Anticuaria de Plaza Pinto denuncia exclusión y “castigo” por parte de agrupaciones administradoras
Anticuaria de Plaza Pinto denuncia exclusión y “castigo” por parte de agrupaciones administradoras Jeremy V.
Quiroz prensa@latribuna.cl En En la Plaza Pinto, corazón de la ciudad donde se mezclan mezclan los aromas de comidas comidas caseras, frutas frescas y los tradicionales puestos que ya son parte de la identidad local, persiste persiste una disputa entre sus beatanos, beatanos, con acusaciones cruzadas y rumores variados. En ese pequeño universo de toldos y cultura local, no todo es comunidad ni colaboración.
Bajo la sombra de lo que debiera ser un espacio compartido, los anticuarios anticuarios denuncian exclusión, persecución y una constante amenaza de expulsión por parte de la agrupación que organiza los cupos para poder operar en el lugar. “Somos solo tres anticuarios y están tratando de eliminarnos. eliminarnos. A mí me desvincularon de la agrupación y llevo seis meses funcionando de forma irregular”, afirma Mabel, artesana y anticuaria anticuaria de la Plaza Pinto. SIN RESPALDO INSTITuCIONAL Mabel no tiene agrupación ni respaldo institucional.
Fue expulsada de la organización a la que pertenecía tras denunciar irregularidades, y desde entonces ha vivido una guerra silenciosa: no puede formalizarse ni acceder a un lugar fijo sin ser aceptada desistir de su ocupación. por otra agrupación. “Mi puesto se llena porque la gente valora lo que vendo, pero eso molesta. El éxito en este lugar, a veces, se paga caro”, comenta. Vive con su hija, su nieta y otros dos familiares. Tiene una credencial de discapacidad, es parte del 0% más pobre del país y sostiene el hogar con lo poco que genera vendiendo sus artículos artículos en la plaza. “Esto no es solo un negocio, es el pan de cada día. Si no vendo, no comemos”, cuenta. Su hija trabaja como bodeguera bodeguera para cubrir las cuentas básicas del hogar.
Todo lo demás el pan, e1 gas y lo mínimo para poder vivir corre por cuenta de su negocio y la pensión de invalidez que recibe mensualmente. 20 AÑOS DE DEDICACIÓN Mabel llegó desde Valparaíso a Los Angeles hace 20 años.
Se ha dedicado toda su vida a la labor de anticuaria, para lo cual ha realizado realizado distintos cursos con el fin de ofrecerunartículo cultural de calidad y con identidad para cada uno de sus clientes. Es una restauradora autodidacta, autodidacta, conocedora de la numismática numismática yla filatelia. “Yo no vendo cachurcos. Cada objeto tiene una historia y cultura. Pero nos tratan tratan como basura”. Para poder comerciar en la Plaza Pinto, el sistema no exige patente ni permiso, pero sí pertenecer pertenecer a una agrupación, las cuales administran los cupos del lugar. Sin eso, el acceso se cierra. Según Mabel, para quienes quienes están fuera del círculo de la agrupación, el panorama es hostil. “Me echaron por hablar de corrupción, y aunque ya no mc instalo donde estaba, igual me persiguen”, afirma.
Asegura que en los últimos meses ha sido objeto de fiscalizaciones fiscalizaciones constantes por parte de funcionarios municipales, enviados según ella con la intención de multarla por instalar instalar su puesto sin el respaldo de las agrupaciones que operan en el lugar. PRESIÓN CONSTANTE “Los inspectores me conocen y no mc quieren multar Pero la presión es mucha”, revela Mabel a La Tribuna.
Debido a la acumulación acumulación de advertencias por parte de los inspectores municipales, Mabel decidió desistir de mstalarsc mstalarsc en la plaza durante esta semana, por miedo a que finalmente finalmente sea multada y acumule otro gasto más en su delicada situación. Otro afectado es don Miguel, el anticuario de la Librería Móvil que tradicionalmente se instala en la intersección de las calles Baqucdano con San Martín. Tiene permiso para funcionar, pero su biblioteca móvil un rincón cultural ambulante está bajo amenaza constante. “Quieren eliminarlo porque fue presidente de la agrupación anteriormente. anteriormente. Ahora lo castigan por rencillas personales”, denuncia su colega. Mientras se discute la formalización formalización del comercio ambulante ambulante y la regulación de los espacios públicos, los anticuarios restauradores, restauradores, recicladores y memoriosos memoriosos del pasado siguen en la incertidumbre. Comerciantes de artículos culturales se encuentran de brazos cruzados tras ser expulsados por las organizaciones que administran los espacios. Hoy, enfrentan fiscalizaciones y la constante amenaza de multas, pese a llevar años vinculados al sector. LAS CONSTANTES ADVERTENCIAS de los inspectores municipales han llevado a los anticuarios a SEGÚN LA NORMATIA VIGENTE, se requiere pertenecer a una agrupación para comerciar en la Plaza Pinto..