caso fue la juventud rebelde de la Federación de Estudiantes (FECH), que se expresaba a través de la revista Claridad, todo un símbolo de la rebeldía juvenil, anarquista y contraria 99 Sl analizamos las situaciones de los siglos XX y XXI, se puede apreciar que antes de la crisis se produjo el surgimiento de una nueva generación, que tuvo una expresión contestataria y rupturista contra el orden vigente.
En la práctica, parecía que en sus respectivos momentos se hubiera producido un desgaste del régimen parlamentario, del sistema presidencial de 1925 o del Chile posterior a la transición, mientras aparecía una juventud deseosa de propiciar o adelantar los cambios, ya que no se contentaba ni con el sentido de las cosas ni con el ritmo de la evolución política. ¿ 33 vÉRTICE a las elites gobernantes de la década de 1920. ” El segundo grupo es la juventud militar, la oficialidad que se levantó en septiembre de 1924 en el llamado ruido de sables y que se agrupó en la denominada Junta Militar.
Sin ir más lejos, el Manifiesto del 11 de septiembre denunció la “corrupción de la vida política de la República”, asegurando que su finalidad era “abolir la política gangrenada”. De esta manera concluía expresamente: “Nuestra finalidad es la de convocar a una libre asamblea Constituyente, de la cual surja una Carta Fundamental que corresponda a las aspiraciones nacionales. Creada la nueva Constitución, ha de procederse a la elección de poderes públicos, sobre registros hechos por inscripción amplia y libre.
Constituidos estos poderes, habrá terminado » 28 nuestra misión La disputa generacional que implicaba el cambio de régimen fue definida de manera dramática y lapidaria por el poeta Vicente Huidobro, en su “Balance Patriótico” —publicado originalmente en agosto de 1925, en la revista Acción—, que mandaba a los viejos a sus casas, “no quieran que un día los jóvenes los echen al cementerio”. Para ello recordaba a los muchos que habían actuado en el pasado a temprana edad: José Miguel Carrera a los 22 años, Bernardo O” Higgins a los 34 y Diego Portales a los 36.
Por ello concluía: “Que se vayan los viejos y que venga juventud limpia y fuerte, con los ojos iluminados de » 29 entusiasmo y de esperanza Un proceso similar se desarrolló en la década de 1960, cuando nuevamente irrumpió una juventud rebelde, comprometida con los aires revolucionarios 27 histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX (Santiago: Ediciones La Ciudad, 1981), 46-55.28 Junta Militar, “Manifiesto del 11 de septiembre de 1924”. En General E.
Monreal, Chile ante el Nuevo Régimen 19241929 (Santiago: 1929), Tomo I, 85-86.29 Vicente Huidobro, “Balance Patriótico”, reproducido en El tema ha sido tratado por Mario Góngora, Ensayo Góngora, Ensayo bistórico sobre la noción de Estado, 113120.34 que soplaban en la región y dispuestos a sumarse personalmente a las tareas que demandaba el tiempo histórico. De esta manera apareció una voluntad revolucionaria y un proyecto vital muchas veces utópico. *” Paralelamente, hubo logros importantes, como los triunfos estudiantiles y la promoción de la Reforma Universitaria en distintas casas de estudio.
También surgieron agrupaciones de carácter político, como el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el Movimiento de Acción Unitaria (MAPU), de indudable raigambre A ellos se podría sumar, en la vereda opuesta, el Movimiento Gremial de la Universidad Católica. El tema de fondo es que estos grupos procuraban leer su época con una perspectiva propia, rechazaban las explicaciones habituales de los mayores y querían acelerar la historia. Lo mismo ocurrió con la democracia chilena posterior a 1990, especialmente a partir de la primera década del nuevo siglo.
Dos movimientos estudiantiles graficaron el regreso de los jóvenes a los noticiarios y a la relevancia política que habían perdido bajo una supuesta apatía en la última década del siglo XX: ellos fueron la revolución de los pingúinos de 2006 y la movilización universitaria de 2011.
Como consecuencia, se modificó el modo de hacer política —la calle reemplazó a la negociación parlamentaria— y se levantó un proyecto político novedoso y juvenil, como fue el Frente Amplio, sin las lealtades ni las limitaciones de la transición. Para mayor claridad, uno de los suyos, Gabriel Boric, conquistó la Presidencia de la República a fines de 2021, todavía en medio del proceso constituyente que se desarrollaba en Chile. Hay un tema adicional, presente principalmente en la juventud universitaria.
Al tono contestatario 30 Isabel Torres Dujisin, “La década de los sesenta en Chile: la utopía como proyecto”, Historia Actual Online (HAOL) 19 (2008): 139-149.31 Cristina Moyano, MAPU o la seducción del poder y la juventud. Los años fundacionales del partido mito de nuestra transición (1969-1973) (Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2009); Eugenia Palieraki, ¡La revolución hay viene! El MIR chileno en los años sesenta (Santiago: LOM Ediciones, 2014), especialmente “II.
La revolución: ¿ un fenómeno generacional?”, 139-286. rN AID apreciar en la decadencia de las normas de O AN AA SAR ao AM or aro mo actores políticos y de la sociedad. ¿g le añadía un carácter mesiánico, mostrando un claro quiebre con la generación anterior y asumiendo nuevas formas de acción política, que incluso validaban la violencia como método legítimo para actuar en la vida social.
La democracia frente a la deslealtad y la violencia La democracia supone no solo un conjunto de reglas e instituciones, sino también un afecto y una cultura ciudadana, favorable a esa forma de organización política y de convivencia social. Como suele ocurrir con todos los regímenes políticos, un régimen republicano organizado en forma democrática no está libre de problemas, como las crisis económicas, la corrupción o la ineficiencia de los gobiernos.
Una cuestión clave para comprender las crisis de la democracia en sus dos últimas expresiones —en 1973 y en 2019se puede apreciar en la decadencia de las normas de convivencia y la pérdida de lealtad hacia la democracia, demostrado por dirigentes políticos y partidos, en una pendiente resbaladiza que concluye en el derrumbe del sistema.
Al respecto, un tema de particular relevancia es la irrupción de la violencia como método de acción política y su justificación por parte de actores políticos y de la sociedad. 3) vÉRTICE Pedro Lira, Sísifo (1893). En la década de 1960 la idea de revolución impactó en todo el continente, bajo la imagen exitosa de la Revolución Cubana, encabezada por la guerrilla de Fidel Castro y Ernesto Che Guevara.
Su impronta se extendió como una marea por diferentes grupos de la región, que formaron sus propias organizaciones e intentaron sin éxito consolidar la segunda revolución exitosa en América Chile se sumó a esta corriente bajo diferentes formas, con una expresión especialmente notoria en la formación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en 1965.
En 1967 el Partido Socialista —de larga e histórica tradición institucionaldeclaró en su Congreso de Chillán que “la violencia revolucionaria 32 Sobre el impacto de la Revolución Cubana en América Latina y en la formación de las guerrillas, Alan Angell, “La izquierda en América Latina desde c. 1920”, en Historia de América Latina. 12. Política y sociedad desde 1930, ed.
Leslie Bethell (Barcelona: Cambridge University Press/Crítica, 1997), 73-131, especialmente 100-112.36 es inevitable y legítima para alcanzar el poder”. ** En buena medida, la agrupación parecía decepcionada de las derrotas electorales y se veía animada por la experiencia cubana, pero también influyó la realización de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), que se realizó en La Habana a mediados de ese mismo año.
La reunión de la izquierda continental había concluido que “la lucha revolucionaria armada constituye la línea fundamental de la Revolución en América Latina” y que la primera tarea de los países era “organizar, iniciar, desarrollar y culminar la lucha armada”. ** Hubo otras manifestaciones en el mismo sentido.
Una encuesta de 1968 registraba que el 46% de los estudiantes universitarios adhería a la revolución “en cualquiera de sus formas”, esto es, 33 El documento del Congreso de Chillán está reproducido en Julio César Jobet, Historia del Partido Socialista de Chile, 313.34 “Proclama de la Primera Conferencia de la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS)”, en Pedro Martínez Lillo y Pablo Rubio Apiolaza, América Latina y tiempo presente. Historia y documentos (Santiago: LOM, 2015), 188-190. cRISIS Y OPORTUNIDAD pacífica o violenta. Durante la Unidad Popular se hizo cada vez más evidente la posibilidad de que la democracia chilena —tradicional, histórica, limitada pero admirada— culminara violentamente. En 1973 era habitual escuchar hablar de la posibilidad de un golpe de Estado o incluso de una guerra civil, en una preocupación que trascendía a los grupos dirigentes.
En julio de 1973, el presidente del Partido Demócrata Cristiano Patricio Aylwin se refirió a esta “pérdida de fe democrática”, asegundo que “el embate implacable del sectarismo, la arbitrariedad, la discriminación y la violencia, empuja cada día a más chilenos a pensar que sólo una dictadura castrense puede restablecer en Chile el orden y la autoridad indispensables para salvar nuestro porvenir como nación”. ** Finalmente, el 11 de septiembre efectivamente existió un golpe militar, que culminó con el gobierno de la UP y con toda una etapa de la democracia chilena. En 2019 la situación volvió a manifestarse de una forma análoga.
En la práctica, se produjo un verdadero estallido de violencia, un “reventón social”, como ocurre pocas veces en la historia. ** Así se inició un proceso revolucionario, que procuró en algún momento deponer al Presidente de la República, y que logró efectivamente iniciar un camino constituyente. ?” Lo más novedoso e interesante —para efectos del desarrollo democrático de Chile— fue el abandono de las vías legales o institucionales y el apoyo a las fórmulas de hecho.
Tras comenzar sus funciones, la propia Convención constituyente reivindicó el uso de la violencia, por considerar que había sido una condición de posibilidad para 35 El discurso de Patricio Aylwin en Diario de Sesiones del Senado, Sesión 35* Ordinaria, 11 de julio de 1973,1.2821. 292. La referencia en 1.285. 36 El reventón social “grande y temible” ha sido destacado por Gabriel Salazar, Acción constituyente. Un texto ciudadano y dos ensayos (Santiago: Ediciones Tajamar, 2020), 11-15.37 Esta interpretación está presente en Valentina Verbal, “La democracia en entredicho”, en La Constitución en disputa. Miradas sobre el debate constitucional chileno, ed.
Felipe Schwember, Valentina Verbal y Benjamín Ugalde (Santiago: Democracia y Libertad, 2021), 57-89.37 llevar adelante el cambio constitucional. ** Algunas encuestas han mostrado la evolución del problema: el 64% considera que “Existe violencia en el país y hay que darle mucha importancia porque amenaza con destruir el orden institucional”; por otra parte, más del 20% de los encuestados sostiene que es justificable que las personas usen la fuerza o la violencia “cuando una comunidad defiende su entorno natural”, “busca mejores condiciones de vida” o “cuando trabajadores/as luchan por aumentar sus salarios”; si “un grupo radical que favorece el uso de la violencia solicita realizar una manifestación o una marcha”, el 40% sostiene que debe otorgarse la autorización correspondiente.
” Por otra parte, desde bastante antes de octubre de 2019 hay zonas del país —particularmente en La Araucanía— que viven en constante presencia de hechos de armas, provocación de incendios y terrorismo, con raíces en las guerrillas latinoamericanas, bajo la pretendida causa del indigenismo o la reivindicación de tierras para el pueblo mapuche. Reflexiones finales Así como el excepcionalismo chileno no es una invención, las crisis y rupturas institucionales no deben entenderse como meras casualidades. En Chile coexisten largos periodos de estabilidad democrática interrumpidos por rupturas violentas del orden constitucional, que culminan con el reemplazo de la carta fundamental por una nueva.
El fracaso, en cada ocasión, muestra la crisis de la política y de las instituciones fundamentales del país —desde luego los poderes Ejecutivo y Legislativo—- pero también ilustra el desgaste de la clase dirigente, de los partidos tradicionales (en cada momento histórico) y la incapacidad de resolver los problemas sociales emergentes. De esta manera, el régimen político experimenta en cada caso una 38 Ver La Convención Constitucional a los órganos del poder constituido sobre la prisión política en Chile, 8 de julio de 2021.
Manuscrito 4 páginas, que tiene la firma de 41 convencionales. 39 Seminario “Anhelos y expectativas de la sociedad chilena”, Resultados Encuesta Bicentenario UC 2021 (Santiago: Pontificia Universidad Católica de Chile, 2021), 50,52 y 54. vÉRTICE crisis de legitimidad y contradicciones que, en los casos mencionados, no lograron resolverse por la vía pacífica, sino que derivaron en guerras civiles, golpes de Estado o en una rebelión popular.
Sea por falta de creatividad o por genuina convicción, las crisis suelen proyectar la necesidad de redactar una nueva constitución, que tendría la posibilidad de revertir las dificultades que llevaron a la ruptura y sería la base de una sociedad mejor.
El paso del tiempo tiende a mostrar que los problemas sociales son mucho más complejos y difíciles de solucionar, que la carta fundamental puede fijar un buen marco de acción, pero es incapaz de resolver la miseria, la incapacidad atávica del Estado para otorgar servicios de calidad o el desprestigio de los partidos y las instituciones.
En algunos casos, además, la constitución no solo no detiene las crisis, sino que las precipita, cuando es fuente de discusión respecto del régimen de gobierno o cuando aparece la necesidad de cambio constitucional como medio sine qua non para la resolución del conflicto.
El caso chileno posterior a 2019 lo ha resumido adecuadamente un interesante y crítico artículo publicado en el The Economist, que se refiere a la situación de América Latina en general y de Chile en particular, asegurando que el “círculo virtuoso” SOBRE EL AUTOR de hace algunos años ha sido sustituido por uno “vicioso”. En el plano de las reformas en curso, sostiene que el gobierno de Gabriel Boric “es rehén de una Convención Constitucional salpicada de los conocidos vicios latinoamericanos del utopismo y la sobrerregulación”. El problema es todavía más profundo, en toda la región: “La consolidación de la democracia solía considerarse una vía única, pero América Latina demuestra que las democracias pueden decaer fácilmente, y eso es una advertencia para los demócratas de todo el mundo”. Si hoy la democracia sufre problemas en los distintos continentes, ellos “son particularmente agudos y peligrosos en América Latina”, con riesgos no solo de transformarse en dictaduras, sino de alejar al continente “de la órbita de Occidente”. * Chile, ciertamente, no está ajeno a esta tendencia regresiva y muchas veces autodestructiva. Después de todo, la constitución es un recurso necesario, pero no una fórmula mágica. En medio de las crisis institucionales, parece difícil comprenderlo en toda su complejidad y actuar en consecuencia. Y 40 The Economist, “El círculo vicioso de América Latina es una advertencia para occidente”, El Mercurio, Economía y Negocios, Domingo 19 de junio de 2022, B17. Alejandro San Francisco Académico de la Universidad San Sebastián y de la Pontificia Universidad Católica de Chile; Director de Formación del Instituto Res Publica. Director general de Historia de Chile 1960-2010 (Universidad San Sebastián, seis tomos publicados a la fecha).