“El rostro de la pobreza ha cambiado”
O ENTREVISTA.
SERGIO PETRICIO, voluntario de 96 años: “Tras jubilarme después de 48 años de servicio, decidí seguir el legado del padre Hurtado y dedicar mi vida al servicio de Dios”, comenta Sergio Petricio, una figura clave en la expansión y consolidación del Hogar de Cristo en Antofagasta. Esta esla historia de un esfuerzo colectivo que, con el tiempo, se convirtió en un faro de esperanza para los más vulnerables. “A pesar de que Antofagasta tuvo en algún momento uno de los ingresos per cápita más altos de Chile, paa ala minería, a pobreza persiste”. “El rostro de la pobreza ha cambiado” O ENTREVISTA. SERGIO PETRICIO, voluntario de 96 años:mento uno delos ingresos per cápita más altos de Chile, gracias a la minería, la pobreza persiste. Sergio reflexiona sobre los cambios que ha visto ao largo delos años. “Elrostro delapobreza ha cambiado. Ahora vemos más familias inmigrantes quellegan buscando oportunidadesy queterminan viviendo en condiciones muy difíciles. La misión del Hogar de Cristo y el llamado de Alberto Hurtado siguen siendo el mismo: ayudara quienes más lonecesitan, sinimportar su origen.
Pero los desafíos han cambiado, y es importante que sigamos adaptándonos para poder brindar elapoyo adecuado”. ¿Qué habría sido de Chile sin el padre Hurtado? -Esuna pregunta dificil, pero sin duda algo importante le habría faltado a Chile. Él inspiróa sacerdotes y laicos aseguir suejemplo y ano dejar de lado alos más necesitados.
La labor del padre Hurtado nos mostró un camino, y aunque el materialismoy la indiferencia hayan crecido, su legado sigue vivo enel Hogar de Cristo. ¿Qué queda después de 30 añosde voluntariado? -He aprendido sobre resiliencia, sobre la capacidad del ser humano de levantarse una y otra vez a pesar de todo. Ser parte de esto me ha hecho una mejor persona, y me ha dado un propósito que va más allá de cualquier logro personal. Puedo decir con certeza que, aunque haya sido difícil, cada sacrificio valió la pena. Cada sonrisaque vimos con miesposaalentregar una ayuda o recibir a alguien en nuestro hogar fueun recordatorio de por qué dimos parte de nuestra vida os porlos demás. Colaboración Por Matías Concha P. ergio Petricio (96) nació S y creció en Antofagasta. Tras jubilarse de Poderco, donde trabajó durante 48 años, decidió dedicar suvida al servicio de la comunidad. Fue presidente de la Sociedad Yugoslava de Socorro Mutuo, sociovitaliciodelClub de Leones durante 30 años.
Y, como si elreconocifuerapoco, recibió miento de la Municipalidad de Antofagasta como ciudadano ilustre, “Después de jubilar, me quedaban dos caminos: seguir trabajando en laindustriao dedicarme al voluntariado, y decidí responder al llamado del padre Hurtado de servir a Dios”, explica Sergio con una calidez que reflejasu profundo compromiso. ¿Cuándo llegó ese llamado? -En 1990, me uní respondiendo al llamado del padre Hurtado. Participé activamenteenla captación de socios cooperadores y organizamos cobranzas a domicilio. Organizábamos eventos como la Cena Pan y Vino y trabajamos en varios proyectos, como el Jardín Infantil en la Población Oriente, el Hogar de Niñas, el Comedor Solidario en La Chimba. También apoyamos el Hogar de Enfermos Terminales. ¿Cómofueesa experiencia? -Fue una obra muy buena, pero también muy difícil. El padre Abraham, que era el ca llán en esa época, nos sugil cerrar porque la responsabilidad de atender enfermos terminales era muy grande para nosotros, y no teníamos losrecursos suficientes. Aunque contábamos con enfermeros especializados y un cuerpo de voluntarias maravilloso, era demasiado para nosotros. Comose suele decir, “nos quedó muy grande el poncho”. Fue una decisión muy dolorosa, pero creo que hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance para darles una vida digna en sus últimos años. Sergio también destaca el apoyo incondicional de su esposa, Norma Veliz, quien siem-“Mi esposa fue una gran inspiración para mí.
Ella dedicó su tiempoa trabajar como voluntaria en varios de nuestros proyectos, especialmente con los enfermos terminales y los niños del hogar”. SERGIO PETRICIO JUGÓ UN ROL CLAVE EN EL DESARROLLO DEL HOGAR DE CRISTO EN ANTOFAGASTA. de su esposa hace unos años guras y pudieran recibir educadejó un vacío inmenso, pero ción. Verlas crecer y convertirtambién una profundagratitud se en mujeres fuertes y prepapor todo lo que lograron junradas fue una de nuestras matos.
“Ella fue una pieza fundayores alegrías. mental en nuestralabor, y muOtro proyecto importante chas de las cosas que hicimos fue el Comedor Comunitario no hubieran sido posibles sin en La Chimba, donde trabajasu dedicación”. ron junto al arzobispado de Antofagasta. “Formamos un ¿ Cuálfueel momento másimporcomedor muy bien montado, tante que vivieron juntos en el con el apoyo de la comunidad Hogar deCristo? y dela minería. Incluso logra-Sin duda, la apertura del mos obtener dos hectáreas de pre fue su compañera en esta Jardín Infantil en la Población terreno para expandir la obra. labor social. Sus ojos brillan: Oriente. Era un proyecto ambiAhí también se estableció una “Mi esposa fue una gran inspicioso; queríamos ofrecer unesescuela primaria y una capilla, ración para mí. Ella dedicó su pacio seguro y educativo para que fue trasladada desde Santiempoa. trabajar como volunlos niños de familias vulneratiago.
Fue una obra maravillotaria en variosd e nuestros probles, y lo logramos gracias a la sa, y ver cómo creció con el yectos, especialmente con los confianza y apoyo de muchas apoyo de todosen esa época enfermos terminalesy los nipersonas. Otro momento inolfuealgo increíble”. ños del hogar. Su compromiso vidable fue la fundación del yamor por ayudar alos demás centro de acogida para niñas INMIGRACIÓN fueron fundamentales para en situación de calle. Sabíamos ¿ Quélelads inuervasi agenaer aque pudiéramos avanzar.
Ella que había muchas niñas en sicionessobreser voluntario? fuemi compañera nosolo enla tuación vulnerable que necesi-Les diría que esto no essovida, sino también en esta mitaban apoyo, y logramos crear lo trabajo voluntario, es una sión de servicio”. La pérdida un lugar donde se sintieran semanera de vivir la vida. Es uncompromiso constante conlos que más necesitan. No se trata solo de dar cosas materiales, sino de estar presentes, escuchar, compartir. Cuando veolo que hemos logrado, siento orgullo, pero también veotodolo que queda por hacer. La pobrezahacambiado, perosigue estando. Todavía hay mucho por hacer y debemos ser persistentes.
Les diría también que no tengan miedo de comprometerse, que las recompensas no siempre son materiales, pero son inmensamente valiosas. ¿Hacamla b pobireaza daloo la r-ha traído a mucha gente pobre de distintos países, y si uno mira los cerros de Antofagasta, están lenos de poblacionescallampa. La gente vive en condiciones muy precarias, y esalgo terrible. A pesar de que Antofagasta tuvo en algún mo-.