Autor: Osvaldo Maya C. Antofagasta, junio de 2025
Juan Floreal Recabarren Rojas, gran antofagastino
Juan Floreal Recabarren Rojas, gran antofagastino inco años han transeumos al gran antofagastino Juan Floreal Recabarren Rojas (Antofagasta, 21 de abril, 1927 / 16 de junio, 2020). Esta frase, simple y directa, como legustaba a Floreal, se entiende y, de inmediato, retrotrae los mejores recuerdos de este nortino ejemplar con atributos tan singulares a los que sus amistades designaban como "las cosas de don Floro". En sus relaciones sociales, daba la impresión de no impo ner nada, pero con su proce der de cara a su ciudad, se daba tiempo para convencer a multitudes.
Como maestro vocacional, Floreal educador esencial, no hacia las clases tradicionales; a diario las preparaba con un objetivo primordial: constitufan una "Irtación" parasus alumnosque, al poco tiempo y de modo gradual, entendia objetivos e interrelaciones de múltiples contenidos culturales que revelan la idiosincrasia de los pueblos. Floreal fue un intelectual con una obra multifacetica. Su mayor anhelo, por años, fue escribir un libro personalisimo con valor de una retribución a quienes definieron el espiritu de los actuales nortinos. Frente a mi contemplo sus obras publicadas. Cinco textos. ¿ Algo más? Pienso en una decena, además recuerdo su memoria de titulo profesional, aún inédita (1951) y también la 2a Edición (1996) de bes Narraciones Históricas de Antofagasta de lenc Arce, etc. Algo hay que, actualmente, permanece en silencio (quizis porrazones que desconozcol y que fue la pasión de su vida.
Floreal queria ese libro que abordara el tema que lo fascinaba: "Los pueblos fantasmas del Norte Chileno". Conscientes del devenir de la Historia hay un momento en que se impone un interrogante: ¿ qué ha sucedido con los pueblos de nuestros antepasedos? Temprano se comprometió Florealicon esta problemática histórica. Segúnsus recuerdos, era anterior aladecada de los 80 y lo avalaban sus escritos sobre Coloso. Bas tante tiempo le dedicó al estudio de Pampa Unión, tan vin culado con Caracoles y lo mismoacontecio con los pueblos Inmediatos al naciente Chuquicamata de los capitales norteamericanos. Muchos son, en diarlos y revistas, los artículos donde quedo testimonlada esta klea.
No un publicitario registro de los cánones historiográficos, sino un planteamiento que hiciera justicia a los hombres que procedentes de remotos lugares, asurieron la gesta sociokigica de radicarse o perma necer en un territorio que, no pudiendo ofrecer deleites, cra gradualmente aceptado para dr paso a más de un centenar de conglomerados laborales: las "Oficinas Salitreras" que, por designios burocráticos, estaban llamados a someterse a las fluctuaciones e intereses mercantiles internacionales. En medio de los vestigios de esos pueblos fantasmas, las ráfagas de viento parecen reiterar un decir: "La idea está plantexla. Está planteada; está planteada, está. .. ". os.