Autor: ELENA IRARRÁZABAL SÁNCHEZ
Mujeres y grandes crisis: VIENTOS DE CAMBIO
GUERRAS Y PANDEMIAS Ecos en Chile *Chile no fue un participante activo en ninguna de las dos guerras, no existió la presión brutal de la economía industrial asociada a una total". La participación de las mujeres siguió procesos mas lentos que grandes potencias beligerantes”, explica Fernando Wilson.
Lo que no quita que hubiese repercusiones, las que alimentaron un proceso que ya desarrollaban mujeres en Chile, Ana María Stuven cita ejemplos, entre ellos que "tras la Primera Guerra y el tránsito de la hegemonía mundial hacia Estados Unidos, la mujer chilena volcó su mirada hacia el país del norte, donde ya existían movimientos de mujeres.
Amanda Labarca fue a Estados Unidos en 1919, Graciela Mandujano participó de la International Women Suffrage Alliance y permaneció 5 años en Estados Unidos en contacto con movimientos feministas". Según la historiadora, también "la ola democratizadora de la Segunda Guerra influyó también en Chile. Los años 40 y 50 fueron los años de los plenos derechos políticos para la mujer, su acceso a cargos públicos y de representación. Las mujeres profundizan sus demandas por igualdad, piden el fin de las discriminaciones del Código Penal y una mayor limitación a la Patria Potestad.
Es decir avances en la eliminación de toda forma de discriminación”. Como reflexiona Verónica Undurraga, "a veces se nos olvida que, si consideramos el sufragio en las elecciones presidenciales, las mujeres llevamos solo 70 años participando en la vida pública del país". Urante la Segunda Guerra la imagen de Rosie, la remachadora, fue usada por la empresa estadounidense Westinghouse Electric para promover y celebrar la inserción laboral de la mujer. El afiche no tuvo gran repercusión en ese momento, pero luego se convirtió en símbolo del empoderamiento femenino. Hoy el brazo musculoso de Rosie está incluso retratado en un popular emoji.
“La imagen de Rosie the Riveter se convirtió en un ícono no solo del trabajo de la mujer, sino que también de una actitud femenina proactiva y potente”, recuerda el historiador Fernando Wilson, de la Universidad Adolfo Ibáñez (UA). Una imagen equivalente surgió en Canadá.
“Ronnie the Bren Gun Girl mostraba a una trabajadora de una cadena de ensamble de ametralladoras Bren en actitud igualmente empoderada”, dice Wilson “Ambas guerras trajeron consecuencias irreversibles para el mundo en todos los aspectos, las cuales evidentemente afectaron a la mujer, su autopercepción y también su rol social”, agrega la historiadora Ana María Stuven, académica UC y UDP. Balas, mujeres, acero Entre fines del XIX y la Depresión de 1929, la producción industrial creció y las mujeres jugaron un rol en ese incremento, aunque en una situación menoscabada.
“En ese contexto de “trabajo moderno”, las condiciones de las mujeres eran sumamente precarias, desde jornadas laborales extenuantes hasta falta de higiene, espacios reducidos y salarios, por cierto, más bajos que los de los hombres”, explica la académica de la Universidad Católica Verónica Undurraga.
La Primera Guerra Mundial marcó, sin duda, un intenso incremento de esta inserción laboral, en especial en la industria bélica, Se calcula que en Francia y Gran Bretaña más de un millón y medio de mujeres trabajaron en fábricas de armamento. En Alemania, cerca del 40% de la fábrica bélica Krupp estaba compuesta por mujeres en 1918.
El mariscal francés Jofíre llegó a decir que si las mujeres trabajadoras de la industria bélica hubiesen parado durante 20 minutos, “la guerra habría estado perdida para los aliados” Muchas mujeres se incorporaron a la naciente industria aeronáutica. “La precisión y el cuidado del detalle hicieron que las mujeres fueran incorporadas en masa en la producción de elementos de alta precisión, como motores de aviación, municiones de todos los calibres, sistemas ópticos, etc. ”, dice Wilson. Hubo excepciones, pero la diferencia salarial entre hombres y mujeres en general se mantuvo durante la Gran Guerra.
“En la Primera Guerra se prolongó el concepto de mano de obra femenina como “segundo sueldo familiar”, aunque algunos trabajos de alta calificación tenían salarios específicos”, dice Wilson, profesor dela facultad de Artes Liberales de la UAL. El fin dela guerra marca el retorno masivo de al hogar. Pero la puerta queda entreabierta. Las pérdidas huy el regreso de soldados mutilados dejaron un espacio a la mujer.
Y tras la vigorosa participación femenina en el esfuerzo bélico, el voto femenino ya no parecía una iniciativa excéntrica de un pude locas sufragistas, De sirvientas a mujeres libres “La guerra conoció a las mujeres como sirvientas y las hizo libres”, dijo la activis Millicent Garrett Fawcett tras el conflicto. De hecho, en 1920 se aprueba en Estados Unidos la enmienda a la Constitución que permite el voto femenino en todo tipo de elecciones.
En Gran Bretaña sucede en 1928. ¿Marcó entonces la Primera Guerra un punto de no retorno en la lucha femeniha? Según Fernando Wilson, la guerra, más la crisis del 29, “terminaron por anu Jarcualquier posibilidad de “vuelta atrás”. Los años 20 mostraron desde las viudas jóvenes que debían salir adelante solas con sus hijos, hasta las académicas e intelectuales que reclamaban una apertura del mundo para la mujer.
Fue un proceso de múltiples dimensiones, y con el trasondo delos muertos de la guerra y la dura crisis de 1929”. “La Primera Guerra —que George Kennan llamó una fundacional' — demostró que las mujeres podían ejercer funciones que hasta la fecha estaban fuera de su horizonte. También las que participaron de la guerra entendieron que su profesionalización era necesaria y posia, ble. Se hizo imposible mantenerla reducida al espacio privado. Y no $ se pudoevitareltema desus dere3 chos, desdelos laborales alos políticos. La mayoría de los países europeos, salvo Francia, se concedió la ciudadanía plena a la mujer”, explica Ana María Stuven, Verónica Undurraga llama a mirar este tópico con atención. “Ha corrido mucha tinta sobre si la Primera Guerra Mundial modificó los roles de género, propiciando la salida de la mujer desde cl ámbito doméstico. Incluso se llegó a plantear que este enfrentamiento bélico había hecho más por la emancipación femenina quelos cuatro decenios de lucha feminista desplegados por las activistas en Europa.
Pero también han existido opiniones disonantes que sostienen que, en realidad, la Gran Guerra identidad masculina, quese hallaba en crisis antes de su estallido, y que los cambios en los roles femeninos fueron solo provisionales y superfiLa Primera y Segunda Guerra Mundial repercutieron con intensidad en el rol de la mujer en la sociedad y algunos de esos ecos llegaron a Chile. ¿Generará esta pandemia cambios + —pequeños o grandes— en el rol de hombres y mujeres en materia laboral y doméstica? Cuatro historiadores plantean sus visiones. Ciales.
Creo que la comprensión del fenómeno debiese ir entre esos dos polos”. La vía chilena Frasescomo Join us in a me into the factories “y “You can do if subrayaron, durante la Segunda Guerra, la vital importancia del rol femenino en el mundo laboral, avivada por una masiva propaganda dirigida a la mujer.
Al finalizar este conflicto mundial, gún Stuven, “siguió una oleada democratizadora que otorgó visibilidad y justificó elrechazoa toda forma de discriminación Se abrió un campo para que la mujer profundizara sus demandas, introduciendo el tema de la igualdad. Se transita desde avanzar en derechos a la búsqueda de la plena inclusión en la ciudadanía, con la eliminación de cualquier discriminación”, señala.
“Además, la Guerra Fría obligó a que ideologías como el liberalisel marxismo se vieron interpeladas a teorizar respecto del rol de la mujer”. A Verónica Undurraga le parece fundamental situar las repercusiones de estos dos conflictos mundiales “en el marco de una historia más larga, que es la del desarrollo del feminismo. Sin este movimiento intelectual y social, las transformaciones delos roles de género habrían sido mucho incluso inviables.
El feminismosignificó, fundamentalmente, la adquisición de una conciencia personal de lo que significaba ser mujer y, desde esa reflexión, comenzar a exigir cambios en las relaciones entre los sexos, en los derechos femeninos y en las condiciones de vida de las mujeres”, Cuatro años después del fin de la Segunda Guerra, en 1949, las chileas votaron por primera vez en las elecciones presidenciales. Una larga lucha que tuvo una de sus primeras expresiones en 1875, cuando varias mujeres intentaron inscribirse en los registros electorales de San Felipe. Otro fenómeno que se acentúa durante la posguerra, en el mundo y en Chile, fue elingreso de lamujera la universidad.
“La Segunda Guerra le permitió a la mujer tener rentas propias y la consolidó como una figura relevante cuando la sociedad internacional entraba en un proceso de transformación y expansión, lo que ayudó para aumentar sus niveles de participación en la comunidad. Una evidencia de esto es fue el progresivo aumento de las mujeres en las universidades”, explica Cristián Medina, académico de la Universidad San Sebastián de Concepción. “Pese a que las mujeres chilenas se matriculaban en la universidad para seguir carreras profesionales, he constatado en mis investigaciones que existía un importante número de deserción en los estudios. Muchas mujeres los dejaban porque se casaban o porque debían asumir algu'na función de cuidado en la familia, por ejemplo, cuando sus padres enfermaban”, agrega Undurraga. Pandemia, mujer y trabajo Incertidumbre es uno delos sentimientos que más ha generado esta pandemia enel planeta y en nuestro país. Sobre todo sobre los tiempos que se aproximan. Pero ya hay voces que anticipan que habrá “un cambio de paradigma” en la esferalaboral y social, que tendrá mucho que ver con la experiencia adquirida en el teletrabajo de hombres y mujeres.
En lo inmediato, a juicio de Verónica Undurraga, “la actual pandemia está obligando a muchas mujeres a dejarel espacio público y rechuirnos en el ámbito doméstico en pos de una finalidad tan importante como salvar la vida, tanto la propia como la de nuestros conciudadanos. Si bien existen redes sociales, el aislamiento social dificulta la acción colectiva femenina. Pero hay otro problema más preocupante: el posible aumento de la violencia doméstica, que ya hasido trado en países sometidos a largas cuarentenas.
Muchas mujeres y niñas corren riesgo confinadas en sus casas” Ana María Stuven recuerda que “en otras situaciones de crisis, como la gran cesantía de los años 80, la mujer, especialmente de sectores populares, asumió ollas comunes y otras iniciativas, lo que visibilizó su protagonismo y reforz6su identidad.
Es probable que con esta crisis de nuevo las mujeres asuman protagonismo y ojaláesose traduzca en reconocimiento a su función doméstica como un bien, incluso económico, para el país”. Pero Stuven teme los efectos de una crisis económica de grandes dimensiones: “las crisis siempre perjudican a los más pobres y exacerban las discriminaciones.
La pandemia puede tener también un componente de género”. Temor que comparte Fernando Wilson: “la crisis es mala para todos, pero puede ser peor para las mujeres”. Agunos especialistas plantean que si el teletrabajo se muestra como una buena herramienta laboral para hombres y mujeres, tal vez signifique una mayor apertura a jornadas flexibles, que permitan compartir tareas domésticas entre hombres y mujeres, sin la excusa de “tengo que irme a la oficina”, Verónica Undurraga no lo ve fácil. “La distribución de tareas domésticas es sumamente desigual en nuestro país y dudo de que este patrón de roles de género cambie en el tiempo corto, incluso estando bajo la amenaza de una pandemia mundial. Estos patrones de comportamiento solo pueden modificarse a través de cambios culturales profundos”. Eso sí, advierte que “tal vez se podría plantear un matiz si incorporamos el factor generacional.
Las generaciones más jóvenes tienden a tener roles más igualitarios de distribución de las tareas domésticas y de cuidado de los hijos”. Chilenos y chilenas: We can do il? La Primera Guerra, más la crisis del 29, terminó por anular cualquier posibilidad de “vuelta atrás”. FERNANDO WILSON, Las guerras afectaron a la mujer, su autopercepción y su rol social... Fue imposible mantenerla reducida al espacio privado si ya había ocupado posiciones fuera del hogar”. ANA MARÍA STUVEN, El conflicto aumentó los niveles de participación femenina en la comunidad. Una evidencia fue el progresivo aumento de las mujeres en las universidades”. CRISTIÁN MEDINA, La distribución de tareas domésticas es sumamente desigual en nuestro país. Dudo de que este patrón cambie en el tiempo corto: porla pandemia”. VERÓNICA UNDURRAGA,