Miguelo y el duelo por su hijo: “Sé que está mejor, es nuestro angelito”
Miguelo y el duelo por su hijo: “Sé que está mejor, es nuestro angelito” Este domingo se cumplió un mes desde la muerte de Sebastián, su retoño con Ana María Cummins Miguelo y el duelo por su hijo: "Se que está mejor, es nuestro angelito" El pasado 24 de febrero, el joven que padecía parálisis cerebral falleció a los 33 años. "Estoy muy frágil, me la he llorado toda", cuenta el cantante, concentrado hoy en apoyar el luto de su familia.
SERGIO VALLEJOS SERGIO VALLEJOS Esbir (67) evoca imágenes del pasado que hoy parecen luminosas. "Conversando contigo, le puedo ver su cara, lo veo contento, con su mirada y sus brazos abiertos, lo veo así todos los días", pronuncia el empresario y cantante conocido como Miguelo, refiriéndose al hijo que desde hace un mes ya no está: el 24 de febrero pasado, Sebastián Esbir Cummins, retoño además de la exmodelo Ana María Cummins, falleció en la Clínica Las Condes. Tenía 33 años, 31 de los cuales vivió con parálisis cerebral. "El era un niño muy querido, muy amado, sólo entregaba amor. Creo que a muchos con los que se cruzó, les cambió la vida. A pesar de estar encerrado en su cuerpo, tenía su mente bien. No podía hablar, pero con su sonrisa, su cara y su mirada, lo decía todo", expresa Miguel sobre Sebastián, quien enfrentó casi toda su vida las consecuencias de un nefasto accidente infantil.
A los dos años y medio, Sebastián cayó a una piscina donde estuvo sin respirar por largo tiempo, escenario que devino en su parálisis cerebral. "Fueron 15 minutos en total bajo el agua, después lo revivieron. El estuvo muerto, pero vivió. Tras eso pasó de todo, cosas buenas, cosas malas.
Estuve peleado con Dios mucho tiempo, me preguntaba por qué no me pasó a mí eso y a él sí... Todos los dolores, las penas de estar así los aguantó con valentía, los recibía con una sonrisa.
Fue muy valiente, falleció en un ¡ E aún en el dolor, Miguel ¡ E aún en el dolor, Miguel ¡ E aún en el dolor, Miguel de a ---- --pm. --pl (a pa -mu mu Miguelo y Sebastián, padre e hijo juntos en otros tiempos. cuerpo en el que no podía moverse", recuerda Miguelo, para lanzar un consejo doliente: "Lo que le pasó, nunca debió haber pasado, por eso les pido a todos los papás que tengan niños chicos que estén atentos y no vuelvan a ocurrir accidentes así". A un mes de estar sin Sebastián, ¿qué reflexión hace? "Yo llegué a una conclusión con Sebastián.
Como a él le pasó esto (el accidente) a los dos años y medio, accidente) a los dos años y medio, y dio tanto amor, cariño, valentía, nos dimos cuenta con su abuelo que creció sin ningún pecado. Fue niño, adolescente, joven, adulto y falleció sin pecados. Entonces, pasó automáticamente a ser nuestro angelito.
Ya era nuestro angelito antes y ahora lo es aún más". ¿Cómo ha enfrentado esto usted? "Al principio me mantuve bien firme por mis hijos, mis nietos, mi firme por mis hijos, mis nietos, mi exmujer y mi pareja. Sentía que debía mantener cierta firmeza... Estaba bien firme hasta hace poco. Fuimos en familia a dejar las cenizas de Sebastián al mar, al campo. Las pusimos en un árbol, espiritualmente fue muy bonito. Desde eso pasaron como diez días y me dio un efecto rebote. La dureza 0 la firmeza se me fue entonces a la cresta... pero la vida sigue, yo sé que está mucho mejor, en paz. Debe estar en las manos de Dios, en el cielo. Tengo una tranquilidad fuerte.
Siento que él está bien". Sin dramatizar ni quebrarse, Miguelo establece que el golpe por la muerte de Sebastián ha afectado a todo el clan de diferentes maneras. "Cada uno en la familia está pasando el luto como puede, es que Sebastián era muy amado", reconoce, para decir que él se ha refugiado emocionalmente en tratar de sostener a sus hijos, sus nietos y su pareja, Andrea Yarur. En términos concretos, eso sí, ha optado por recluirse en su casa de Santiago. "En el fondo, traté de pasar este momento solo. Estoy muy frágil, me la he llorado toda. Lo que pasa es que no me gusta que mis hijos me vean así, y he descubierto que me descargo bastante en solitario. Eso me ayuda. Si hay que llorar, uno debe llorar. Así se anda más liviano", testimonia. Entiendo que este fin de semana se dio el ánimo de salir. "Sí, aunque para serte sincero, no quería. Si no es por Andrea, me habría quedado en mi casa. Ella me instó, me motivó a salir. Unos amigos nos habían invitado a un matrimonio en Viña del Mar y gracias a mi mujer, fui. Me llevó de un ala. Y aunque no quería ir por razones obvias, fue muy lindo, muy espiritual. Muchos amigos se acercaron, nos abrazaron, conversaron con nosotros. Eso fue gracias a mi pareja, a quien le agradezco todo el apoyo.
Me ayudó mucho sentir gente alrededor en este momento". ¿En qué sentido, Miguel? "Todos los amigos con quienes nos encontramos, me hablaban de él (Sebastián). Se acordaban de cosas lindas, me hablaban de él de forma bonita... eso me motiva. Me motiva mucho. Me da fuerzas para seguir. Porque la vida sigue. Sigue saliendo el sol. Ahora viene el otoño. Después viene el invierno. Y esto no se acaba. Yo tengo tres hijos más, tengo cinco nietos y tengo que estar bien para todos ellos. Si Sebastián nos enseñó algo es eso, a continuar, a seguir yendo adelante"..