El fascismo antiwoke
El fascismo antiwoke ÁLVARO RAMIS OLIVOS RECTOR DE LA UNIVERSIDAD ACADEMIA DE HUMANISMO CRISTIANO (UAHC) CRISTIANO (UAHC) inicios de los años 90 la extrema derecha, autoritaria o filofascista, ocupaba un espacio marginal en a mayoría de los países occidentales.
La ola democrática de fines de los 80 inauguró un breve período, relativamente optimista, en que se pensó que una izquierda de fuertes convicciones democráticas podría convivir con una centroderecha de inspiración liberal-conservadora, capaz de llegar a acuerdos de corto y largo plazo. Desde ese momento, sin embargo, hemos visto un regreso gradual pero consistente de opiniones, discursos y agendas políticas de derecha radical, autoritaria y violenta en todo el mundo. Gradualmente este sector se ha convertido en un actor fuerte, poderoso y envalentonado, naturalizando ideas y puntos de vista que hasta finales del siglo XX se consideraban depravados y moralmente repudiables.
Lo políticamenterepugnante hoy se puede publicar sin problemas, llamando públicamente a exterminar inmigrantes haitianos, publicando el libro del funcionario policial que dejó ciego a Gustavo Gatica o boicoteando el Censo por medio de las más desquiciadas teorías de la conspiración. El objetivo ha sido instalar un nuevo sentido común, que reconfigure las políticas públicas.
Alinicio solo setrataba deradicalizarlas políticas antimigración deradicalizarlas políticas antimigración deradicalizarlas políticas antimigración Se trata de una estrategia peligrosa e ilegítima, potque busca anormalizar las luchas por la justicia social, masificándose por medio de episodios de producción de episodios de producción de pánicos morales, lo que tiene graves consecuencias para la democracia y la cohesión social.
Es inexplicable que actores que se precian de progresistas y liberales intenten utilizar este recurso discursivo con el único afán de encauzar su encono contra el actual Gobierno y los partidos que representa. y atacar la independencia del Poder Judicial acusando garantismo excesivo, pero luego han avanzado a socavar y deslegitimar los procesos democráticos, instalando la desconfianza en las elecciones, instigando la restricción de la libertad de expresión y -sobre todo criminalizando el derecho a la protesta ciudadana.
En. esa guerra cultural está ocupando un papel central la retórica "antiwoke*, que busca deconstruir los avances logrados en estas décadas mediante los movimientos por la justicia social, el antirracismo, el antisexismo y los derechos pro-LGBTO, El discurso "antiwoke" opera por medio de nociones de metapolítica, que buscan asociar la agenda pro-derechos a posiciones políticas desviadas y extremas.
Para esola clave discursiva "antiwoke" funciona en la distinción schmittiana entre amigo y enemigo, buscando la destrucción del subalterno, del migrante, de las feministas, pero sobre todo de quienes se pongan del lado de las víctimas de las distintas violencias sistémicas.
Cualquier desafío a los puntos de vista racistas, sexistas y antiLGBTQ basta para provocar los discursos de odio neofascistas, instalados como baterías móviles en la nueva "guerra de posiciones". El segundo método "antiwoke" son las teorías de la desviación y los pánicos morales. Toda protesta y crítica social pasaa ubicarse en la puerta al infierno, atizada en los medios de comunicación deformaultraexagerada y estereotipada.
El método es hipertrofiar la cobertura a una controversia social o cultural legítima, exacerbando las reacciones conservadoras hasta crearun clima de histeria colectiva, mediante la denostación caricaturesca de los discursos críticos, dandoatodo eso una apariencia espontánea.
El punto de llegada es la construcción del terror masivo que bloquee las conexiones entre el derecho a la libertad de expresión, el derecho de reunión y el derecho a la protesta, hasta extinguir su ejercicio. Finalmente, se observa quela apropiación del discurso dela guerra cultural por parte de la derecha radical combina una aplicación muy secuencial del análisis retórico del discurso político, el enfoque histórico y el análisis conceptual. Retórica, historia y administración de conceptos que se articula para mover, pieza a pieza, las evidencias y categorías que consideran peligrosas. Así es como seembarcan en las fantasías del negacionismo histórico o en las aventuras jurídicas para proscribir la educación no sexista o la interculturalidad en las universidades. Desdelas trincheras utilizan estratégicamente la "cultura dela cancelación", dela que tanto se quejan, para recubrir con la retórica de la libertad de expresión lo que cabría entender como un "derecho a ofender". "derecho a ofender"..