Autor: Ximena Pérez Villamil
Qué se ha hecho con los US$60 millones que donó Sergio Valech
A la fundación Los Cedros y al Arzobispado: | ITA A E Na calle de apenas una cuadra en San Carlos de Apoquindo lleva el nombre de quien fuera dueño de 400 hectáreas en el sector: Antonio Valech. Inmigrante sirio, con buen olfato inmobiliario, las adquirió cuando eran puro campo. Murió dejando esas tierras a sus hijos Antonio y al sacerdote Sergio, exvicario de la Solidaridad que, más tarde, presidió la Comisión de Prisión Política y Tortura. Su hermano Antonio falleció en el 2000 sin descendencia, por lo que monseñor Valech quedó como único heredero. Nunca habló de su fortuna, vivia en la Casa del Clero, usaba un anillo y una cadena -para colgar su cruz de obispo auxiliar de Santiagocompradas en el Persa. Cuando murió, el 24 de noviembre del 2010, dejó un patrimonio de US$60 millones de la época ($30 mil millones) con destinos muy claros. El 70% para la fundación laica Los Cedros, que él creó en vida y tiene un directorio de cinco miembros presidido por Guillermo Villaseca, ex dueño de la corredora Tanner. Y el 30% al Arzobispado de Santiago. A Los Cedros le entregó varios mandatos: dar salud de calidad a los más pobres, atender a niños con daño cerebral severo y a adultos mayores. La fundación —cuenta Villasecaconstruyó la obra gruesa de los nuevos edificios de siete y tres pisos de la Posta Central, por donde siempre pasaba caminando Valech -que costaron $7 mil millonesy los donó al Minsal.
También un hospital en Boyeco, Región de La Araucania; tres centros de atención primaria con scanner, rayos x y exámenes de todo tipo -en Puente Alto y La Pintanaque atienden gratuitamente a 100 mil personas al año. En 2023 estará listo un centro de salud secundaria en Puente Alto, que será un hospital de mediana complejidad y contará con pabellones de cirugía, especialistas y tratamiento de quimio y radioterapia. En todos, la UC aporta a los alumnos de los últimos años de medicina; en algunos Los Cedros corre con los terrenos, construcción y equipamiento, en otros ha sido a medias con la UC. También entrega aportes mensuales a 13 instituciones como las fundaciones Las Rosas, San Ricardo, Pequeño Cottolengo de Santiago y Rancagua, porque los niños con daño cognitivo severo fueron unas de sus grandes preocupaciones. En la pandemia, aportaron dinero a las ollas comunes de Santiago y Valparaíso, acota Villaseca, y cajas de alimentos. “Queda suficiente (dinero). Hasta que Dios quiera. El decía esta plata no es mía, nunca la trabajé, es de los más pobres”, cuenta que le comentaba Valech, a quien conoció cuando era consejero económico del Arzobispado de Santiago. Por ese afán de anonimato, Los Cedros no tiene página web. Su próximo objetivo es el tratamiento de adicciones al alcohol y las drogas.
El Arzobispado, en tanto, recibió $8.955 millones con un mandato que se tradujo en la construcción y mejoras de 33 jardines infantiles en la capital, la construcción de 32 nuevas capillas y 448 obras como salones comunitarios y comedores para ancianos en distintas iglesias. En total, 527 obras.