No se olviden de la avenida Brasil
No se olviden de la avenida Brasil D esde 12 de Febrero a Las Heras ida y vuelta; desde 12 de Febrero hasta Bellavista. Todos los días me muevo por la avenida Brasil y a pesar de que a veces camino contra el tiempo, me gusta recorrerla, observar a quiénes andan por ahí.
Miro los carros de comida me pregunto cuál será el mejor-, los autos "tuneados" que están estacionados entre Freire y Rodríguez, y aunque trato de memorizar cuál edificio está primero y cual después. todavía no me aprendo bien la ubicación de las distintas unidades académicas de la UV, PUCV y el Instituto Duoc. Cuando era niña viví en el edificio que hoy es el estacionamiento de la Universidad de Valparaíso, ese que esta entre Carrera y Edwards. Aunque fueron pocos meses los que pasamos ahí, recuerdo con nostalgia las noches de verano jugando en la calle Blanco o en la misma avenida Brasil.
En esa época el sector era más familiar, en las casas de enfrente -esas que están al lado del Palacio Polancose podían ver niños jugando, señoras cuidando los jardines (pido disculpas por robar flores de vez en cuando) y en una funcionaba el Instituto de Geografía de la PUCV, el que pronto tendrá listo su nueva sede en Brasil con San Ignacio.
Me genera curiosidad saber cómo va a quedar; el diseño es curvo y tiene ventanas pequeñas y rectangulares. dispuestas de manera vertical. ¿Cuántos estudiantes y profesores transitan a diario por la avenida Brasil? Es una de las tantas preguntas que me hago en mis recorridos. Pienso en el potencial que hay en poco más de diez cuadras y que no se aprovecha. Entonces recorde que a fines de los años 90 Valparaíso sufría una tasa de desempleo de dos dígitos. La economía regional y comunal andaba por los suelos y ningun esfuerzo gubernamental daba resultados.
La ciudad estaba tan mal (¿ recuerdan el Puertazo?) que en las elecciones presidenciales de 1999 los porteños castigaron a la Concertación y votaron en masa por Joaquín Lavín, en desmedro de Ricardo Lagos, quien finalmente asumió como jefe de gobierno el 2000.
Lagos recogió el guante y en una de sus visitas a la ciudad prometió importantes proyectos para dinamizar la economía: creó los Carnavales Culturales (¡ qué mala decisión suprimirlos! ), dio inicio al esperado Acceso Sur al Puerto y lidero una discusión que hasta el día de hoy no se resuelve: cuál es el carácter de Valparaíso. ¿ Es una ciudad portuaria? ¿ Patrimonio de la Humanidad? ¿ capital turística? ¿ ciudad universitaria? Cuando veo la gran cantidad de sedes académicas, el importante número de alumnos que se mueve por el eje Brasil y alrededores, por Playa Ancha, Placeres y Curauma, más me convenzo de la necesidad de cambiar el foco.
La batalla de los puertos parece que ya la ganó San Antonio; el patrimonio necesita una intervención mayor que puede demorar varios años si es que se hace, la industria del turismo es oscilante, pero la vida universitaria parece no decaer.
La PUCV anunció la creación de nuevas carreras, como Medicina y Enfermería, y la Universidad de Valparaíso no se queda atrás en sus planes de crecimiento (aunque no le resultó abrir Veterinaria). Me imagino una avenida Brasil con más servicios para jóvenes y profesores; con librerías (incentivemos la lectura entre los estudiantes, por favor), cafés, ferias, actividades culturales y deportivas, por que no. Reconozco que mejorar el sector es un gran desafío. El bandejón central tiene varios problemas: el suelo de tierra está lleno de hoyos y varias de las antiguas estatuas están en mal estado o simplemente desaparecieron. Qué diría Carlos Lastarria de este abandono, otrora crítico de arte de este diario y que conocía de memoria la historia de cada escultura y monumento. Si bien hay sectores que la municipalidad ha recuperado, como el entorno del Mercado El Cardonal, falta mucho por hacer. Pienso en la gran cantidad de personas en situación de calle que pernoctan sobre el pasto, bajo las palmeras. Es un tema sensible de abordar, no es cuestión de echarlos y prohibirles que vuelvan, como muchos quisieran hacer. Se necesita una intervención mayor para que ojalá dejen la calle y mejoren así su calidad de vida. No creo que sea un imposible. No soy experta en economía ni en inversiones. Pero el sentido común me dice que los porteños podríamos ser más felices si la avenida Brasil se transformara en un lindo paseo y en un motor de la cultura local.
O Me imagino una avenida Brasil con más servicios para jóvenes y profesores; con librerías (incentivemos la lectura entre los estudiantes, por favor), cafés, ferias, actividades culturales y deportivas, por qué no.. Me imagino una avenida Brasil con más servicios para jóvenes y profesores; con librerías (incentivemos la lectura entre los estudiantes, por favor), cafés, ferias, actividades culturales y deportivas, por qué no.